Roberto
Baschetti

Jeckel, Rolando Hugo

“Roby”. “Roly”. Su padre, Kurt Jeckel era natural de Hamburgo, Alemania. Nacido un 20 de julio de 1952. “El Loco” Jeckel era, a su pesar, un “bronce” entre los montos (provenía de Juventud Peronista). Detenido durante la dictadura de Lanusse, no había cantado a nadie, aún bajo tortura. Con el triunfo del peronismo en marzo de 1973, recuperó su libertad en mayo del mismo año. El apodo de loco le venía por el lado de sus gustos estrafalarios: no combinaba los colores para vestirse, se cortaba el pelo al rape como un “junker” alemán (cuando todos los de su edad andaban con el pelo sobre los hombros), siempre estaba hablando de ciencias sociales (filosofía y política), además de ser un amante empedernido de la música clásica. Era una “rara avis” por donde se lo mire; tampoco fumaba ni bebía y odiaba acostarse tarde. En tanto, se destacaba como alumno distinguido en la Facultad de Ciencias Económicas, a punto tal de citar de memoria párrafos de libros de Mao Tse Tung, Frantz Fanon y el mismísimo Von Clausewitz, además proseguía con su aprendizaje en el peronismo revolucionario, donde combinaba sus conocimientos técnicos con su saber teórico, todo por supuesto, al servicio de la revolución. En tal sentido fue el único responsable y ejecutor –esto, con 4 compañeros más- de las cargas explosivas colocadas en el casco del destructor lanzamisiles de la Armada de Guerra argentina, “Santísima Trinidad” que quedó inutilizado. Aconteció el 22 de agosto de 1975 (aniversario de Trelew, renunciamiento de Evita) y le valió un reconocimiento y felicitación de la Conducción Nacional montonera. Su vida personal también era arriesgada. Jeckel tremendamente enamorado, vivió bajo el mismo techo, con una compañera de la organización (Liliana González, ver su registro) que se separó de su pareja (otro montonero), lo que originó un flor de quilombo, ya que la “infidelidad” estaba duramente sancionada en la “orga”. Ellos dos siguieron adelante pese a todo. Luego del golpe militar del ’76, siguió “El Loco” resistiendo a la dictadura y se mostraba particularmente duro e irreductible en sus posturas con aquellos ex compañeros que desertaban o abandonaban, poniendo en peligro la seguridad del resto. Al final, “El Loco” no fue a una cita con su compañera Liliana, estipulada para el 15 de marzo de 1977 y fue secuestrado 3 días más tarde en su domicilio de avenida Independencia 3177, 7º C, barrio porteño de San Cristóbal. Fue visto en la ESMA en mayo de ese mismo año antes de su asesinato.