Se crió en el ámbito de una familia numerosa, con sus hermanos y primos. Durante su adolescencia jugó al rugby en el club Matreros de Morón, provincia de Buenos Aires. Se recibió de médico en 1972 en la Universidad de Buenos Aires. Con 28 años ejercía su profesión en el Hospital Italiano y fue propulsor de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) en dicho establecimiento hospitalario. Integrante del Equipo de Sanidad del Ejército Montonero. Ya durante la dictadura militar permaneció clandestino en Buenos Aires. Los marinos tratan de agarrarlo en una cita que tiene en el bar “Gildo” de Corrientes y Medrano, los represores entran por una puerta y él sale por la otra. Lo persiguen. Busca refugio en el Hospital que está ahí cerca y tan bien conoce. Hay una persecución cinematográfica por todo el edificio; acorralado en un pasillo cercano a terapia intensiva se toma la pastilla de cianuro. Los represores obligan a los médicos de guardia en terapia -bajo amenazas- a que hagan todo lo necesario para que la expulse. Gustavo les ruega que no lo hagan, que lo dejen morir. Al final los facultativos que discutiendo con los represores tratan de ganar tiempo, se ven obligados a revivirlo y los milicos se lo llevan para interrogarlo y torturarlo hasta la muerte. Fue el día 18 de julio de 1977. Él esperaba el nacimiento de su primera hija. Uno de los intervinientes en el operativo de secuestro fue el oficial de la Policía Federal Roberto González (a) Federico. Sobre el hecho, los diarios “La Nación” y “La Prensa” tan canallas y gorilas como siempre, titularon el hecho, que no pudieron ocultar,como “Un peligroso delincuente buscó refugio en un hospital”. El hallazgo de sus restos se produjo el día 20 de agosto del mismo año en la Morgue Judicial, donde el cuerpo de la víctima había sido remitido por orden del Comando Militar de la Subzona capital. A la semana, los marinos volvieron y con las armas a la vista se robaron el libro de guardia donde constaban todas las irregularidades cometidas que tuvieron como víctima a Gustavo Alberto Grigera. Su esposa, Mónica Dupuy (fallecida en 2008) le escribió a la hija de ambos, Victoria, cuando estaba por nacer: “Aunque sé que está todo patas para arriba, Papi quería cambiarlo, quería que todos los chicos tuvieran pan, que no solo unos pocos tuvieran mucho. Fue un gran hombre, pudo tenerlo todo, pero lo dejó por los demás”. Sin lugar a dudas, Victoria tiene que estar muy orgullosa de su padre que dio su vida por una causa noble. Avancemos en el tiempo sobre aquella niña: estamos en mayo de 2014. El espectáculo “Montonerísima”. Es una creación de Victoria Grigera Dupuy –más conocida como “Vicki G”-, que propone un stand up de corte político, cómico y cargado de humor negro. Se trata de un show que mezcla la historia personal de su anfitriona, hija de padre militante desaparecido y madre también militante que la crió al calor de nuestra historia nacional signada por la tragedia de la última dictadura cívico-militar, “¡Hija e’tigre!” se me ocurre exclamar al releer esto. Más acá en el tiempo, el Honorable Concejo Deliberante de Morón en sesión extraordinaria de fecha 5 de diciembre de 2013, entregó a sus familiares un “Reconocimiento Treinta Mil Motivos” por la militancia de Gustavo Alberto Grigera. Su hermano Pablo al recibir la distinción, expresó: “Lo que yo opine realmente no importa mucho, pero como todos fantaseamos con la idea de que diría Gustavo, en este caso, si estuviera acá; bueno, yo creo que estaría muy contento, muy asombrado de ver el contraste entre este Morón del 2013 y aquel Morón de 1977, obviamente. Creo que él tendría bien en claro donde estar, políticamente, en este momento de la Argentina”.