Libros y artículos sobre peronismo revolucionario realizados por otros autores.

MILITANTES. HISTORIAS DE VIDA

  • ALESSANDRO, Jorge. El carro de la vida. Texto homenaje. La Plata, 2012. Botellas al Mar, 99 págs.

Una historia de amor militante donde los compañeros privilegian la solidaridad y el compromiso asumido sobre su propia vida. Salvan de las garras de la dictadura a dos hijos de compañeros asesinados que ésta quería apropiarse y darlos en adopción vaya uno a saber a quién. De mi página web: “En tal contexto, el 3 de diciembre de 1976, la pareja junto a su hija mayor, (Mónica-14 años), fueron secuestrados en el domicilio antes citado, que compartían con otros compañeros. Durante el operativo que estuvo a cargo de Policía Federal, Policía Provincial y Ejército, Catalina Ginder y Heldy Rubén Santucho fueron asesinados. Sus cuerpos ingresaron al cementerio de La Plata como N.N. Mónica pudo salir antes del enfrentamiento por gestión de sus padres antes los esbirros, pero de allí los represores se la llevaron con vida para luego torturarla y asesinarla, pese a su corta edad. Su cuerpo fue identificado en noviembre de 2009. Las Abuelas de Plaza de Mayo comunicaron el hallazgo de los restos de la niña Mónica Gabriela Santucho, ya que su caso “es una muestra más del accionar de los genocidas que además de secuestrar y robar bebés, asesinaron niños y adolescentes que por su edad no podía ser apropiados”. Volviendo al lugar de los hechos, sus dos hermanitos quedaron con los vecinos en custodia por orden de los milicos, hasta que le buscaran familia sustituta afín ideológicamente; en una oportunidad regresó el Ejército al barrio para desmantelar la casa y una vecina preguntó por Mónica y cínicamente le dijeron que estaba bien. Pocos días después los compañeros de sus padres se disfrazaron de cirujas, cruzaron la ciudad de punta a punta en un carro tirado a caballo con restos de comida para cerdos y metieron a los chicos adentro de unos tachos o tambores y los llevaron a una villa de la Capital para luego contactar a sus abuelos maternos en Ezeiza y dejarlos con ellos para su crianza”.

  • ARANCIBIA, Inés y otros. La Cullen, una historia de militancia. BsAs. 2003. Agrupación de Trabajo Social Lucía Cullen-Instituto de Estudios y Formación /CTA, 100 págs. (También una reedición ampliada con el título de “Militancia y compromiso en Trabajo Social. La vida de Lucía Cullen”. BsAs. 2009. Espacio Editorial, 124 págs.)

La 1º edición tiene prólogo de Roberto Baschetti. La 2º, de Baschetti y Rafael Cullen hermano de Lucía. Este libro trata sobre la vida, militancia política y muerte (secuestro y desaparición forzada) de Lucía María Cullen. Nacida en 1946, el seno de una familia tradicional de Buenos Aires con raigambre histórica, se educó con las monjas alemanas del colegio “Paulina de Mallinkrodt”. Su padre era escribano y su madre ama de casa; ambos eran antiperonistas. Lucía es la quinta de siete hijos. Hizo dos años de Veterinaria y un curso de enfermería; para luego estudiar Servicio Social en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. En un principio, fue militante en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Compañera sentimental de José Luis Nell; pierde un hijo de él, en el octavo mes de embarazo. Asistente social de la Villa Comunicaciones de Retiro, donde frecuenta al Padre Mugica, desde sus 17 años. También se acerca a los grupos de “Cristianismo y Revolución”, teniendo una activa participación en la difusión de la revista. Milita en Montoneros (1972) y luego en el sector de la Lealtad (1974), haciendo trabajo barrial (ya desde antes de la ruptura) en la zona de Lanús (provincia de Buenos Aires). Una compañera de militancia la recuerda así: “Lucía tenía esa cosa de tener un aspecto angelical, irlandesa, de pequitas, nariz respingada, muy bonita y abría la boca y no podías creer que ese personaje que parecía tan dulce y tan suave, podía decir las cosas que decía, porque era terrible cuando discutía o cuando se enojaba…”.  Secuestrada-desaparecida en su departamento de Capital Federal (Concepción Arenal 2687 – 4° piso), el 22 de junio de 1976 por una patota militar-policial. Sus secuestradores estaban comandados por el Oficial Principal de la Policía Federal, Juan Carlos “Kung Fu” Falcón. Tenía 30 años al momento de su desaparición.

  • AUZOBERRÍA, Miguel Ángel. Los días de Cépernic. Una historia del Peronismo de Santa Cruz. BsAs. 2014. Dunken, 468 págs.

Trabajo profusamente documentado a cargo de este periodista y profesor de historia. “En la década del setenta Jorge Cépernic –gobernador- encarnó en la provincia de Santa Cruz, el proceso revolucionario que movilizó a los sectores juveniles de la República Argentina, tras el retorno de Juan Domingo Perón. El presente libro no solo cuenta cono se desarrollaron aquellos días de Cépernic, sino que se adentra en buscar las raíces del origen de la violencia de los años setenta”. Aquí se describe su gobierno, sus proyectos para la provincia, sus enfrentamientos con López Rega y la derecha del peronismo santacruceño. La intervención a la provincia. Su participación en el Partido (Peronista) Auténtico. Luego también, la persecución y la cárcel desde 1976.   

  • AVELLANEDA, Andrés. Memorias de mi militancia. Desde el Peronismo de la Resistencia a las Fuerzas Armadas Peronistas. C.A.B.A. 2020. Edición del Autor, 248 págs.; y anexo fotográfico.

“El escribir estas páginas –dice Andrés- me obligó a reflexionar sobre lo que podía hacer público y que debía dejar guardado en el ‘baúl de los recuerdos’. Fue mi intención explicar por qué tomamos la decisión de darnos una forma organizativa político-militar. Dar a conocer mínimas formas estructurales de la Organización. La exigencia permanente de elaborar hipótesis de conflictos. La clandestinidad. La prisión. Los métodos de interrogación a que fuimos sometidos cuando nos tomaron prisioneros. Nuestra vida en prisión. El sobrellevar la angustia, la soledad, el dolor, el miedo. El evitar caer en depresión. El mantenernos vivos sin vivir. El ser conscientes que nada será en vano, que seríamos nosotros o las nuevas generaciones quienes disfrutarían el triunfo de la vida. Sé que siempre en los tiempos alguien escribirá nuestras consignas: ´Porque estamos enamorados de la vida tenemos fe en la victoria’; Patria si, Colonia no’; Caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Venceremos’”.

  • BOHOSLAVSKY, Pablo. Cierta fortuna. BsAs. 2010. Libros del Zorzal, 128 págs.

La vida carcelaria en Rawson (infernal, al límite) relatada de manera brillante por Pablo Bohoslavsky, militante por entonces del Peronismo de Base. Lo tácito, lo imborrable, lo paradójico, lo latente y lo irónico van de la mano para tratar de explicar las sensaciones que se acumulan. Prólogo de Juan Sasturain.

  • BARONETTO, Luis Miguel, RODEIRO, Luis y VÁZQUEZ, Guillermo (compiladores). Córdoba, 1973. Escritos para Ricardo Obregón Cano. Córdoba, 2014. Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía y Humanidades, 282 págs.

