Roberto
Baschetti

López, José Eudoro del Pilar

Nació el 8 de abril de 1934 en Los Molinos, provincia de Córdoba. Quienes lo conocieron lo muestran como una persona buena y muy amable que ayudaba a los demás sin preguntar mucho, que le encantaba leer libros, diarios y hasta la Biblia que se la sabía de punta a punta, además de escuchar la radio a toda hora. Invariablemente vestía de traje y le gustaba tomar mate. “Arbolito” le decían. Docente. Trabajó en el Sindicato de Empleados Públicos (SEP). Obrero de la Construcción. Albañil. Delegado gremial de UOCRA (Unión Obreros de la Construcción de la República Argentina) e integrante de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Como miembro de esta organización de trabajadores peronistas, puede vérselo en la T.V. local el 18 de septiembre de 1973 en una nota titulada “Conferencia de JTP”. Montonero. Militante peronista en la primera resistencia contra el Plan Conintes de Frondizi. También se sumó a la lucha contra las dictaduras militares de Onganía, Levingston y Lanusse (1966-1973). Asímismo denunció la traición a los ideales peronistas que llevaron adelante el “Brujo” López Rega y compañía, formando parte del Partido Peronista Auténtico (PPA). Secuestrado-desaparecido el 8 de enero de 1976 en horas de la mañana en el bar “La Salchicha Loca” sito en la esquina de Bv. Illia y Chacabuco de Córdoba capital por los comandos de la triple A cordobesa (Libertadores de América). Tenía 52 años y dejó tres hijos. Visto en el CCD Campo de la Ribera antes de su asesinato. Los responsables de su muerte y desaparición fueron condenados el 25 de agosto de 2016 en la Megacausa “La Perla-La Ribera-D2”. El genocida Vergéz en su libro “Yo soy Vargas – El antiterrorismo por dentro” confiesa que llegaron a López a través de un “quebrado” de sobrenombre “D’Arienzo” que aseguro que aquel fue uno de los ejecutores del Jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 141, Coronel Héctor Alberto Iribarren, por parte de la organización Montoneros, en Córdoba, el 4 de abril de 1973. De ser cierto tomaría relevancia su apodo “Arbolito”, el mismo que tenía el jefe ranquel Nicasio Maciel (repito, Arbolito) que lanceó y dio muerte al Coronel Friedrich Rauch, alemán natural de Baden, que en 1819 dirigió una represión sanguinaria contra los aborígenes pampeanos, lo que le valió el reconocimiento de los estancieros de la zona que lo elogiaron por su “extrema dureza y efectividad en la lucha contra los indios”. Reconocimiento que se hace efectivo hasta la fecha, ya que una ciudad de la provincia de Buenos Aires y diversas calles del país llevan su nombre.