Falleció a la edad de 77 años el 22 de junio de 2021 en un sanatorio capitalino donde estaba internado desde el 19 de mayo del mismo año por Covid. Años anteriores había tenido con éxito un trasplante de riñón donado por su hermana. Con él se fue el intelectual más brillante de nuestra contemporaneidad. Nació en Buenos Aires el 1° de febrero de 1944. Con padre ausente, fue criado por su abuelo ferroviario en el barrio porteño de Villa Pueyrredón. El colegio secundario lo hizo en el Sarmiento donde no solo aprendió lo que tenía que aprender sino también fue testigo de las reyertas entre tacuaristas y judíos, liberales y nacionalistas. Allí fue parte del centro de estudiantes. La voracidad por leer apareció en su vida por entonces, o quizás mucho antes. Estudió Sociología en la Universidad de Buenos Aires (UBA). La resistencia a la dictadura del general Onganía lo encontró al lado de otros profesores y estudiantes formando parte de las “Cátedras Nacionales”, (1968-1972) que eran clases paralelas, donde concurrían más oyentes que a las oficiales y donde se enseñaba nuestra verdadera historia nacional y popular, oculta desde siempre por el sistema. Comenzó a escribir en revistas paradigmáticas del género como “Antropología 3er. Mundo” y “Envido”, además de hacer escuchar su voz sobre los tres ejes fundamentales por donde pasaba la discusión y la acción en aquel momento: Cristianismo, Marxismo y Peronismo. Fue parte de la Juventud Peronista (JP) y de su paso por ella es la foto –con un primer plano suyo- que ilustra la presente reseña, cuando concurría y era referente en una Unidad Básica en el barrio porteño de Flores. Comenzó a militar en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y luego se sumó al Movimiento Revolucionario Peronista (MRP) para terminar abrevando en Montoneros. De esta agrupación tomó distancia en 1974 cuando la discusión con Perón y la muerte de Rucci. Allí se sumó a la Juventud Peronista Lealtad (JP Lealtad) de efímera existencia. Estuvo preso en la cárcel de Devoto y en la tenebrosa Superintendencia de Seguridad Federal y unos 6 meses en el Departamento Central de Policía. Liberado, en 1976 se exilió en San Pablo, Brasil, ya era sociólogo desde 1970. Dio clases, cursó el doctorado de la carrera y hasta escribió un libro sobre Evita en portugués. Volvió a la patria en 1983 y sumo cátedras, alumnos, libros y reconocimientos al por mayor. Polemista consumado, desde el género del ensayo, apretó más de un zapato de aquellos que se consideraban las “vacas sagradas” de las ciencias sociales y hasta de otros rubros como la literatura y la política. Entre 2005 y 2015 fue el director de la Biblioteca Nacional donde llevó a cabo una gestión brillante como nunca hubo antes en toda su historia. Para mayores detalles sobre su paso por esta alta casa de Estudios ver mi trabajo “Horacio González en la Biblioteca Nacional” en la www.agenciapacourondo.com.ar. En el año 2008 producido el ataque de la derecha y los oligarcas al gobierno nacional y popular fue uno de los mentores de “Carta Abierta” foro de afirmación, discusión y debate que agrupaba a intelectuales de diversas procedencias, pero todo consustanciados con el kirchnerismo y su acción de gobierno. Quien quiera saber más sobre su vida y obra recomiendo leer la nota “El Hombre que invitó a Pensar” escrita por la periodista Silvina Friera en “Página 12” del 23 de agosto de 2021. Hago mías las palabras del dramaturgo Mauricio Kartun para despedir a este querido amigo: “Horacio es como un relámpago, en un instante breve ilumina un territorio y cuando desaparece, la imagen queda inscripta adentro tuyo”. Conmigo, exactamente fue así.