Presentación de Diego Tatián. Textos de Sebastián Barros, Jorge Luis Bernetti, Alicia Servetto / Melisa Paiaro, Esteban Dómina, Roberto Ferrero, Francisco Yofre, Manuel Reyes, Jorge Oscar Martínez, Luis Miguel Baronetto, Luis María Bonetto / María Susana Bonetto, Esteban Righi, Hugo Vaca Narvaja, Alexis Oliva, Carlos Ponce de León, Silvia Morón / Rubén Caro, Eduardo González Olguín, Luis José Quijano, Paola Gramaglia, Eduardo Sota, Luis Rodeiro / Ignacio Vélez Carreras, Esteban Rafael Ortiz, Enrique Lacolla. Y como anexos: el discurso de Asunción de Ricardo Obregón Cano a la gobernación provincial y una editorial de la revista Pasado y Presente sobre aquella coyuntura.

  • BASCHETTI, Roberto. Hombres y mujeres del peronismo revolucionario. Volumen 1. La memoria de los de abajo. 1945-2007. La Plata, 2007. De la Campana, 315 págs. (Por orden alfabético, de la A a la L). Hombres y mujeres del peronismo revolucionario. Volumen 2. La memoria de los de abajo. 1945-2007. La Plata, 2007. De la Campana, 312 págs. (Por orden alfabético, de la M a la Z).

Hasta la aparición de este libro, siempre había recuperado y dado constancia sobre un cúmulo de escritos y documentos de nuestra historia contemporánea. Ahora me propongo recordar a los que forjaron la existencia de los mismos y consagraron su vida a la larga lucha por la liberación nacional y social de nuestra Patria. Hombres y mujeres que hicieron suyas las banderas fundacionales del peronismo y consideraron que éste solamente tenía cabida en nuestra realidad, si se profundizaban sus aristas revolucionarias, que lo volvían así único e irrepetible, tanto para sus millares de seguidores como para sus enemigos de clase. Siento que es mi deber recuperar sus nombres y sus gestas, sus decisiones y sus logros, como así también sus muertes y fracasos temporales, porque es esta la única manera, que tendrán nuestros chicos, nuestros adolescentes, de saber que en Argentina –en contra de lo que nos quieren hacer creer- hubo infinidad de gente que peleó contra la oligarquía, el imperialismo y su brazo ejecutor, es decir, las fuerzas armadas. Este libro trata de recuperar la memoria de todos aquellos compañeros que cayeron, que desde 1945, lucharon desde las diferentes vertientes del peronismo honesto, combativo y revolucionario. Es el homenaje y reconocimiento que les debemos y que trato de comenzar a saldar, por medio de estas páginas.

  • BONASSO, Miguel. Diario de un clandestino. BsAs. 2000. Planeta, 331 págs.

Bonasso nació en Buenos Aires en 1940. Periodista desde los 18 años. En 1973 fue secretario de prensa del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) que llevó a Cámpora a la primera magistratura. En 1974, fundó y dirigió el diario Noticias: Perseguido por la Triple A y condenado a muerte, vivió en la clandestinidad hasta su exilio en 1977. En Roma integró el Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero. Residió en México en carácter de exiliado. Nos dice: “El Diario regresó conmigo a Buenos Aires. Había estado exiliado en México durante 22 años, dentro de un bolso viejo. La lectura febril de aquella ‘memoria del subsuelo’ me permitió recuperar el día a día de los setenta, el aroma de la juventud perdida, las anécdotas sublimes y las ridículas, la tragedia y la comedia, la intimidad y la gesta, algo de la intrincada trama que la memoria simplifica y tergiversa. Recuperé la noción del compromiso revolucionario como un proceso mucho más complejo que la respuesta que solemos dar a quienes nos preguntan por qué elegimos ese compromiso. Recordé que la clandestinidad, igual que el coma, tiene grados. Que uno se va internando en sus profundidades hasta toparse con un extraño que te mira desde el espejo…”.  

  • BORSATTI, Raúl. Solo digo compañeros. Vida y compromiso militante desde el Norte de Santa Fe. Reconquista, 2005. Nuestro Trabajo, 196 págs.

Entre otros caídos, reseña de vida de estos peronistas revolucionarios, secuestrados-desaparecidos por la dictadura cívico-militar: Sara Susana Medina y su hermano Hugo Washington Medina, Guillermo Alberto Perot, Gilberto Ricardo Nadalich, Héctor José Cian, Reinaldo Amalio Zapata, Ema Beatriz Cabral, Mario Cuevas, Miguel Ángel Schlatter, Alcides Bosch, Héctor José Sartor, María Cristina Alvira de Martínez, Rosa Raquel Alvira, Arturo Fidel Dean y María Luisa Bregant.

  • BROUSSARD, Philippe. La desaparecida de San Juan. BsAs. 2012. Planeta, 344 págs.

El libro lleva un largo subtítulo: “Argentina, octubre de 1976. La increíble historia de Marie-Anne Erize. De las pasarelas a las villas, de modelo a militante”. Puedo aportar más datos sobre ella: “El caso saltó a la primera plana de los diarios en agosto de 2000, con motivo de la cobarde huida desde Roma del Mayor del Ejército Jorge Olivera, abogado para ese entonces, nada menos, que de los genocidas Suárez Mason y Massera. Francia había pedido su captura internacional por la desaparición el 15 de octubre de 1976 de una chica franco-argentina. ¿Quién era ella? Nacida el 28 de marzo de 1952 en Misiones, Marianne Erize Tisseau (esos eran sus dos apellidos) era una mina hermosa, de ojos claros, fina, distinguida, modelo en una publicidad de cigarrillos y tapa de la revista “Gente”. Cualquier chica hueca hubiera sentido que tocaba el cielo con las manos con la mitad tan solo, de esos logros temporales. Vistas las cosas de esta manera, ella tenía un porvenir asegurado, trabajo nunca faltaba y seguramente algún marido acaudalado aparecería. Pero en esta sensual niña, como en tantas otras de esa generación, algo en su mente hizo un “click” y comenzó a darse cuenta que “nadie puede realizarse en un país que no se realiza” (Perón dixit). Su amiga Ana de Skalon recuerda: “A pocas cuadras de su casa la Villa del Bajo Belgrano se había extendido a lo largo de varias manzanas. Un paisaje humano que le recordaba a Misiones, la tierra donde sus padres franceses se habían afincado. Las voces paraguayas y provincianas no le eran ajenas. Rápidamente se sintió cómoda entre esos niños a quienes cuidaba como maestra jardinera. Se hizo amigos entre los habitantes de los ranchos y comenzó a preocuparse por ellos. Nacía la militante”. Además, era estudiante de Ciencias Antropológicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Estudiando periodismo en la Universidad de Lomas de Zamora, Marianne dejó toda esa vida frívola para comenzar a militar en la Juventud Peronista (JP) y luego en Montoneros. Pese al golpe militar, siguió resistiendo la entrega descarada de nuestro país y perseguida por su obra anterior en la organización política y social de la Zona 31 de la Villa de Retiro, fue a militar clandestinamente a la ciudad de San Juan. Al momento de su desaparición con 24 años, trabajaba en los olivares recolectando aceitunas y daba clases de francés y matemáticas en un barrio obrero. Su amiga Margarita Camus, nieta del ex gobernador Eloy Próspero Camus, cuenta que el mayor Jorge Olivera y el coronel Eduardo Cardozo –por esa época jóvenes oficiales, con grados menores-, “se jactaban ante la tropa de haber violada a la francesa”, en el CCD “La Marquesita”. El caradura del ministro de Interior de la dictadura, el general Albano Harguindeguy, ante un reclamo francés el 5-1-79, le asegura al embajador galo en nuestro país que Marianne murió en un enfrentamiento. Dicen algunos compañeros que Marianne y Joan Manuel Serrat se conocieron y que el cantautor catalán se inspiró en ella para escribir “La Montonera”, luego banda sonora de la película “Cazadores de utopías” (año 1995). Dicho tema, con anterioridad, en 1978, el Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero, lo publicó un flexi-disco para su difusión clandestina en Argentina. En la cara “A” y en la voz de Juan Gelman, había un análisis de la coyuntura nacional en ese momento; al dorso “La Montonera” que, en alguna parte, hermosamente dice: “Con esas manos de quererte tanto / pintaba en las paredes ‘Luche y Vuelve’ / manchando de esperanzas y de cantos / las veredas de aquel 69”. Según afirma Diego Manrique en una nota aparecida en el matutino español “El País”, titulada “Serrat y su misteriosa Montonera”, “Hacia 1969, Marianne viajó a Europa. Aquí conoció a Serrat y Moustaki; también tuvo una relación breve con Paco de Lucía. Demostró audacia: al encontrarse sin dinero, ejerció de contrabandista de arte, exportando varios cuadros valiosos”. Como bien dice Juan Salinas, con la derrota del proyecto peronista montonero de la compañera Erize, “Argentina perdió su soberanía a manos de quienes la confiscaron y la ofrecieron al mejor postor. Desapareció así aquella soberana alegría de vivir en un país donde todo parecía posible. Donde chicas como Marianne podía ir a las villas miseria y sentirse ahí como pez en el agua y donde los villeros podían ir a la casa de ella. Una Argentina con un horizonte de integración social, trabajo y fraternidad”. Un recordatorio aparecido en el matutino porteño “Página 12” con fecha 16 de diciembre de 2017, la reivindica como parte del “Homenaje a militantes populares desaparecidos y asesinados en Zona ‘Eva Perón’-Villa 31 – Retiro” (donde también militó) a realizarse el domingo 17 de diciembre en calles 4 y 5, Feria Barrio Guemes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por su parte, el hijo de Leonardo Favio, Nico Favio, en su álbum musical “Vuelo Nocturno” (2018) es autor de la letra y la música del tema “Canción para Marianne Erize” con subtítulos en inglés y francés ya que subyace la idea de que llegue a cada rincón del mundo porque va “dedicado con todo cariño a los familiares y amigos de Marianne Erize y su memoria viva”.   

