Nacido en 1919. Padre de Miguel Angel y Palmiro. El 10 de octubre de 1976, cumpliendo ordenes del General Leopoldo Fortunato Galtieri, titular del II° Cuerpo de Ejército, unos 20 hombres entre militares y policías, armados y encapuchados, a cuyo mando estaba José Rubén Lofiego (a) El Ciego, avasallan el domicilio de Víctor Labrador y su esposa Esperanza Pérez, les comunican que mataron a su hijo Palmiro y la esposa, golpean con la culata de la ametralladora a Don Víctor y se roban diversos enseres de la vivienda como así también múltiples calzados y artículos de cuero de la fábrica. Luego lo asesinan e inventan un enfrentamiento. Pasado un tiempo y empapada en terror, pero también en una valentía sin igual que la convertiría en una Madre de Plaza de Mayo, Esperanza Catalina Pérez de Labrador, revolvió cielo y tierra para dar con sus dos hijos, su nuera y su marido asesinados. “Señora, si su hijo es montonero”, respondía Galtieri desde la soberbia de quien decide la vida y la muerte. “Si los montoneros son todos como mi hijo. Pues que vivan los montoneros” le respondió Esperanza. Su voz en cuello paralizaba a los verdugos, que solo podían echarla a los empujones: “Saca esa mano de ahí, hijo de puta, que esa mano está llena de sangre de mis pobres hijos”. Junto a su hija María Manuela (Manolí), junto a las madres, mantuvo de forma inclaudicable la lucha, hasta conseguir que Galtieri y otros represores sean citados por el Juez español Baltazar Garzón para ser siempre señalados como asesinos de lesa humanidad.