“Jajasita” le decía su padre por la risa constante que iluminaba su cara. Nacida en 1922. Se crió en el barrio porteño de Almagro; calle Potosí al 4.200. Su padre no la dejó estudiar Medicina como quería porque no era labor para una dama. Cuando se divorció luego de un matrimonio arreglado entre mayores por conveniencia, fue mal vista por su entorno social. Histórica del peronismo trabajo junto a Eva Perón, lo que le valió repudios familiares para siempre. Blanca solía decir “En mi época se decía que el hombre era quien te hacía mujer, pero a mí me hizo mujer Evita”. Formó parte de una Unidad Básica de la Rama Femenina del Peronismo y trabajó en la Ciudad Infantil y la Ciudad Estudiantil, paradigmas de una Argentina que se ocupaba de lo social y del bienestar de sus habitantes desde pequeños. Trabajó con todas sus fuerzas para que el voto de la mujer fuera una realidad en la Argentina peronista. Caído Perón en 1955 se sumó a la Resistencia. A fines de los’60 se dio el gusto de inscribirse en la Facultad de Medicina y con 40 años vividos a pleno, ser parte luego de la Juventud Peronista. La Triple A la amenazó y con su nueva pareja se asiló en Perú, cuna de su familia paterna. En la tierra de Mariátegui y Velasco Alvarado fue una de las fundadoras de la organización feminista “Flora Tristán”. Con respecto al golpe de Videla y otros cipayos entorchados, era autora de una frase que debería haberla patentado por lo exacta: “La dictadura puso los derechos y los peronistas pusimos los humanos”, eufemística manera de explicar una verdad irrefutable como es que, la gran mayoría de los secuestrados-desaparecidos eran de raigambre peronista. De vuelta en Argentina con la llegada de la democracia se dedicó a colaborar para erradicar el trabajo infantil. Falleció el 10 de diciembre de 2015 a la edad de 93 años. “Quizá su corazón no pudo soportar el retroceso que se avecina y se fue justo el día en que un cipayo acaba de asumir la presidencia”, me escribe, con tristeza, la compañera peronista Ana Lorenzo.