  • CAMBIAGGIO, Ofelia. Relato de la madre de una detenida desaparecida. BsAs. 2009. Dunken, 70 págs.

Este libro describe la violencia con que se ejerce la política. Su autora desea que los principios y los valores rijan sobre la fuerza. Escribe acerca de lo sucedido con su hija, pero sabe que hay muchos casos similares. Su hija era Ofelia Alicia Cassano y como se verá más adelante, por razones obvias le decían “La Torda”. “En “Página 12” del lunes 23-8-2010, con motivo de inhumarse el 20 de ese mismo mes sus restos en el cementerio de Pilar “Jardín de Paz”, sus familiares dieron a conocer este documento del cual extraigo lo esencial: “Alicia, nuestra querida hija, hermana, tía y compañera, desapareció el 23 de marzo de 1977. Tenía 27 años, cumplió los 28 en el campo de concentración ‘El Vesubio’, nueve días antes de su salvaje asesinato por decisión del coronel Durán Sáenz y los delincuentes que lo rodeaban, con los que asesinaron sin límites, sin juicio, sin razón, robaron bienes y robaron hijos, todo en nombre de una supuesta guerra santa. Hoy, a 34 años del golpe, todavía se desconoce el paradero de miles de compañeros (…) Ella fue una víctima más de la locura e indiferencia de una nación a la cual siempre le costó reconocerse como tal, por eso se sumó a una lucha, harta de golpes militares, harta de injusticias, harta de proscripciones arbitrarias, y la sostuvo hasta el final (…) Es difícil hablar de Alicia sin que todo parezca exagerado, porque ella, sin eufemismos, honró la vida a cada paso. Mejor alumna, mejor compañera, mejor amiga, mejor promedio en su carrera universitaria, mejor defensora de pobres y ausentes, desde muy joven no toleraba la injusticia. Su compromiso con la sociedad fue siempre claro, desde los 14 años fue voluntaria en la Casa Cuna donde terminó de definir su vocación por la medicina. Cuando en la década del ’70 se expanden en Argentina los movimientos revolucionarios en busca de justicia social, no pudo quedarse al costado. Su paso por la militancia fue breve pero muy intenso, como todo lo que hizo, ya que no tenía escalones en sus decisiones. Con Pepe (Roque Ignacio Gioia), convivían desde un año antes de ese 23 de marzo de 1977; fueron detenidos simultáneamente, él fue asesinado en el momento de la detención, ella fue vista durante un mes más, en El Vesubio. Cuando entendió que tenía que comprometerse, lo hizo sin medias tintas, no vaciló en dejar de lado sus logros personales. Para ella, la vida fue un desafío y así la encaró desde el principio al fin. Por eso fue capaz de decirles a Durán Sáenz y sus convidados que eran ‘todos criminales’ y que ‘la historia no los iba a perdonar’. Por el testimonio de los sobrevivientes de El Vesubio supimos que al día siguiente -28/4/77-  fue trasladada. Alicia no bajó la guardia. Tomó el camino de enfrentarlos y lo sostuvo hasta el final. Además del dolor que su perdida nos produce, su historia nos enorgullece. Alicia honró la vida. No olvidamos. No perdonamos”. Otros datos: ella fue secuestrada en Rincón al 300, Bánfield, provincia de Buenos Aires, en la fecha antes citada. Hasta su inhumación definitiva fue enterrada como N.N. en el cementerio municipal de Lomas de Zamora. Hizo una brillante carrera profesional: se recibió como doctora con 23 años en 1972. Cursó su residencia en Clínica Médica y posteriormente se especializó en Terapia Intensiva en el Hospital Italiano. Concomitante con ello trabajó como Médica de Guardia en los Hogares ‘San Esteban’ del Dr. Harrindegui Garrone y en la Terapia Intensiva del sanatorio Santa Isabel. En 1976 fue nombrada por sus méritos Jefa de Residentes del Hospital Italiano. Como médica militaba en Montoneros en el área de Sanidad.

  • CARRANZA, Edgardo Luis. Los Montoneros de su Majestad. La investigación que el Senado silenció. Año 2008. 621 págs. (Primera edición digital).

Denuncia el pasado montonero de Carlos Bettini embajador argentino en España, nombrado en 2004 por el gobierno kirchnerista.

  • CASTRO, Flora y SALAS, Ernesto. Norberto Habegger. Cristiano. Descamisado. Montonero. 2011. Colihue, 328 págs.

