Roberto
Baschetti

Gaite, Héctor Enrique

Como bien explica Jorge Alessandro en su excelente libro investigativo que lleva por título “Peronismo Rebelde y Plan Conintes. El caso de la CGT Regional La Plata, Berisso y Ensenada”, caído el gobierno constitucional peronista en 1955 comenzó una resistencia activa del pueblo en general y la clase obrera en particular contra el sanguinario gobierno de Aramburu y Rojas. Tal grado de resistencia que incluyó hechos de violencia contra el aparato estatal, llevó a la detención y tortura de miles de peronistas que fueron juzgados por Tribunales Militares a través de procedimientos sumarios totalmente arbitrarios y sin garantía judicial alguna para los acusados. Alessandro se explaya: “Aquella reformulación de las hipótesis de guerra, confirió a los militares el rol de guardianes internos de la seguridad y consecuentemente el de custodios del modelo económico y social vigente, haciéndole cumplir a las Fuerzas Armadas una función de policía interna contra las ‘indocilidades populares’. En el desarrollo de esta nueva doctrina, lo que resulta plenamente novedoso es precisamente la más amplia intervención de las Fuerzas Armadas locales en tareas de represión interior”. El Plan Conintes fue dado a conocer el 13 de marzo de 1960, a través del decreto 2628, por el presidente Frondizi, un truhan que subió a presidente con los votos del peronismo proscripto y luego entregó el país al Fondo Monetario Internacional. Los jueces militares dijeron que a Gaite “se le comprobó la participación como cómplice secundario en una tentativa de transporte de explosivos el 22 de marzo de 1960 y la presencia en una reunión efectuada en Buenos Aires en fecha reciente y a la que concurrieron Logiurato (Haroldo Santos. Ver su registro) y Cabo (Armando. Ver su registro) y en la que concertaron un envío importante de materiales explosivos a La Plata, que luego no se concretó”. Lo condenaron a un año de prisión, los mismos tipos que bombardearon Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 y dejaron al menos 308 muertos y más de mil heridos en su gran mayoría civiles. Para ahondar su sufrimiento el 11 de junio de 1960 lo trasladaron junto a otros compañeros peronistas a la gélida cárcel de Ushuaia, en su Pabellón N° III. Allí estuvo 102 interminables días y debido a la presión de distintos medios fue trasladado a la cárcel de Viedma, el 22 de septiembre del mismo año. Se desconocen otros datos.