Roberto
Baschetti

Garay, Germania

Habla Ricardo Alfredo “Pelito” Escobar, su hijo, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) en Misiones en 1976. “Fue hace 34 años, de noche, cuando en nuestra casa de madera humilde, abracé a mis padres y mientras hablaba con Germania que me transmitía sus fuerzas y bendiciones, observé los ojos de Estanislao (mi padre) cargados de preocupación; todo hacía presagiar lo que vendría después y como cambiaría la vida de nuestra familia”. Y más adelante agrega: “Ese día en que los de la patota entraron a los gritos y amenazantes, fue la primera vez que Germania se topó cara a cara con quienes serían los verdugos de sus hijos y sus compañeros, y ante quienes jamás se callaría ni agacharía la cabeza. Aquel día el oficial a cargo la enfrenta diciéndole ‘usted sabe que sus hijos son terroristas asesinos’; ella sin guardar silencio: ‘no señor, mis hijos no son terroristas, son Peronistas…’ (…) Germania y Estanislao tenían menos de treinta años cuando compraron los dos lotes donde construirían su casita de madera y techo de zinc, sin luz eléctrica durante años a dos cuadras de la usina nueva. Allí crecimos los tres hermanos, en un barrio de trabajadores y muy felices rodeados de amigos, con el río Paraná cerca, arroyos, monte y fútbol. Estanislao traía su quincena de albañil y Germania se encargaba de la crianza y educación nuestra, más un sueño: que sus hijos tengan estudios y seamos ‘alguien’ en la vida. Germania tiene dos pasiones: el ser Peronista y de River. Esa persona que apenas alcanzó el segundo grado, tiene una inteligencia innata, que consolidó en la escuela de la vida, era un referente natural del barrio, y cuando había que ayudar, era ella la primera. Desde muy chico pude recordar charlas de mis padres sobre un ‘tal Perón’, que alguna vez volvería y que los pobres estaríamos mejor. También la recuerdo preparando olladas de tallarines para todos los compañeros que venían a casa, a reuniones y posteriores guitarreadas con Pelo, Miguel, Oscar, Panchito, Miqui y tantos otros… Ella siempre presente junto a nosotros, jóvenes que empezábamos a sentir la pasión de ser peronistas (…) En el año ’80, plena dictadura, estando yo en la cárcel de La Plata, me cuenta que la vinieron a ver una pareja de compañeros del exterior, ‘y vos que hiciste, le pregunto’. Me dice, ‘preparé comida y se quedaron a dormir’; protesto en voz baja, ‘pero mamita, tené cuidado que los milicos te pueden secuestrar’ y ella me explica con la sencillez de siempre ‘pero mi hijo si son compañeros’. Fue así que Germania fiel a sus ideales, en el ’83 abre su Unidad Básica y adhiere a Intransigencia y Movilización Peronista que en Misiones encabezaba el Doctor Leopoldo López Forastier (…) También la recuerdo en aquella movilización de los derechos humanos frente a la cárcel de Villa Devoto en octubre del ’83. Allí estaban cientos de personas cantando y gritando para lograr nuestra libertad: familiares, amigos y compañeros, mientras nosotros desde adentro nos trepábamos a las rejas y observábamos sus rostros con emoción y lágrimas… ¡Habían pasado siete años!… estábamos vivos, enteros, con muchos sueños; y de golpe veo entre la gente y los carteles a una mujer pequeña, negrita, de ojos color turquesa mirando seria y en silencio hacia los ventanales. Era Germania, parada y sujetando un cartel con la leyenda ‘Libertad a Pelo (mi hermano) y Pelito Escobar (yo) presos por peronistas’. Y la verdad que esto me transporta en el tiempo, me acelera el corazón y me nubla la vista al pensar en aquella mujer que salió de un pueblito del Paraguay a los 15 años; y ahora estaba allí con su bandera en Buenos Aires, luchando por sus hijos. ¡Gracias Mami! Esa Mami que hasta el día de hoy me dice ‘nunca dejes de luchar por los humildes’. A ella el abrazo y el beso más tierno que puede entregar un hijo a su madre”.