Roberto
Baschetti

Mancebo, Beatriz Ofelia

Nació en Capital Federal el 5 de mayo de 1951. En la primaria fue siempre cuadro de honor -todos los años- en el Instituto Evangélico Americano, e igual distinción se llevó durante el secundario en el Colegio Ward. Era Maestra Elemental de inglés. En 1973 con 22 años, egresó de la Facultad de Servicio Social de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA) como Licenciada en Psicología, con un promedio altísimo de 9,70 de calificación general. Comenzó a trabajar en la Caja Nacional de Ahorro y Seguro el 31 de octubre de 1974; primero en Gerencia de Promociones y luego en el Departamento de Relaciones Públicas. Como se dice en el libro “Están con nosotros” producido por la Comisión Gremial Interna de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro “En esos momentos de firme actividad sindical y participación creciente, Beatriz se integró plenamente y con energía a la defensa de la dignidad y los derechos de sus compañeros. Fue elegida Delegada de Base y en 1975, Coordinadora de Base, cumpliendo fielmente la voluntad de quienes representaba”. Beatriz Ofelia Mancebo era cuadro orgánico de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Renunció a la Caja casi al unísono con el golpe de Estado cívico-militar del 24 de marzo de 1976. Como bien se expresa en el libro recién citado: “Su conocida actuación gremial y el reconocimiento que había alcanzado entre sus compañeros por su conducta solidaria y generosa la señalaban desde el inicio de la dictadura como objetivo de la represión, lo que trató de eludir alejándose de la Caja”. Entonces trabajó en un estudio jurídico en tanto atendía profesionalmente a adolescentes con problemas psíquicos y niños disléxicos. El 11 de enero de 1977 en las cercanías de Plaza Flores fue secuestrada por una patota de las fuerzas de seguridad; alcanzó a gritar su nombre y dar un número de teléfono. Avisaron a sus padres, sin suerte. Sigue “desaparecida”. Su compañera de trabajo en la Caja, Rosa del Carmen Sorsaburu, piensa en voz alta: “Vos, tan llena de vida, contagiándome tu forma de vida tan plena, compuesta de pequeños actos cotidianos que hacía realidad tus sueños de un mundo solidiario donde nadie se salve solo. ¿Te acordás?, vos que luchabas contras las mentiras e injusticias con tanto ardor. Vos que tenías tanta fe… Y tu imagen sonriente se repite en cada recuerdo. Y a pesar del tiempo y a pesar de la distancia que han intentado poner, vos, como ayer me decís ‘Vamos Flaca, las cosas no son tan difíciles, vení, yo te ayudo, contá conmigo’. Como siempre. Gracias Beatriz”.