El protagonista de la historia que este libro narra y autor de los escritos aquí compilados, fue fundador de la organización político-militar Descamisados e integrante de la Conducción Nacional de Montoneros hasta su secuestro, tortura y desaparición, en agosto de 1978, por parte de la coordinación represiva del Cono Sur conocida como Plan Cóndor. Norberto, nacido en Arrecifes, provincia de Buenos Aires, inició su militancia a los 15 años en la Juventud Demócrata Cristiana y no abandonó desde entonces su compromiso con los excluidos de la patria, aquellos que, en palabras del evangelio, “tiene hambre y sed de justicia”. El itinerario militante de Habegger es ampliamente ilustrativo de la opción asumida por un importante sector de jóvenes católicos a partir de la conferencia general del episcopado latinoamericano, realizada en Medellín, Colombia, en 1968 y que significó una profunda interpelación a los cristianos frente a la marginación y pobreza que sufrían nuestros pueblos. El trabajo visualiza a Habbeger como un militante comprometido con los sectores populares, con sus sufrimientos y humillaciones, para quien la lucha armada, impuesta por las circunstancias del tiempo que le tocó vivir, fue parte de la lucha política; un hombre con coherencia y entrega total por la causa que abrazó sin retaceos. Sobre los autores de este excelente trabajo debe decirse que Flora Castro –Licenciada en Relaciones Humanas- fue compañera de vida y militancia de Norberto Habegger, debiendo exiliarse en México con su pequeño hijo durante la última dictadura militar para salvar su vida. Ernesto Salas, Licenciado en Historia y verdadero referente a la hora de consultar sobre la Resistencia Peronista, es autor de otros trabajos sobre el tema que también se comentan a lo largo de esta reseña bibliográfica que llevo adelante.

  • CELESIA, Felipe y WAISERG, Pablo. La historia jamás contada del jefe montonero. BsAs. 2010. Aguilar, 480 págs.

Pocas figuras de nuestro pasado reciente están envueltas en una atmósfera de sobreentendidos, silencios y suposiciones tan tupida como la que aún rodea a la imagen de Mario Eduardo Firmenich. En más de un sentido, el líder de Montoneros aparece como un “hombre maldito”, a tal punto que, hasta este libro, no se concretaron los proyectos de publicar una biografía integral sobre su persona. Encumbrado, cuando aún no había cumplido 25 años, a la conducción de la principal organización armada de entonces, en poco más de una década su nombre se convirtió en uno de los rostros del “demonio” de esa violenta Argentina de los setenta, siendo denostado por propios y extraños. ¿Qué hizo Firmenich para merecer esa condena? Felipe Celesia y Pablo Waisberg dicen tener una respuesta para esa pregunta. Con una minuciosa investigación que recurre a extensas fuentes documentales y testimonios originales, los autores develan los incontables mitos, polémicas y verdades a medias que fueron construyendo una leyenda. Al hacerlo, no sólo indagan en la trayectoria y la personalidad del líder montonero, sino que además contribuyen para la comprensión de una época conflictiva y, lo que es de tanta o mayor relevancia, para la memoria colectiva de los argentinos sobre un tiempo muy cercano, cuyas huellas aún siguen candentes.

  • CERSÓSIMO, Facundo. Envar El Kadri. Historias del peronismo revolucionario. 2008. Colihue, 224 págs.

Dice Norberto Galasso en la contratapa del libro que da a conocer este joven historiador que es Cersósimo. “Es esta la historia de un hombre que amó intensamente la vida, que vivió solamente 57 años, de los cuales casi una tercera parte los pasó en la cárcel y en el destierro, como consecuencia de su pasión militante, de su ansia indomable por enfrentar la injusticia”: Envar “Cacho” El Kadri, del peronismo revolucionario, corriente en cuyas filas desarrolló todo su accionar político, más allá de siglas circunstanciales.  

  • CHAVES, Gonzalo Leonidas. Rebelde acontecer. Relatos de la Resistencia Peronista.A.BA. 2015. Colihue, 284 págs.

Vida y obra de un consecuente luchador que de jovencito se incorporó a la Resistencia Peronista en La Plata y que luego fue un aguerrido cuadro de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y Montoneros. También se narra sobre la fallida revolución peronista de 1956 y el rol de su padre, suboficial del Ejército, un hombre que fiel a sus principios, pagó con cárcel y luego con la muerte a manos de la Triple A, su lealtad al pueblo peronista y a las banderas revolucionarias del mismo.    

  • CIOLLARO, Noemí. Pájaros sin luz. Testimonios de mujeres de desaparecidos. 1999. Planeta, 344 págs.

Tienen la palabra las mujeres de compañeros peronistas revolucionarios secuestrados-desaparecidos por la dictadura militar entronizada en 1976. Hablan sobre: Eduardo Aníbal Marino (Montoneros), Marcelo Aníbal Castello (JTP), Ángel Pascual Marzocca (JTP), Aldo Omar Ramírez (JTP), Rómulo Giuffra (Montoneros), Horacio Rodolfo Speratti (Juventud Peronista), Néstor Carlos Sala (Montoneros), Orlando Oviedo (Juventud Peronista), Oscar Isidro Borzi (JTP), Luis Adolfo Jaramillo (delegado sindical peronista), Ricardo Miguel Ángel Morello (Partido Peronista Auténtico), Adrián Ceferino Ballestero (delegado sindical peronista), Juan Carlos Gesualdo (JUP) y Oscar Roberto Chávez (CGT en la Resistencia).

  • CITTADINI, Eduardo. ¡No saben lo que me piden! Chubut, 2007. Edición del autor, 184 págs.

Ricardo Cittadini (hermano de Eduardo) nació en Gobernador Gregores (Santa Cruz). Cuando tenía 6 años, la familia se mudo a Trelew (Chubut) donde cursó primera y secundaria en el colegio Santo Domingo, de los curas salesianos. Era un chico común, el quinto de once hermanos, criado en el seno de una familia “occidental y cristiana”, levemente antiperonista. Era tranquilo, pero curioso; era un hijo obediente, aunque analizaba y cuestionaba las normas vigentes; era profundamente cristiano, pero pensaba que no alcanzaba con ir a misa los domingos… En 1973 –el año del apogeo de la Tendencia Revolucionaria dentro del Peronismo- llegó a La Plata para cursar Ciencias Económicas. Al año siguiente comenzó a militar en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Tras el golpe de Estado de 1976, siguió militando hasta agosto, cuando fue secuestrado en una comisaría de Buenos Aires. Cabe acotar que cuando con bastante anterioridad, Ricardo “blanqueó” su militancia con la familia, y respondiendo al pedido de sus padres de que dejara todo y se volviese a Trelew, respondió llorando: “¡No saben lo que me piden!”. 

  • CORREA, Melisa Anabel y LICHTTENZVEIG, Sergio. Manolo estaba con las armas. Resistencias desde la escuela pública. CABA, 2022. Edición de la Autora, 36 págs.

 

Paula Bombara en el prólogo se expresa así: “Resistir es una palabra de fuerte sonoridad, una palabra que convoca a pararse con decisión sobre la tierra. Que invita a decir ‘aquí estoy, aquí sigo’. El maestro Manolo, el joven José Manuel Diéguez, estaba decidido a ser quien era, a no dejar que el miedo, la pena, la bronca, lo alejaran de sus convicciones. Un muchacho alegre, entregado a la vocación de enseñar y de buscar justicia, que para algunas personas tomó una decisión equivocada y para otras, una decisión valiente”. Él era militante de Juventud Universitaria Peronista JUP) y montonero. Fue secuestrado-desaparecido en Capital Federal un 28 de marzo de 1977.

  • CURA, Ramón Nicolás. Memorias de Ramón Nicolás Cura. Relatos de familia. Posadas, 2016. Gráfica Libertad, 132 págs.

Nació un 20 de marzo de 1956 en Apóstoles, Misiones. Estudió Medicina en la UNNE en Corrientes. Militante de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y antes de la J.P. en su pueblo. Preso político de la última dictadura militar. Como rearmó su vida en Canadá.

  • DE BIASE, Martín. Entre dos fuegos. Vida y asesinato del padre Mugica. BsAs. 1998. Ediciones de la Flor, 478 págs.

