Roberto
Baschetti

Mayol, Luis Roberto

“Lorenzo”. “Ricardo”. Santafesino. La primaria la hizo en un colegio católico. Se formó intelectual y espiritualmente con los jesuitas en el colegio de la Inmaculada de Santa Fe (colegio secundario). Fue un lector consuetudinario de “Cristianismo y Revolución”, la revista que editaban Juan García Elorrio y luego Casiana Ahumada. Podría definírselo como un cura laico de la militancia, dueño de una personalidad atrapante. En su paso por el secundario, fundó en Santa Fe con otros compañeros, el Movimiento de Acción Secundaria (MAS), que luego abrevaría de lleno en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Estudiante de Derecho en la UNL de Santa Fe. Allí fue orador del Ateneo, pero muy pronto la universidad le quedó chica. Fue un líder nato, de gran capacidad para crear conciencia y transmitir fuerza en pos de un ideal. Militante peronista. Participó activamente del “Operativo Dorrego” organizado por la Juventud Peronista para ayudar al pueblo. Montonero de la Regional Litoral que participó en los ataques al Club del Orden y a Telam (en Santa Fe). Cabe acotar que su padre, renombrado abogado y socio de ese aristocrático club, había sido Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe durante el gobierno de facto de la Revolución Libertadora. Mayol era soldado conscripto en el Regimiento 29 de Infantería de Monte, Formosa. Por sus aptitudes militares fue considerado el mejor soldado de su unidad y por dicha razón, ascendido a Dragoneante. Allí había llegado luego de ser castigado en el Batallón de Arsenales 121 de Fray Luis Beltrán, Rosario. Mayol, fue quien pasó la información necesaria a sus compañeros para la toma parcial del cuartel –el 5 de octubre de 1975- originando el retiro de numerosas armas de guerra que pasaron a engrosar el arsenal guerrillero. Murió ese mismo día en el combate que se originó adentro del recinto militar. Su padre pudo retirar sus restos y darle cristiana sepultura. Alejandrina Gómez los recuerda al “Negrito” Puch y a “Robertito” Mayol. “Mi recuerdo es hacia ellos como niños, como adolescentes, siendo yo joven, junto al barrio que los vió crecer, cerca de la Plaza España, donde seguramente jugaron. Roberto con su bicicleta con la cual entraba y salía de su casa a cada rato. Al ‘Negro’ lo recuerdo en el balcón de la casa en siestas de carnaval tirando agua y bombitas desde aquella esquina de San Jerónimo y Crespo. Como ven no es mucho lo que tengo que decir de ellos, pero quiero también recordarlos así, porque así son nuestros nietos, porque ellos dos, fueron niños como tantos, que rieron, gozaron y al crecer creyeron en la utopía de un derecho para el que sufre; para quien vive y no tiene acceso a la justicia como derecho; para quien no satisface sus necesidades para vivir dignamente. Porque hicieron carne lo que Evita dijera que detrás de cada necesidad hay un derecho no respetado”. Resumiendo: su vida fue una completa entrega hacia los demás, especialmente los humildes. Como dijo un compañero de militancia que lo conoció mucho, (Jorge Pedraza), con Luis Roberto Mayol, debido a las circunstancias de su muerte, se da algo muy particular: Fue el compañero más querido y paradójicamente el más olvidado”.