Le decían “Lupo” ó “Lupin” por su parecido físico al aviador personaje de una historieta de los ‘60. Kirchner, nace en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz el 25 de febrero de 1950. Terminado su secundario, se va a estudiar Derecho a la Universidad Nacional de la Plata. Allí milita en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN), organización estudiantil que se suma a la constitución nacional de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Luego de un prolongado noviazgo se casa con la actual presidente, Cristina Elisabeth Fernández en mayo de 1975. Durante el desgobierno de María Estela “Isabel” Martínez, Néstor y Cristina son detenidos en Santa Cruz por los militares (verdadero poder detrás de la fachada constitucional), el 6 de enero de 1976, siendo luego liberados. El 1º de octubre de ese mismo año, “Lupo” da su último examen, se recibe de abogado y decide poner su estudio en la ciudad que lo vio nacer. Con el regreso de la democracia comienza una carrera política brillante que lo depositará en la Presidencia de la Nación. En septiembre de 1987 gana la intendencia de Río Gallegos por un margen reducido. En diciembre de 1991 se impone en las elecciones a gobernador de su provincia con el 61% de los votos emitidos. Será reelegido en el cargo dos veces más. El 25 de mayo de 2003, tras la renuncia de Menem a confrontar en la segunda vuelta electoral, asume como Presidente de la Nación en la primera vuelta, tras haber obtenido solamente el 22% de los votos. Cumplirá el período 2003-2007 sin rencores, pero con memoria. Recibió un país devastado. Cuando dijo, “No llegué a la presidencia para dejar los ideales en la puerta” a todos los compañeros se nos prendió una llamita y él con sus acciones de gobierno las hizo fogata, llamarada, incendio. Revalorizó la política como instrumento de transformación de la sociedad. Se volvió a hablar de Patria Grande, Pueblo, Liberación, Militancia. En consonancia con este cambio, en mayo de 2008 asumirá la conducción nacional del Partido Justicialista (PJ). Recuperó para la Nación el control público del Correo, Aguas y Aerolíneas. Se le plantó a los EE.UU. y desbarató el proyecto que Bush tenía para la región y el ALCA… se fue al carajo. Eliminó las leyes de Punto Final, Obediencia Debida (20-8-2003), para que los asesinos tuvieran que rendir cuenta de sus cobardes acciones ante la justicia. Ordenó sacar los cuadros de los dos presidentes genocidas en el Colegio Militar (24 de marzo de 2003. Esa imagen del Jefe del Ejército, general Roberto Bendini bajando el marco que contenía la foto de Videla será eterna e inolvidable). Se acordó de los olvidados de nuestra sociedad y así fue como maestros, jubilados, los niños y sus padres (Asignación Universal por Hijo) comenzaron a tener un presente digno de ser vivido. Cambió la Corte Suprema gorila de “mayoría automática”, resabio del menemismo (5-6-2003). Renegoció la mal habida deuda externa y le dio el raje al Fondo Monetario Internacional (FMI) de la Argentina, al cual debíamos 9.810 millones de dólares (El anuncio fue el 15-12-2004). No de manera casual, esta medida permitió tener la mayor cantidad de reservas disponibles en toda nuestra existencia como Nación. Liquidó el degradante negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social. Impulsó una nueva Ley de Medios que comenzó a desbaratar los negocios concentrados de los empresarios periodísticos afines a cuanta dictadura militar se nos impusiera en los últimos 50 años. Y en tal sentido nuestro deporte nacional, el fútbol, fue televisado gratuitamente para toda nuestra gente. Impulsó la Ley de Matrimonio Igualitario que terminó en parte con la dictadura referencial de la jerarquía eclesiástica en las cuestiones de índole privado. El 17 de julio de 2008 su derrota legislativa con los terratenientes y estancieros (por el voto traidor de Julio Cobos, presidente del Senado), como así también su traspié electoral del 28 de junio del 2009, parecieron poner fin a su momento político. Por el contrario, a partir de ahí redobló esfuerzos. A los enemigos de la Patria, los marcó a fuego, no les dio tregua y los combatió hasta el último minuto de su existencia. Falleció de un ataque al corazón el 27 de octubre de 2010 en El Calafate, provincia de Santa Cruz, el mismo día que se hacía un censo nacional en Argentina, lo que llevó a un anónimo poeta popular a escribir que ese día “se censaron millones de lágrimas”. Hizo un país mejor, más justo y solidario y el pueblo lo acompaño y lo despidió como un elegido; como se había despedido oportunamente a Perón (1974) y a Evita (1952). La frase favorita reproducida en paredes y pasacalles fue: “Néstor con Perón. El pueblo con Cristina”. Fue el mejor presidente que tuvimos en los últimos cincuenta y cinco años. Nunca lo olvidaremos. Queda también inmerso en ese recuerdo cuando con voz firme, durante la Feria del Libro de 2005, dando a conocer una declaración de principios no buscada, recitó el poema de Joaquín Areta (Militante de la UES y Montoneros secuestrado-desaparecido. Ver su registro) que terminaba así: “Quisiera que me recuerdan junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes. Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores, con comprensión por mis debilidades, con cariño por mis virtudes. Si no es así, prefiero el olvido que será el más justo castigo por no cumplir con mi deber de hombre”.