Poeta salteño nacido el 27 de enero de 1930 y fallecido en el exilio político, el 28 agosto de 1978 en Bélgica, imprevistamente, por un infarto en tanto conducía un vehículo. Estudió en el seminario regional de Catamarca y posteriormente en el seminario Superior. Si bien, abandonaría la carrera sacerdotal, siempre estaría ligado –en su juventud- a la Democracia Cristiana y posteriormente a la Teología de la Liberación. Martínez Borelli se casó con la hija del teniente coronel Julio Lobo, quien será en 1956 el interventor de la provincia de Salta, durante el primer año de la mal llamada Revolución Libertadora. En 1961 se recibe de abogado. En 1973 es designado rector de la Universidad Nacional de Salta. Militante peronista, fue integrante de la Rama de Escritores, Intelectuales y Artistas del Movimiento Peronista Montonero. Para el “establishment” cultural, un olvidado a sabiendas. De él dijo Teresa Leonardi Herrán en 1985: “Imagino a veces su alegría por esa flor plural, inédita, que es hoy Nicaragua. Porque Nicaragua encarna ese posible, esa utopía que Holver siempre pensó y difundió: el diálogo y el trabajo común de cristianos y marxistas, las nupcias fecundas y hermosas de la rosa y la reseda, como diría Aragón. Holver permanecerá vivo entre nosotros en la medida que podamos recrear, profundizar su ideario político, su estética revolucionaria, su compromiso con los condenados de la tierra”. Testigo fiel del pensamiento de Martínez Borelli, es este escrito de su autoría que rescato: “Aunque Abel haya resucitado mil veces y ya no sea un pastor la escena no ha cambiado en el fondo. Abel sigue insistiendo en que la tierra es la heredad común de frutos y rebaños, y aunque Dios aparece y hable en el soplo del atardecer para vengar al justo, Caín ya es un hombre decente, sigue cercando campos, diseñando fábricas y tomando en su nombre posesión de la tierra”.