Hijo orgulloso de un militante villero peronista, a los 27 años y producto de una neumonía relacionada a la Gripe A, falleció en Rosario, este militante de la Juventud Peronista Evita (JP-Evita), un 7 de julio de 2009. Horacio Baster escribió sobre él: “Nuestro hijo-compañero militante Nelson Lezcano partió a mejores batallas. Lo criamos al conjunto de idas y venidas, convencidos que, al protagonizar nuestras pequeñas historias, componíamos en conjunto las de la Patria. Lo recuerdo con pantalones cortos 7/8 años, acompañándonos en la campaña de Cafiero, expropiando (por su medida) los sánguches para quienes fuimos a la Tecnológica en Santa Fe. Siempre junto a su padre, enredándose en todas las tenidas. Su vida estuvo entrecruzada por la militancia de sus mayores. Incondicional, imprevisible, pisando nuestras locas huellas. Esa era la vida que conocía. Creciendo fue anexando sus mejores amigos a la tarea común. Con su innato liderazgo les ofreció, incondicional, el alero de la casa común en la solidaridad, que para él era lo cotidiano. Su simpleza de multiplicar los panes. Y nos apropiamos de su nueva familia –que sin saber era peronista-, e integramos con sus noches y sus días, de penas y alegrías inmensas. Con su fuerza enorme convirtió el potrero en iluminada canchita-estadio azul y oro, compartiendo pelota, alegría, picardia y abuela. Todo lo inmenso que podía brindar. Construyó techos y casas para otros –más pobres que él-, en su cooperativismo iniciático. Extensión en actos de su vida insurrecta que tenía sentido en multiplicación cálida de la sonrisa cómplice. Prolongación en caños para el agua de la Vía Honda, tinglado para el Centro Comunitario, la copa de leche, el Centro Cultural, y lo que no sé… y nunca dijo. Todo alternado con play stations, fernet-cola, noviazgos, frescura y transparencia propias de su generación. Peleó la vida cantando, diría alguien… Recaudador de aerosoles para que las paredes hablen los 24 y en los meses peliagudos del 2008. Y esa inmensa bandera que siempre portaba, la del calor en su tribu de la JP Evita, que defendió llevándose todo por delante a prepotencia de ternura en piñotas (…) Cuando se concrete en realización, esa noche, haremos un pito catalán al destino y flameará su inmenso trapo para llenarnos de fortaleza, derramando alegría y compromiso en la continuidad de la única vida que conoció y conocemos. Ésta, la de nosotros. Ésta, la peronista. Ésta, la del querido Nelson”.