Hijo de una familia de alcurnia, Carlos Mugica renunció a sus privilegios de clase para dedicar su sacerdocio a los pobladores de la villa de Retiro. Convencido de que, como cristiano, debía participar en política para transformar la sociedad, militó en el peronismo y fue asesinado por la Triple A. Este libro es el mejor que se ha escrito sobre él y su entorno militante.

  • ELÍA, Ricardo. Envar El Kadri (1941-1998). Memoria, imágenes y testimonios en ocasión de cumplirse el 14° aniversario de su desaparición física. BsAs. Agosto 2012. Centro Islámico República Argentina – Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (INCAA), 32 páginas a todo color en formato 0,20 x 0,27 cm.

Todo sobre el miembro de la Juventud Peronista y de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) que fue sinónimo de generosidad, lealtad, audacia, modestia, valentía, honor, perseverancia, dignidad y solidaridad. Pagó con persecuciones, cárceles y exilio su larga lucha a favor de los desposeídos de nuestra patria.

  • EVEQUOZ, Evita. Partes de Manuel. La verdadera historia de Manuel Mandeb. 2009. Capital intelectual, 200 págs.

Evita es hermana de Manuel Evequoz e imaginó este libro en la irrefrenable necesidad de contar la vida de su hermano. ¿Pero quién era Manuel Evequoz? Recurro a mi archivo:  Perteneciente a una familia de clase media alta (golf, mucamas, casa de fin de semana en el Tigre donde se reveló como un entusiasta equilibrista del mono-esquí, casa para veranear en Mar del Plata,), hizo su primaria en el High School de Belgrano y la secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Trabajó en agencias publicitarias. Hizo poesía. Alejandro Dolina cuenta que el “Manuel Mandeb” de las “Crónicas del Ángel gris” está inspirado en Evequoz. Ellos dos eran muy amigos: compinches de la oficina, del bar, de las salidas nocturnas y las vacaciones. Juntos escribieron cuentos, canciones, obras de teatro y hasta una operita. Evequoz, a la edad de 32 años, un 10 de octubre de 1976, fue secuestrado y desaparecido, en la estación Ramos Mejía del FF.CC. Sarmiento. Era abogado de presos políticos (defendió por ejemplo al sobreviviente de la matanza de Trelew, Miguel Camps). Militante del peronismo montonero llevó adelante su compromiso, como responsable de prensa en la Zona Oeste, pero con anterioridad lo hizo en la Villa de Emergencia del Bajo Flores junto a Carlos Tomada; ambos eran abogados recién recibidos y montaron un consultorio jurídico para ayudar a la gente. Fiel a su principios e ideales de justicia, cuando Juan Carlos Dante Gullo, referente indiscutido de la Regional I de Juventud Peronista, fue detenido en abril de 1975, su mujer de entonces, Chela (Graciela Dora Ojeda) conjuntamente con Manuel hicieron la denuncia sobre torturas y apremios ilegales y en junio de ese mismo año fue dada por probada tal denuncia. Recuerda Chela: “La radicamos en el juzgado de San Martín y Manuel fue mi abogado querellante. Al salir del juzgado nos las vimos negras, pero igual zafamos…”. Tipo vital y jugado, Evequoz, se quedó después del golpe. Por sus contactos y su condición social, podría rápidamente haber puesto distancia con la dictadura militar, pero estaba convencido de que su lugar de lucha estaba acá, con sus compañeros y que irse era traicionar.

  • FALCONE, Jorge. Memorial de guerra larga. Un pibe entre cientos de miles. La Plata, 2001. De la Campana, 168 págs.

Jorge Falcone -hermano de María Claudia, mártir de “La Noche de los Lápices”- pasa revista a su militancia peronista y montonera. El prólogo es del historiador Norberto Galasso que nos dice: “Los muchachos más inquietos de la nueva generación –apretados por la globalización y el escepticismo- preguntan a menudo, como fue posible que hubiese jóvenes, en los años 70, dispuestos a jugarse la vida por un ideal. Este libro da respuesta a ese interrogante. Se lo haya propuesto o no, al relatar su historia, Jorge Falcone da un testimonio de aquellos años, de su propia vida y la de sus compañeros, que permite reflexionar sobre las razones profundas de una militancia consecuente (…) Celebro la aparición de éste libro porque Falcone pone músculo y sangre en sus páginas, porque no ofrece gestas prefabricadas, ni nombres santificados. Dice: Ahí estuvimos, queríamos un país distinto, no éramos de acero, pero no bajamos las banderas (…) Desde este compromiso hasta el final cabe el debate. Se podrá discutir la vigencia o no de ciertos métodos, la conveniencia o no de cierto tipo de organización, es decir, el instrumento. Pero, más allá de esto, esta obra reafirma la necesidad del compromiso, de insertar la pequeña vida de cada uno en un proyecto colectivo. Porque para ser uno mismo –según el consejo de Scalabrini Ortiz- hay que fundirse en algo más grande que uno mismo”.

  • FARRELL, Guillermo. Mirada desde un exilio. BsAs. 2006. Nuevos Tiempos, 174 págs.

Guillermo Farrell, docente, militaba en el peronismo revolucionario hasta que se exilió. Este escrito es un aporte autorreferencial del militante y dirigente político que asumió desde joven las banderas de la democracia participativa y del progresismo social, combatiendo a la oprobiosa dictadura cívico-militar que trató de perpetuarse en el poder a partir del 24 de marzo de 1976.

  • FONTANA, Silvia Graciela. Liliana Clelia fontana. Historia de vida de una Detenida-Desaparecida de la Dictadura Cívico-Militar de 1976 en Argentina. C.A.B.A. 2016. Tahiel ediciones, 255 págs.

El libro lo escribe su hermana. Sobre Lili hay que saber: Le decían “La Flaca”. Nacida en Viale, Entre Ríos, en enero, el 21 de diciembre de 1956. Su secundario lo hizo en Caseros, provincia de Buenos Aires. Primero en el colegio “Nuestra Señora de la Merced” de donde fue expulsada en 2° año por intentar formar un centro de estudiantes. Luego en el Instituto “José Hernández” donde sí llegó a conformarlo desde el “Movimiento Estudiantil Secundario Eva Perón”. Fue secuestrada-desaparecida el 1° de julio de 1977 con un embarazo de tres meses. El bebé fue robado en la ESMA. “Paty” / “Patricia” Fontana era militante del Frente Revolucionario “17 de Octubre” (FR-17). Su compañero también desaparecido, se llamaba Pedro Sandoval. Su hijo Alejandro, fue finalmente localizado en el año 2006.

  • FUCKS, Luis. Crónicas de la patrulla perdida. Amor, Deseo, Revolución y Muerte en los ’70. C.A.B.A. 2021. 3Banderas – Jironesdemivida, 197 págs.

Luis Saúl Fucks nació en 1950. Fue criado en el seno de una familia trabajadora peronista y fue parte de la J.P. y uno de los fundadores de la organización político-militar Montoneros en la zona Norte del Gran Buenos Aires. También brindo su esfuerzo y militancia en Astilleros a partir de su incorporación a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). He aquí sus memorias.   

  • GAGGERO, Jorge (compilador). Graciela está en nosotros. BsAs. 2007. Colihue, 176 págs.

