Roberto
Baschetti

García, María Beatriz

“La Chiquita”. Nacida con la primavera, el 21 de septiembre de 1950 en la Clínica Regional de Necochea. Tuvo una lesión en una de sus piernas que la acompañó de por vida, y que le dejó una cicatriz muy importante y el hueso afinado. Mudada con su familia a Morón (provincia de Buenos Aires); luego de pasar meses de yeso, de rehabilitación y de caminar con dos bastones, se inscribió en el Colegio Nacional “Manuel Dorrego” del lugar, concluyendo el secundario en el turno noche. Era de leer mucho y se hizo fanática de Boca Juniors yendo siempre a sus partidos. Dibujaba muy bien y pintaba maravillosamente. Con el título debajo del brazo consiguió trabajo como ayudante de laboratorio en el sanatorio Antártida y se inscribió en la UBA para cursar dos años de Agronomía. Paralelamente daba catequesis y trabajaba en los barrios periféricos. Los chicos del lugar (barrio Los Pinos, por ejemplo) la adoraban porque se pasaba horas jugando con ellos. Por su compromiso con la Justicia Social, pese a venir de un hogar antiperonista se sumó a las huestes de la Juventud Peronista y muy posiblemente luego a Montoneros. María Laura García, su hermana, asevera: “Era una persona sumamente solidaria, muy sensible a lo que le pasaba a los demás, desde un animalito hasta una persona. Se le partía el alma y era capaz de darte todo lo que tenía. No le preocupaba si tenía mala o buena ropa y si poseía algo más te lo daba. Tampoco le importaba lo económico. Nunca le interesó. No se quedó con nada para ella, lo dio todo comprometiéndose por los más humildes, sabiendo plenamente a los que se exponía”. Fue secuestrada-desaparecida un día de la patria, el 25 de mayo de 1977. Fueron a su casa, sita en Benito Juárez 2917, Haedo, provincia de Buenos Aires. Los bestias que hicieron el trabajo sucio se robaron todo lo que tenía algún valor y lo que no les interesó “afanar” lo rompieron: Dejaron una pila de libros rotos de más de un metro de alto que abarcaba todo el centro de la cocina, dispuesta como para prenderle fuego y los discos de esa época habían sido rotos con el taco de los borceguíes”.