Nació el 20 de mayo de 1952 en Empalme Villa Constitución, provincia de Santa Fe. ¡Qué caso increíble el de María Cristina! Todos los entrevistados que la conocieron coinciden en que esta compañera inició la militancia y se comprometió en la lucha hasta dejar la vida, por amor a Raúl Alberto Horton, militante montonero. Ella era inteligente, capaz, muy buena persona. Estudió en la Escuela Normal de esa ciudad santafesina y las buenas notas obtenidas hicieron que fuera becada para el secundario. Se recibió de Maestra y ejerció en la Escuela Sarmiento. Ya como militante de Juventud Trabajadora Peronista (JTP) trabajó con Cristina Monterrubianesi en la Campaña de Reactivación del Adulto para la Reconstrucción (CREAR), alfabetizando en los barrios carenciados y solucionando problemas de sanidad e higiene entre sus habitantes. Por ejemplo, en el Barrio San Miguel levantaron un dispensario. También fue periodista en el diario zonal “El Popular” durante 1974-75, que se editaba en Villa Constitución y publicitaba los puntos de vista de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo. Cuando el 20 de marzo de 1975 una feroz represión se abatió sobre el pueblo de Villa Constitución, Raúl Horton fue perseguido y Cristina se mudó con él a Rosario y tuvieron un hijo que llamaron Cristian, pero con el tiempo rompieron su relación afectiva. El 31 de diciembre de 1976, en una madrugada lluviosa, fuerzas militares cercaron la manzana delimitada por las calles Córdoba, Balcarce, Santa Fe y Boulevard Oroño. La mira se centraba en un edificio de más de 30 metros de altura, ubicado en Balcarce 742. En el octavo piso, en uno de los departamentos convivían: Cristina Luchessi (Ana/Ada) y su hijo Cristian Horton que ya andaba por los seis años, Juan Pablo Arnolt (Sergio) –ver al final-, Daniel Hugo Cambas (Cachito), Ana María Teresa Drago (Vilma) y Claudia Omar (Mari) que era la nueva pareja de Raúl Alberto Horton y esperaba un hijo de éste. Todos estos muchachos, militantes peronistas y montoneros, solamente tenían revólveres y un par de granadas e iban a enfrentarse a un arsenal si no se rendían. Decidieron no entregarse con vida tal cual era la consigna de la Organización. Del otro lado les tiraron con todo: fusiles automáticos livianos, fusiles automáticos pesados, una bazooka; había humo y escombros por todos lados, algunas lenguas de fuego también. Protegieron al niño con colchones y lo ubicaron en un ángulo ciego del departamento donde era más difícil que impactara algún proyectil. Como no se rendían se acrecentó el tiroteo. Apenas podía contestar pues se estaban quedando sin municiones. En un momento la mami de Cristian, Cristina Luchessi abrazó fuerte a su hijo se despidió de él con un beso y le dijo que ella, Ana María y Claudia “salían a volar”. Las tres mujeres se tomaron de las manos y en una decisión heroica se arrojaron al vacío para no caer con vida en manos de la patota torturadora y asesina del gendarme Agustín Feced, jefe de la policía rosarina. La impotencia de estos al ver lo sucedido hizo arreciar el fuego sobre el departamento y Cristian fue herido por los atacantes por esquirlas en el estómago, una pierna y el pecho. Juan Pablo y Daniel pidieron un “alto el fuego” provisorio avisando que había una criatura herida y lograron vendarlo y hacerlo bajar por la escalera del edificio, donde una vecina de los pisos inferiores lo hizo pasar a su departamento y lo protegió. Luego siguió el infernal tiroteo hasta que de adentro no contestaron más. Los dos montoneros que quedaban tampoco se entregaron con vida. Con respecto a la identidad de uno de estos dos compañeros debe hacer una rectificación importante. Por años se dio por cierto que uno de los caídos era Juan Pablo Arnolt, cuando se sabe que ahora en realidad ese era un nombre y apellido “trucho” que llevaba encima en un documento para desplazarse por la calle pero que en rigor a la verdad su nombre y apellido era Osvaldo Antonio Lindner, nacido en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, un 8 de septiembre de 1951.