“Pancho”. Aporta una reseña sobre su persona, Gustavo A. Palma, en el tomo IV de “Los Malditos”, editado por las Madres de Plaza de Mayo. “Nació en Catamarca el 6 de junio de 1938, con una discapacidad motriz congénita y crónica que lo acompañó el resto de su vida. Confinado en una silla de ruedas, esa realidad enriqueció su mundo interior. Poeta, crítico cinematográfico y teatral, militante político, lo recordaremos siempre por su actuación en ‘El rigor del destino’ dirigida por Gerardo Vallejos. Su conmovedor retrato de sí mismo quedará en la memoria colectiva. Célebre en la noche tucumana por su risa, su bigote y su silla de ruedas, recuperó voces postergadas. Heredero y partícipe de toda la poesía popular, influenciado por Juan Gelman, logró que la noche, la bohemia y el fútbol siempre estuvieran presentes en su obra. Con dos dedos y una vieja Olivetti, “Pancho” entró al selecto grupo de los escasos buenos poetas de estos tiempos. Su padre –el médico y psicoanalista Jorge E. Galíndez- fue una figura básica en su formación, pues lo ayudó a aceptar sus limitaciones. Utilizó un lenguaje coloquial pleno de lirismo y compromiso militante. Publicó cuatro libros y numerosas críticas de cine y teatro que aparecieron en “La Gaceta”, “El Pueblo” y “Noticias”. Identificado con posiciones de la izquierda nacional y del peronismo revolucionario, pagó las consecuencias en la dictadura, como tantos otros. El silencio y el desempleo fueron sus amigos (…) Falleció el 2 de octubre de 2002 y nos quedará su imagen como metáfora de un destino creador. Un hombre en una silla de ruedas, símbolo de la impotencia de la Argentina como país”.