Muerto por la policía el 5 de septiembre de 1996 al intentar asaltar –según la versión policial- un camión de caudales de Juncadella. “El Gallego” era un compatriota argentino más, pese a haber nacido en España, por eso su sobrenombre y el castizo de su habla. Allá había militado en la Junta Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS). Aquí, durante toda una época de descreimiento en la política por parte del grueso de la sociedad, él sumó compañeros y esfuerzos para rearmar y consolidar al peronismo revolucionario, a través de un espacio y un medio gráfico que se llamó “El Avión Negro”; mítico nombre que hacía referencia al transporte aéreo que iba a traer de vuelta a la Argentina desde el exilio al General Perón, en los ‘60. Así mismo creó y organizó una Unión de Inquilinos Peronistas con el fin de parar los abusos que se cometían en inquilinatos, casas tomadas, etc. También se preocupó por combatir al menemismo en la última parte de su existencia y en recabar información con el fin de saber la suerte y destino final de más de 200 ciudadanos españoles desaparecidos durante la última dictadura oligárquico-militar. “El Gallego” fue chofer y personal de seguridad de la Embajada de Irán en nuestro país. A un año de su muerte alguien que lo conoció, de nombre Fernando, dijo: “Había una vez un gallego que fiel a lo de ‘mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar’, llegó a Buenos Aires y puso manos a la obra. Activo integrante de grupos cristianos de base, en una Argentina post-Malvinas, donde las elecciones democráticas no garantizan la voluntad popular, ya que el poder está en las multinacionales, los banqueros y la embajada yanqui, vote quien vote y gane quien gane, los problemas del pueblo no tienen solución, sino por medio de las organizaciones libres del propio pueblo. Las calles de La Boca lo vieron en la ‘Unión de Inquilinos’ y poco después crear la ‘Unión de los sin Techo’; en la que tenían cabida cientos de familia que no pudieron pagar un alquiler o siendo estafadas en las inmobiliarias, terminaban bajo un puente (…) Así editó ‘Patria Obrera’, ‘El sin Techo’, ‘Lucha Peronista’, ‘Rotas Cadenas’, ‘El Avión Negro’, colaboró en programas radiales y fundó la editorial ‘Guerra Gaucha’ en donde analizaba la política internacional y la historia; material que dio la vuelta al mundo, por medio de la correspondencia con movimientos populares de liberación en el exterior. Sabiendo que el Movimiento Peronista expresa el mayor nivel de conciencia de los laburantes argentinos, buscó siempre su unidad, para que las quejas individuales se transformaran en protesta popular masiva contra el sistema. Luchó como pudo en el peronismo anti-menemista, para que no se pierda la identidad revolucionaria del pueblo, a manos de los parásitos usurpadores al servicio de la oligarquía. Defensor de los derechos humanos, hizo marchas, cortó avenidas, dio conferencias, ocupó casas y vivió en ellas, hizo huelgas de hambre, fue preso, intentó armar cooperativas de vivienda y alimentos, hizo peñas culturales y videos, se encadenó junto a delegados de ‘La Unión de los sin Techo’ a las puertas del Congreso de la Nación, cuando se trataba la Ley de Desalojos; apoyó a las familias de las Bodegas Giol. En fin, hace un año que Javier murió; hace un año que nos hace falta. Una viejita que lo conoció, me dijo conmovida, al enterarse de su muerte: ‘Casi siempre, los que piensan y actúan como Jesús, terminan como él…’”.