Promoción 1957 del Colegio Nacional Buenos Aires. Casado, 2 hijas. En 1966 fue parte del Grupo Avellaneda de Acción Revolucionaria Peronista (ARP) que integraban entre otros los hermanos Raimundo y Rolando Villaflor. Norberto, abogado, tenía su estudio jurídico en la zona, avenida Pavón al 900. Como profesional del Derecho recupero dos acciones suyas. La primera cuando fue el abogado defensor del grupo de compañeros peronistas revolucionarios involucrados en un tiroteo contra un grupo vandorista, dentro de la confitería “La Real” en Avellaneda el 13 de mayo de 1966, acción que terminó con varios muertos, entre ellos Rosendo García, muy cercano a Vandor. La segunda fue, que aprovechando su condición de letrado tuvo acceso al expediente del hecho antes narrado y se lo hizo llega a Rodolfo Walsh, lo que le permitió a éste escribir luego “Quien mató a Rosendo” y desbaratar la tesis policial del gobierno de Onganía y del vandorismo aliado, en relación a los culpables del hecho. El día 26 de junio de 1971 las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) liberan de la cárcel “Asilo del Buen Pastor”, a cuatro presas políticas. Esa acción hubiera sido imposible de realizar sin la colaboración y ayuda de Liffschitz. El día señalado, entró al establecimiento carcelario con la excusa de hablar con su defendida, Amanda Beatriz Peralta. Lo acompañaba otro militante de las FAP que se hizo pasar por abogado: Bruno Cambareri (ver su registro). Liffschitz le dio dos armas cortas a Peralta y comenzó la acción. A la monja que tenía que entregar las llaves a las presas (y que tenía buena relación con ellas) le agarró un ataque de nervios y tiró el manojo de llaves lejos del alcance de estas. Otros compañeros debieron lidiar con la puerta a balazo limpio y a granadas hasta que cedió. Pero las detonaciones alertan a la guardia penitenciaria y empieza un feroz tiroteo entre estos y otro grupo de apoyo guerrillero en el exterior. Un pandemónium. Logran escapar “La Negra” Amanda Peralta, “Talita” Ana Papiol, Marina Malamud y Ana María “La Flaca” Solari. Cambareri muere en la calle, producto de heridas de bala. Cuando “Talita” sea madre, años más tarde, su hijo se llamará Bruno en honor a este combatiente. Liffschitz, por su parte, antes de pasar a la clandestinidad como miembro de las FAP, dejó su voluntad por escrito: “Dejo de esta forma de participar en la farsa de la justicia, presunta ciega ante la cual casi siempre naufragaron mis intentos de defender la causa de los trabajadores, la causa de los militantes del pueblo presos. Y es que la justicia tiene como función aplicar las leyes del sistema y, por lo tanto, defender sus intereses, defender todo lo que ayuda a sostenerlo y atacar todo lo que quiera destruirlo. La justicia es una parte del régimen y en su balanza las razones de los dueños del capital y de la fuerza desnivelan los platillos. El pueblo no encuentra ni encontrará justicia en el Palacio de Tribunales mientras sea este régimen quien tenga el poder”. Anécdota imperdible que involucra a Norberto Liffschitz: Un compañero de organización, Francisco Granato, le puso el sobrenombre de “Marciano”, el cual le quedó por bastante tiempo. Se lo ganó con motivo de una pintada que los muchachos de ARP estaban haciendo por un conflicto en el gremio de la carne, en la proletaria barriada marginal del Dock Sud. Enchastrados hasta las pelotas, de la nada apareció un tipo que no conocían hasta ese momento. Era Norberto, impecable y enfundado en un perramus de corte europeo, para ayudarlos en la tarea militante. Más datos sobre su persona, aparecen en el libro “Operación Capeletti” de Fernanda Aren y Patricia Somoza editado en 2013 por Planeta y que se centra en la fuga de la cárcel de mujeres en San Telmo. Así pude saber que como era de esperar, Norberto fue amnistado por su accionar político en mayo de 1973 por el decreto del presidente Cámpora. Volviendo a su profesión, como abogado, comenzó a trabajar, siendo asesor legal del sindicato que nucleaba a los trabajadores de Gas del Estado. En 1974, él y su pareja afectiva y militante (Delia Begué) y el pequeño hijo de ambos (Juan Martín) se mudaron de Buenos Aires a La Rioja donde trabajó para la gobernación a cuyo frente estaba Carlos Saúl Menem, un hombre que por entonces reivindicaba a los caudillos federales. Pero destituido éste por el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 y encarcelado, Liffschitz abandonó la provincia y pasó a la clandestinidad nuevamente. Hasta llegar con su pequeña familia a San Pablo, Brasil. A fines de ese año nefasto consiguieron la visa a Francia. En París comenzó a militar con su mujer en derechos humanos. “Poco a poco la pareja cambió la militancia política por el trabajo social. Ligados a un movimiento católico y encargados de un instituto para niños discapacitados, recalaron un tiempo en Italia e Israel. De esas experiencias quizás haya surgido la decisión de Liffschitz de convertirse al catolicismo (…) Norberto Liffschitz murió en 2015