La vida de una mujer excepcional militante del peronismo revolucionario, Graciela Mellibovsky, contada por todos aquellos que la conocieron. “Era una piba con una belleza muy particular. Pelo castaño, tez clara, ojos almendrados… cierta fisonomía europea con unos rasgos semitas que no podías identificar… griego, árabe, judío; con un concepto del deber, espectacular, una moral inquebrantable y una visión de la equidad a prueba de fuego”. Su secundario lo hizo en el Colegio Nacional de Buenos Aires; promoción número 65. Licenciada en Economía Política en la Universidad de Buenos Aires, trabajaba en el área de comercio exterior del Ministerio de Economía y traducía del inglés libros relativos a su profesión. Integrante del Movimiento Universitario Nacional en la facultad de Ciencias Económicas, junto a otros compañeros luego desaparecidos, como Isaac Sulkes y “Beto” Simona. Militante del Peronismo de Base (PB) y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), donde fue la primera “responsable” que tuvo Horacio Verbitsky, prestigioso periodista. Luego ambos pasaron a Montoneros. Secuestrada-desaparecida el 25 de septiembre de 1976 a la edad de 29 años en una calle porteña del barrio de Almagro. El 12-12-2006, la Comisión Barrios X Memoria y Justicia de Almagro-Balvanera colocó una baldosa en su memoria en Acuña de Figueroa y Avenida Corrientes.  

  • GAITÁN, Carlos “Pancho”. La Resistencia. El peronismo que yo he vivido.A.B.A. 2014. CICCUS, 396 págs.

Cordobés nacido en 1935. Estudió y trabajó en las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME). Comenzó su militancia en la Resistencia Peronista en 1955. Fue preso CONINTES. Participó del movimiento sindical a través de su afiliación al Sindicato Argentino de Obreros Navales (SAON). Fue miembro de la conducción del Movimiento Revolucionario Peronista (MRP) y participó de la Confederación General del Trabajo de los Argentinos (CGT-A) que lideraba Raimundo Ongaro en confrontación con la dictadura del general Onganía. En este libro se refleja toda su vida y su obra hasta el presente.

  • GALUPPO, Juan Antonio. El Coqui. Parte de un tiempo en un país partido. Misiones, Posadas, 2005. EDUNAM (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional de Misiones), 352 págs.

Dice Ana María Gorosito en la presentación: “Este es un libro sobre la vida de un chico, primero niño y luego adolescente, al que en su casa llamaban El Coqui. Está escrito por su hermano, de manera que no es estrictamente un libro de memorias del Coqui sino aquello que el hermano retiene en su memoria sobre el Coqui (…) Es una memoria en minúscula, la de un muchacho y el mundo que lo rodeó preparándolo para la vida. Que pugna por encontrarse con miles de otras historias como esta, para componer entre todas, la gran memoria de una tragedia colectiva sin resolver”. Pues bien, el Coqui, era Mario Oreste Galuppo, nacido el 19 de septiembre de 1952. Fue en su barrio, militante cristiano en tanto iba al secundario en el Colegio Medalla Milagrosa y luego de Juventud Peronista. Después, de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros. Estudiante en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario, donde se graduó de Ingeniero a los 21 años. Secuestrado-desaparecido por la última dictadura militar en Santa Fe, el 6 de octubre de 1976. Llegó muerto al campo de concentración ya que resistió su detención y fue acribillado a balazos. 27 años más tarde (el 15 de agosto de 2003) sus padres Rosa y Oreste recibieron emocionados por parte del Decano de la Facultad de Ingeniería rosarina, David Asteggiano, una réplica del título de Ingeniero de su hijo Mario. Dijo su padre: “Trabajamos mucho para lograr encontrarnos con el diploma y para eso nos ayudaron muchas personas. Queríamos volver a tener recuerdos de nuestro hijo, porque cuando fueron a su casa la destruyeron y robaron todo (…) También es un honor saber como murió, peleando por los que menos tienen. Él no sufría privaciones ni tenía grandes necesidades”. Esta última reflexión fue rubricada con grandes aplausos por parte de los amigos de Mario Galuppo, presentes en el acontecimiento. Cabe recordar que su esposa, María Graciela Saur también está desaparecida.

  • GARCIA, Analía y FERNANDEZ VIDAL, Marcela. Pirí. BsAs. 1995. Ediciones de la Flor/La Maga/UTPBA, 86 págs.

Nieta del escritor Leopoldo Lugones e hija de un policía identificado como el inaugurador del uso de la picana, Susana “Pirí” Lugones, quien se presentaba como “la hija del poeta y la nieta del torturador”, fue una de las figuras centrales de la cultura porteña de los años ’60 y ’70. En este libro se da repaso a su vida. Nació el 30 de abril de 1925 en Buenos Aires. Su madre, Carmen Aguirre era hija del afamado pianista y compositor argentino Julián Aguirre. Estudió en el “Lenguas Vivas” de ésta capital y egresó como maestra normal en 1942 con un excelente promedio. Cierto aire trágico siempre sobrevoló sobre su familia. Su abuelo el poeta nacional Leopoldo Lugones se suicidó en 1938 en un recreo del Tigre bebiendo cianuro. Su padre de igual nombre y apellido, en la década del ’30 fue el inventor de la picana eléctrica que se le administraba a los opositores al gobierno de facto del General José Félix Uriburu. Al final se mató de un tiro en la sien en 1971. “Pirí” siempre lo despreció. De chiquita Pirí sufrió una enfermedad en la cadera que le dejó una renguera por el resto de su vida. Luego de separarse de su primer esposo (Carlos Peralta) con el que tuvo tres hijos, vivió tres años con Rodolfo Walsh. Uno de sus hijos, Alejandro, siguiendo con el karma familiar se suicidó el 1° de septiembre de 1971 al pasar por una profunda depresión. Pirí era periodista y en tal función escribió en un sinnúmero de revistas de actualidad. En 1959 viajó a Cuba y a su regresó comenzó a colaborar en la sucursal que en Buenos Aires tenía la agencia nacional de noticias cubana “Prensa Latina”. A medida que fue acrecentando su compromiso político también los hizo en medios afines, como por ejemplo el diario “Noticias” entre 1973 y 1974. Siendo militante montonera (con el seudónimo de Rosita), en el trabajo barrial, de prensa e inteligencia inclusive, fue secuestrada-desaparecida el 20 de diciembre de 1977 en su domicilio de Capital Federal. Créase o no, cuentan que enfrentó la tortura cagándosele de risa al verdugo y diciéndole: “¡Que sabés vos de torturas…! ¡Torturador era mi Viejo…!”.

  • GASPARINI, Osvaldo César. Días de prisión. Memorias de Sierra Chica. Caseros, La Plata U BsAs. 2008. Dunken, 159 págs.

Osvaldo Gasparini, militante de Juventud Peronista, preso político durante la época de la última dictadura cívico-militar da a conocer sin tapujos su experiencia durante más de 8 años de encierro. A través de un relato simple y con un dejo de humor, Gasparini cuenta su paso por Sierra Chica, Caseros y finalmente la U9 de La Plata. En el texto, el autor refleja los duros momentos vividos, la organización para contrarrestar los días interminables de desazón, los castigos en “las tumbas”, la lucha por sobrevivir física y psicológicamente en condiciones infrahumanas. Dentro de ese negro escenario, rescata la solidaridad de sus compañeros de celda. A través de su memoria revive hechos de su convivencia con otros compañeros encarcelados, como el referente de J.P. Juan Carlos Dante Gullo, Francisco “El Barba” Gutiérrez (actual intendente de Quilmes), Martín Guevara (el hermano menor del Che) y el asesinado montonero y peronista Dardo Cabo.

