Roberto
Baschetti

Gherman, Ángel Pedro

Inició sus estudios en el Colegio Nacional de La Plata y antes de obtener su título de Bachiller, abandonó la institución educativa producto del deterioro de salud de su padre. Su actividad laboral comenzó en el Frigorífico Armour en la sección Embarque, espacio laboral que lo acercó a la realidad de los trabajadores y despertó en él una vocación política y social. Junto con un grupo de jóvenes fundó la biblioteca del Club Almafuerte y antes del 17 de Octubre de 1945, erigió el Ateneo Juvenil Peronista Revolucionario. Hasta septiembre de 1955 (golpe cívico-eclesiástico-militar) fue diputado peronista con tan solo 27 años de edad. Para ser propuesto debemos remontarnos a los momentos previos a las elecciones nacionales de 1951. En la lista partidaria peronista estaba en el último lugar, pero la propia Evita corrigió con su puño y letra tachando algunos nombres y diciendo “No, acá tiene que ir el pibe” y lo colocó como candidato a diputado junto a un par de mujeres que también sumó al listado. Fue un reconocimiento a su militancia desde tan joven. La historia de amor entre Gherman y el peronismo databa de antes, cuando en un lejano día de 1944, Perón llegó a Berisso y habló a los obreros desde un improvisado palco. Ángel quedó muy impactado por el discurso de ese joven oficial que defendía a los trabajadores y en un arrebato de emoción eufórica, desde abajo del palco gritó “¡Este es el Hombre que necesita el país!” lo que ocasionó que el propio Perón se inclinara sobre la baranda y acariciándole la cabeza, le expresara: “Tranquilo pibe…” y desde ese momento Gherman se hizo peronista para toda su vida. Caído Perón se sumó a la Resistencia Peronista. Y armas en mano copó con otros civiles y militares dirigidos por el teniente Coronel Cogorno (ver su registro), el Regimiento 7 de Infantería de La Plata, el 9 de junio de 1956, con el fin de restaurar la democracia conculcada por el sanguinario dúo conformado por Aramburu-Rojas. Desbaratado el intento revolucionario por el gobierno de facto y ante la inminente represión y bombardeo por aviones al regimiento antes citado, Ángel Pedro se dirigió a su casa frente al Club Almafuerte, guardó la pistola 45 en una bolsa impermeable y la enterró en un gallinero, a su vez, el pozo producido, fue tapado con excrementos gallináceos. Ya estaba canchero para esos menesteres: el año anterior junto a su madre ocultaron una enorme foto enmarcada del Presidente Juan Domingo Perón acompañada por una dedicatoria que decía: “Al Diputado D. Ángel Pedro Gherman con gran afecto. Buenos Aires, 4 de junio de 1954”. Este militante pensó por un momento en ir a trabajar como siempre al frigorífico como una manera de pasar desapercibido, pero una vez allí, otro compañero, lo sacó de rajes, ya que estaba buscado por los represores por ser uno de los cabecillas de la intentona “subversiva” y lo buscaban para aprehenderlo y fusilarlo. Su mujer contactó a una familia rumana amiga que le dio albergue clandestino. El dueño de casa trabajaba en otro frigorífico y volvió espantado al fin de su tarea, porque supo que las represalias serían terribles si encontraban a este hombre en su casa. Gherman no quiso crear problemas y decidió irse. La mujer rumana redobló su compromiso y no lo dejó; le contó que habían ido por su casa a buscarlo y al no encontrarlo se lo llevaron a su hermano y le hicieron un par de simulacros de fusilamiento para que cantara donde estaba él, cosa que no sabía y entonces lo largaron. Pero finalmente al otro día, Ángel dejó esa casa de los rumanos, ni bien se hizo de noche debido a que no quería comprometerlos más. A campo traviesa y en la oscuridad cruzo pajonales y eludió perros ladradores, hasta llegar a una casa de la Villa San Carlos, que fue la primera que encontró a su paso. Allí vivía nada menos que un pastor ruso que le dio cobijo entre su familia, mostrando una solidaridad que incluyó un fuerte abrazo y una promesa de no dejarlo caer en manos de los militares. Pasado el chubasco, Gherman pudo escapar en lancha al Uruguay y recibir asilo político. Se ganó la vida plastificando pisos junto a su compañero de militancia Alberto Proia (ver su registro) hasta que una amnistía política del gobierno de Frondizi (1958-1962) lo trajo de vuelta a la Argentina. Gherman multifacético fue también presidente de la Iglesia Bautista de Berisso con sede en la calle 165 entre 10 y 11; y en octubre de 2016 en tanto presidía el Círculo de Legisladores de la Provincia de Buenos Aires recibió un justo homenaje a su trayectoria en defensa de las banderas nacionales y populares, por parte de la Honorable Cámara de Diputados provincial. La foto que ilustra esta reseña fue tomada en el año 1969 durante un acto partidario.