26 años de edad. Los “Amigos de la Comisión de Memoria, Verdad y Justicia de Flores-Floresta”, llevaron a cabo la instalación de una baldosa conmemorativa en recuerdo de esta compañera del peronismo montonero y dos militantes más de la misma organización, ejecutados sumatoriamente por el Terrorismo de Estado en el departamento ubicado en el 6ª “A” del edificio de Bacacay 2215, al resistir un secuestro, el 19 de abril de 1977. En la vereda del lugar dice: “Que esta baldosa sea una vela encendida que mantenga presentes sus ideales y su lucha”, porque “fueron eliminados, borrados, desaparecidos con la esperanza vana de desintegrar sus ideas, su lucha, su sed de cambio, sus ansias de un mundo distinto. Hoy reaparecen a través de una simple baldosa, de un pedazo de cemento colorido que se manifiesta ante la vista de los transeúntes, que llama su atención, que activa la memoria. Las baldosas buscan cambiar el sentido de las marcas de la muerte por las huellas de los pasos de la vida. Intentan preservar del olvido el paso por esta tierra de aquellas personas que lucharon para que un futuro distinto aconteciera. Con la llegada de la dictadura, ya no hay lugar para la participación popular y mucho menos para la organización de los trabajadores. Y esos militantes políticos y sociales pagan un alto precio. Ellos, como tantos, son perseguidos. Sus casas son allanadas. Su Unidad Básica destruida. Algunos logran sobrevivir y pueden salir del país y se exilian. Otros corren una suerte más trágica. Tal fue el caso de Liliana Patricia Griffin, Patricia Clariá y Mario Alfredo Frías”. El homenaje ocurrió el sábado 16 de noviembre de 2013.