  • GATICA, Oscar. Lucía. Una historia de militancia y alegría. La vida de una desaparecida. Santa Rosa, 2005. Edición del Autor, 125 págs.

Pues bien, ¿Quién era Lucía? ¿Y su apellido?  ¿Quien era?, ¿Que quería?, ¿Qué buscaba? Todos estos interrogantes, uno a uno va satisfaciendo Oscar Gatica en su libro. Yo simplemente puedo agregar o complementar algunos datos a su investigación. Lucía Rosalina Victoria Tartaglia era su nombre y apellido completo. Nació el 6 de junio de 1953 en Santa Rosa, La Pampa. Pasó una niñez tranquila y cómoda. Para la adolescencia, sus rasgos característicos de un hablar tranquilo y sosegado, estaban marcados por una timidez que solo desaparecía si ponían música de su conjunto favorito: Creedence Clearwater Revival. Allí en el baile era otra, se transformaba. Al concluir sus estudios secundarios a fines de 1970 decide irse a vivir a La Plata para comenzar la Facultad. Al año siguiente se anota en Derecho. Empieza a participar de las reuniones que el Frente de Agrupaciones Eva Perón (FA”EP”) hace para discutir la realidad nacional y captar militantes. Se encuadra en dicha agrupación; todos la conocen como “Anteojito”. Su madre, doña María, aún recuerda cuando para esa época volvía a Santa Rosa y discutía con su padre por cuestiones políticas: “Pensar que Lucía antes de irse a estudiar a La Plata no quería a Perón y luego se hizo tan peronista”. La unión de las agrupaciones estudiantiles universitarias peronistas la deposita en la flamante Juventud Universitaria Peronista (JUP) brazo estudiantil de Montoneros. Comienza a ir a barrios carenciados y villas de la zona para ayudar a la organización de sus habitantes. Su padre –que tenía dos despensas en La Pampa- de visita en La Plata, comprueba con sorpresa que más de la mitad de las encomiendas con comestibles que él envía a su hija, esta las deriva, así como vienen, sin abrirlas, para los necesitados. Lucía se pone de novia con un compañero de la Facultad que también milita en la JUP: Enrique Román “Shorton” Sierra. Ambos profundizan su compromiso con la revolución. Para 1974 en una carta que Lucía la escribe a su madre le dice claramente, premonitoriamente: “Hay decisiones que se toman para toda la vida”. Al final, luego de tantas luchas contra la burocracia partidaria, la oligarquía y el imperialismo, es secuestrada entre el 24 y 25 de noviembre de 1977. La llevan al centro clandestino de reclusión conocido como “El Banco” (Autopista Ricchieri y Camino de Cintura). Allí le pasa de todo un poco. Al llegar es torturada y si bien no se sabe a ciencia cierta que datos tira, hay gente como “El Negro” Raúl Radonich que sabe que hoy está vivo porque ella no lo “cantó”, sabiendo todo sobre él. Los milicos la ponen a trabajar en la lavandería y luego en tareas administrativas de oficina. Lucía se caracteriza por conservar una alta cuota de solidaridad, aún en circunstancias denigrantes como esas, compartiendo pan y abrigo con los más débiles y enfermos. En cautiverio forma pareja con Horacio Cid de la Paz, un ex militante de la UES y Montoneros que pasa a colaborar decidida y abiertamente con los represores. Queda embarazada. Aparentemente de este sujeto, aunque hay una versión no confirmada ciento por ciento, de que fue violada por un gendarme de la guardia del lugar. En una carta que llega a escribirle a su madre desde el cautiverio, le dice que si es nena va a llamarse María Victoria y si es varoncito, Sebastián. A fines de diciembre de 1978 la llevan a parir al Hospital Militar. Le roban la criatura y ella es “trasladada” y “desaparecida”. El 5 de diciembre de 2004 en el Colegio Nacional de La Pampa, le realizan un emocionante homenaje, a ella y a Daniel Elías otro estudiante asesinado. La placa que puede verse en ese establecimiento educativo dice: “A vuestra memoria y la de todos los desaparecidos que soñaron y lucharon por una sociedad más justa. Sus compañeros de promoción. Colegio Nacional 1970 – 5° A”. Hasta allí llegó ese mismo día la palabra de nuestro presidente Kirchner: “Quiero rendir homenaje a la memoria de estos compañeros y amigos que, como tantos otros, ya no están aquí por sólo querer un mundo mejor, por sólo haber tenido la decisión y el coraje de levantar la voz ante las injusticias que ocurrían ante sus ojos. Ellos, además de valientes, fueron héroes que buscaron torcer el autoritarismo y la voluntad represiva de una clase dirigente genocida que se apoderó del país”. Por último, un proyecto del concejal pampeano Rubén Funes se aprobó por unanimidad y una calle de tierra de 200 metros de extensión en Santa Rosa, por Ordenanza N° 3270/04 lleva el nombre de “Lucía Tartaglia”. Eso queda en el Barrio Zona Oeste Quintas, uno de los sectores más humildes de esa ciudad capital. Seguramente Lucía está feliz del lugar elegido para recordarla siempre.  

  • GATICA, Oscar. Tiempos de liberación. Memorias de un militante de la J.P., 1973-1976. La Pampa, Santa Rosa, 2008. Pitanguá, 360 págs.

Aquí se narra una etapa de la historia argentina teniendo como escenario la provincia de La Pampa, desde las elecciones del 11 de marzo de 1973 hasta el golpe militar del 24 de marzo de 1976. El hilo conductor del relato de Oscar Gatica –militante juvenil peronista- es su memoria, enriquecida por datos obtenidos de la consulta de archivos de diarios y publicaciones locales de donde extrae notas, solicitadas y documentos de distintas organizaciones que revelan el espíritu de la época a lo que se suman testimonios que aportan otros protagonistas de entonces. 

El autor fue militante de Juventud Peronista y Montoneros. Él mismo se presenta así: “Parido un 26 de diciembre, siempre recibí un solo regalo para navidad y cumpleaños. Supongo que el mal humor por eso me hizo militar desde los 14 años, en el ’69. Soy platense, me casé tres veces y tengo dos hijos y tres nietos. Es más que suficiente. Empecé como periodista en ‘Noticias’ (el diario), y no cambié de profesión hasta hoy, sigo robando con lo mismo. Edité y dirigí revistas de interés general, de temas ecológicos y políticos (…) Actualmente dirijo una radio y una revista en la ciudad de Trelew, provincia del Chubut. Sigo creyendo en cambiar el mundo, pero reconozco que a veces me siento un poco boludo. Voy a contarles entonces de esta manera, en primera persona y desoyendo los consejos literarios de cualquier escritor que se precie de tal, parte de lo que recordamos (de lo que soportamos recordar) de la década más larga y más vertiginosa de nuestro triste siglo; esa en que decidimos que el mundo podía ser transformado, y que nosotros teníamos todas las respuestas que valía la pena conocer. Y también desordenadamente, -me temo – mezclando charlas entre amigos, con versos, canciones y cuentos, la cosa (o las cosas) en las que algunos de nosotros nos hemos convertido en los años que siguieron. Porque nada mejor que la palabra escrita para conocer realmente al que la escribe”. La página web de Gil Ibarra es: http://www.elhendrix.cjb.net.    

  • GILES, Jorge. Una memoria peronista. C.A.B.A. 2020. Grupo Editorial Sur, 421 págs.

