Roberto
Baschetti

Lahitte, Carlos Luis

“Carlitos”. “Mingo”. Nacido Capital Federal, un 16 de septiembre de 1948. Había estado preso, a disposición del Poder Ejecutivo desde noviembre de 1975 hasta noviembre de 1977. Fue puesto en libertad sorpresivamente, para luego en marzo de 1978, ser secuestrado nuevamente en el departamento que compartía con su madre y hermana. Se lo llevaron hombres de civil armados que se identificaron ante el portero del edificio como de la Policía Federal. Para ese entonces, Carlos, tenía 29 años, militaba en el peronismo montonero y trabajaba en un taller metalúrgico. En 1980 a pedido de un Juez, la Policía dijo que Lahitte había muerto en un enfrentamiento con fuerzas del Ejército el 25 de agosto de 1978, junto a su compañera de militancia Laura Estela Carlotto (ver su registro). Se supo luego que fue un tiroteo fraguado; ambos estaban secuestrados en el CCD “La Cacha” desde antes, en diferentes episodios y los sacaron y los juntaron para asesinarlos. Al poco tiempo se conoció el tenor de una carta enviada desde el exilio mexicano por Alcira Ríos de Córdoba y Luis Córdoba, compañeros de reclusión forzada de Carlos Lahitte, a la hermana de éste, Graciela. Allí afirmaban: “Carlitos fue un excelente compañero, solía sacarse las esposas sin abrirlas, lo cual le permitía pasearse por el salón donde estábamos alojados (en CCD “La Cacha”) conversando con los otros detenidos. Apenas se oían voces o ruidos, regresaba en cuatro patas, raudamente, a su lugar. (…) Por ser uno de los que llevaba más tiempo secuestrado, le hacían hacer fajina, o sea, barrer, repartir la comida, llevar a los compañeros al baño, etc. Esto era hecho por él y otros compañeros, porque eso nos permitía la comunicación entre nosotros, la cual estaba prohibida. De esa manera nos ayudábamos con mensajes, opiniones. En esos momentos, Carlitos estuvo muchas veces charlando con nosotros”. Los restos de Lahitte fueron exhumados en noviembre de 1988 por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). La causa de su muerte fue una extensa fractura que le afectó el macizo facial y que fue producida por el disparo de un cartucho calibre 12 cargado con postas y efectuado a corta distancia con una escopeta. La trayectoria del disparo fue de arriba hacia abajo, de adelante hacia atrás y levemente de izquierda a derecha. El supuesto “enfrentamiento” no fue tal, sólo un invento para justificar otro asesinato.