Roberto
Baschetti

Hormaeche, Luis Alberto

“Negro”. Nacido en la ciudad de Santa Fe un 28 de mayo de 1937. Integró con otros amigos el grupo folclórico “Los Paranaseros”, y creó con otros tan atrevidos como él, uno de los grupos más creativos que dio esa juventud santafesina, el grupo “Musicanthropus”, grupo humorístico-musical que sigue reencontrándose tras décadas en los escenarios y recordando siempre al “Negro” en cada oportunidad que se presenta. Sobresalió además como cantor guitarrero por las verdades que hablaba entre las notas que ejecutaba, haciendo palpables las necesidades de sus compatriotas más necesitados, lo que lo llevaba a su vez a entender el sufrimiento y tratar de alcanzar una sociedad más justa. Fue militante de la Agrupación “Eva Perón” de empleados públicos santafesinos. Se integró a la misma apenas fue fundada. Él era delegado de Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) por el Ministerio de Obras Públicas, aunque también desempeñaba tareas sindicales en el Coro Provincial donde cantaba. Fue integrante de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) Regional II. La dictadura militar lo apresa (4 de abril de 1977) y lo encierra en la cárcel de Coronda (Unidad Penal N° 1. Instituto Correccional Modelo). Desgraciadamente, muere por falta de atención médica el 19 de diciembre de 1977. Otro asesinato más; teniendo en cuenta que su madre le llevaba la medicación a la cárcel, ya que su hijo sufría hipertensión, pero ésta no le era administrada. Cuenta su hija Laura: “Una mañana me despierto con una sensación de congoja tremenda. Seguro le habrá pasado de tener uno de esos sueños que parecen reales. Bueno, en el sueño que tuve, mi padre me venía a visitar. Era muy extraño, el aire estaba dorado, con una luz como la del atardecer. Como sería de vívido el sueño, que han pasado más de 40 años y me acuerdo como si fuera ayer. Como le decía, en el sueño estábamos en la casa de él, que tenía un patio enorme, y caminábamos por ahí, entre los frutales… Yo tenía una mezcla de asombro y emoción; le preguntaba a cada rato: ‘qué estás haciendo acá, ¿cómo que te dejaron salir?’. Él me decía que tenía poco tiempo, que se tenía que ir, que lo estaban esperando. Me decía que había venido a despedirse. Yo no entendía; me llevaba de la mano y me sonreía: ‘¿pero a dónde te tenés que ir?’ le preguntaba: y de pronto, todo se empezó a desvanecer. Me desperté llorando, con las imágenes grabadas en la cabeza, como si hubiera pasado de verdad. Y sabe lo que es lo más increíble, tengo un hermano más chico, y parece que esa noche, él también soñó que lo visitaba. Bueno, ahora le voy a contar lo peor, usted no me va a creer. Esa mañana, después del sueño, nos llaman por teléfono para avisarnos que la noche anterior, mi padre había tenido un ataque. Parece que alcanzaron a subirlo a la ambulancia para trasladarlo, pero no llegó. Son unos cuantos kilómetros desde allá hasta el hospital de acá. Y bueno, se ve que él, aprovechó el viaje para despedirse. Así de vital era mi padre”.