Roberto
Baschetti

Manchiola, Mirta Graciela

“La Turca”. Nacida el 8 de agosto de 1954 en General Pirán, provincia de Buenos Aires. Era dueña de unos bellísimos ojos azules grisáceos, como puede apreciarse en la portada de este libro, que sobre ella, escribió su hermano, el periodista Jorge Manchiola. También era la compañera de Guillermo Enrique Otaño (ver su registro), conocido como “El Flaco Mito”. Ambos, militantes de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros. Ella, estudiante de Derecho, cursaba 3º año y antes de JUP, militó en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN) y brindaba asistencia social en los barrios más carenciados de los suburbios platenses. Trabajaba en el Ministerio de Vialidad platense, en la sede oficial de la calle 7 entre 57 y 58. Secuestrada-desaparecida, con 22 años y embarazada de siete meses, el 5 de noviembre de 1976, en la ciudad de La Plata, en la esquina de 65 y 18, a dos cuadras de la casa de sus padres; cuando dos energúmenos se bajaron de un vehículo automotor y uno de ellos le dio un puñetazo en la cara desmayándola. Fue torturada en la Comisaría 5° de La Plata ya que los represores buscaban denodadamente a su marido; (para detalles, como dije antes, ver registro de Guillermo Otaño), con quien había contraído matrimonio el 26 de marzo de 1975. Fue cuando Mirta arrojó el tocado y el ramo de flores a un grupo de jóvenes militantes peronistas –amigos y compañeros- en aquella iglesia en tanto ellos cantaban “¡Perón, Evita, la Patria Socialista!” y ahogaban con sus cánticos a una solemne marcha nupcial que se perdió sin pena ni gloria. El hijo de Mirta Graciela Manchiola nunca apareció (parece que murió abortado en la tortura a su madre) pero lo que nunca esos cretinos pudieron, fue hacer desaparecer una carta que esta compañera tenía preparada para que leyera su hijo el día de mañana y que en sus partes más salientes dice así: “Mañana nacerás hijo (…) Amarás desde niño esta tierra compartida con otros niños (…) Tu padre dice que serás negrito y llevarás mis ojos; que no tendrás Reyes; que tendrás muchos valores; que serás el Hombre Nuevo. Que serás libre, que serás más. Así nacerás y vivirás. Hoy te esperamos con tantas ganas que, cuando nazcas y pienses, tendrás tantas cosas que hacer, que no tendrás derecho a rehusarte, porque responderás a muchos. No sólo a tus padres, sino fundamentalmente a todo un pueblo que espera que muchos ojos y los tuyos vean esto y quieran más que a su propia vida, la libertad, el amor y la vida. Negrito, te queremos, nos queremos con tu padre; los tres queremos esto: nace hijo y se valiente”. La Plata, 13-7-76.