“El Negro” López nació en Córdoba el 9 de septiembre de 1929. Las necesidades económicas familiares hicieron que solo pudiera cumplir con el ciclo escolar primario, luego fue a trabajar de lo que fuera: cadete mecánico, repartidor de diarios, chofer de colectivos. Obrero peronista. Militante de la Resistencia a todas las dictaduras posteriores a 1955. Dirige en Córdoba la primera huelga general contra el fusilador Aramburu. Congresal en el histórico Plenario Gremial de La Falda en 1957. También participó en la confección de varios documentos históricos del peronismo combativo: Huerta Grande (1962); “62 Organizaciones de Pie junto a Perón” (1965); CGT de los Argentinos (1968); la declaración de los gremios peronistas combativos (1972) y el de la unidad de la Juventud Peronista en ese mismo año. Militante activo del Cordobazo en 1969. La dictadura militar de Lanusse ordenó su captura en octubre de 1972 a pedido de la Cámara Federal, por estar acusado de la ejecución de un paro en protesta por el alza del costo de la vida, la desocupación, la vigencia de las leyes represivas y el repudio por la vigencia de la fecha del 25 de agosto como tope para que los candidatos a presidente residan en el país. Secretario General de la Unión Transportistas Automotor (UTA) cordobesa. Titular de la Confederación General del Trabajo (CGT) de Córdoba. En las elecciones del 15 de abril de 1973 (segunda vuelta) fue vicegobernador electo por la fórmula peronista del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), acompañando al gobernador, Dr. Ricardo Obregón Cano. Ambos asumieron el 25 de mayo del mismo año. Una revuelta orquestada por la derecha peronista y elementos residuales del ejército y la policía los desalojaron a ambos del gobierno provincial el 27 de febrero de 1974. El lunes 16 de septiembre de ese mismo y nefasto año, fue secuestrado en Buenos Aires y asesinado en Capilla del Señor por la Triple A, conjuntamente con el ex Subsecretario de Economía de Córdoba, contador Juan José Varas. Como muestra del ensañamiento evidenciado, alrededor de los dos cuerpos se contabilizaron 132 cápsulas 9 mm. y 3 cartuchos de escopeta Itaka. El sepelio de Atilio López en su Córdoba natal fue un acto político de reconocimiento a un militante que dio todo por la liberación nacional y social de nuestra patria. Envuelto en los colores nacionales y con un banderín de Montoneros, su féretro cruzó la ciudad mediterránea hacia su última morada. Aún resonaban las palabras que dijo cuando fue electo vicegobernador: “Pero fundamentalmente me debo a la clase obrera que junto a la juventud ha llenado las cárceles y ha regado con su sangre las calles en la lucha por la liberación”. Por ser fiel a ese mandato, hasta las últimas consecuencias, lo asesinaron. Cabe acotar que en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis por ordenanza Nº 1362-o, del 20 de agosto de 2002, hay una calle con su nombre.