Sus padres fueron parte de la Resistencia Peronista. Estudiante de Abogacía y militante de la Juventud Peronista en la provincia de Corrientes. Detenido en 1975 durante el gobierno de Isabel Martínez. Preso político hasta 1983. Testigo en la causa de lesa humanidad por la Masacre de Margarita Belén ocurrida, un 13 de diciembre de 1976. Actualmente es uno de los cuadros más lúcidos del peronismo que resiste los embates de la oligarquía, el imperialismo y los grupos concentrados de poder. Esta es su historia de vida.  

  • GIMÉNEZ, Sebastián. El último tren. Un recorrido por la vida militante de José Luis Nell (1940-1974). Año 2014. Formato e-book, 177 págs. (Anillado. Archivo de Roberto Baschetti).

Se trata de una novela biográfica. José Luis Nell, nacido el 1° de enero de 1942. Siendo joven, con 16 años, milita en la organización derechista Tacuara y luego será uno de los integrantes de la misma que lleva a cabo una importante escisión, al reivindicar la opción de un peronismo nacional, popular y revolucionario. Se conforma así en 1962, el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT), siendo él uno de sus líderes indiscutidos. Un año más tarde toma parte del asalto al Policlínico Bancario que deja una importante suma a la nueva organización, pero es detectado y detenido. Su audacia a toda prueba lo lleva a escaparse de los tribunales argentinos en 1964 y a refugiarse en Uruguay, para luego seguir camino hacia Cuba y China. En este país de Oriente, gobernado por Mao Tsé Tung, recibe entrenamiento militar en la Academia para cadetes extranjeros, a donde llegó enviado por el Movimiento Revolucionario Peronista (MRP). Al volver a nuestro continente será instructor militar de los Tupamaros en la vecina orilla. Nuevamente detenido en 1972, se escapa con un centenar de “tupas” de la cárcel de máxima peligrosidad de Punta Carretas, donde hoy, la prisión ha sido reemplazada por un exclusivo “shopping”. Cuentan, los que descubrieron luego el túnel que facilitó la huida de 108 Tupamaros, que, entre las pintadas registradas en el lugar, de “gaste” a los verdugos, de crítica a los militares orientales y de vivas a la organización guerrillera uruguaya y a Artigas, había una que los descolocó: con aerosol azul alguien había escrito y subrayado, “¡Perón Vuelve!”. Obviamente su autor era José Luis Nell.  Una vez a salvo, regresa a la Argentina y se incorpora a Montoneros (con el nombre de Raúl). Forma pareja con Lucía Cullen. Los hechos del frustrado recibimiento a Perón en Ezeiza, el 20 de junio de 1973, lo dejan postrado en una silla de ruedas al recibir un disparo que le afecta la cabeza y su sistema nervioso, cuando estaba al frente de la Columna Sur de aquella organización guerrillera. Un compañero suyo, “Beto” Simona, lo salva de morir allí mismo, cuando baja de un tiro a un capitán fascista retirado del Ejército de apellido Chavarri, que estaba por asesinarlo. Su accidente motivó que la “Orga” dispusiera su envío a Cuba para una operación, pero él se opuso. Del mismo modo cuando le pidieron su arma se negó y les dijo: “Yo sigo siendo un oficial montonero, con plenas facultades, el arma no me la sacan” y con esa arma más tarde, puso fin a su vida. Irrecuperable en su salud y con el único fin de no depender de nadie, José Luis Nell decide quitarse la vida con la ayuda de su gran amigo Envar “Cacho” El Kadri que lo asiste en lo que puede. Se suicidó el 7 de septiembre de 1974. Jorge Rulli otro amigo suyo y compañero de militancia lo rememora así: “En los años ’60 cuando Gustavo Rearte y otros compañeros como ‘Bechi’ Fortunato, organizaban sacarnos de la cárcel del CONINTES, se planeó una fuga en la zona del Puente de Pacífico, donde debíamos escapar de los camiones que nos conducían cada día al Consejo de Guerra en el cuartel de Palermo. Lamentablemente, los compañeros que quedaban en la calle disponibles debido a la represión y el desbande, eran tan pocos que apenas había gente para detener los camiones a punta de revólver y no quedaban otros para extender un dispositivo posible mínimo de contención. Entonces, en la desesperada, Gustavo propuso que la única manera de asegurar el éxito de una operación tan improvisada, era que alguien se sacrificara y quedara aguantando hasta la última bala para asegurar que los fugados y el grupo de asaltantes escaparan. Esto me lo contó luego en la cárcel personalmente un Gustavo todavía emocionado: Nell no vaciló, asombrando a todos los presentes y mostrando la ‘parabellum’ de que disponía, dijo claramente: yo me ofrezco para ese puesto. Y todos quienes lo conocían, sabían bien que lo haría sin vacilar, dando su vida por nosotros. Pasaron casi cincuenta años y no puedo olvidar ese gesto de José Luis, gesto que no cumplió simplemente, porque Gustavo no se decidió a sacrificarlo”. Un obituario en “Página 12” del 13-9-2020 a su memoria dice así: A 46 años de su desaparición, en recuerdo de una vida de lucha por la causa nacional”. 

  • GIUSSANI, Laura. Lili Massaferro: de los dorados años cincuenta a la militancia montonera. BsAs. 2005. Grupo Editorial Norma, 291 págs.

La vida de Massaferro cifra medio siglo de historia argentina. Ella refleja la búsqueda, las ilusiones, las utopías, los éxitos y los fracasos que signaron las últimas cinco décadas del país. El recorrido es vertiginoso y comprende su paso por la facultad de Filosofía y Letras, su relación con escritores e intelectuales de la talla de Borges y Bioy Casares, su inquebrantable amistad con Pirí Lugones, su fugaz carrera de actriz, el fusilamiento de su hijo Manuel Belloni integrante de FAP y Juventud Peronista, la militancia suya en Montoneros, el exilio y el regreso. La historia de Lili Massaferro es también el relato testimonial de sus amores, de su relación con Marcelo Laferrere, Héctor Murena, Paco Urondo y Juan Gelman. 

  • GOLLAN, Daniel. Me fui con ella. Un joven militante de los 70 y el precio de sostener las utopías.A.B.A. 2017. Chuquisaca Talleres, 304 págs.

Primera novela del actual candidato a diputado nacional por provincia de Buenos Aires (2021) y ex ministro de Salud en gobiernos peronistas: Daniel Gustavo Gollan. Se dice en la contratapa del presente libro: “Un paralelismo se establece entre la vida del autor y los sucesos políticos y sociales de nuestro país. Como arrastrado por un rio alimentado por imprecisos afluentes emocionales, Daniel llegara a transitar del éxtasis de la presunta victoria de anhelados ideales a la humillación de la derrota sufrida en carne propia y en sus seres amados durante la última dictadura militar. Y descubrirá que hay dolores aun superiores a los de la propia tortura, pero que, aun así, valió, vale y valdrá la pena continuar creyendo en las utopías”. Gollan militó en los ’70 en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). 

  • GRABOIS, Roberto. Memorias de Roberto “Pajarito” Grabois. De Alfredo Palacios A Juan Perón (1955-1974).A.BA. 2014. Corregidor, 554 págs.

Grabois fue el líder de una poderosa organización estudiantil denominada FEN (Frente Estudiantil Nacional) que si bien terminó ligada a la ortodoxia peronista es interesante bucear –contado por él mismo- su acercamiento juvenil a la izquierda más combativa. Recuerdo por caso su intervención en la película documental La Hora de los Hornos de Fernando Solanas y Octavio Getino cuando se filmó en clandestinidad. Luego en la versión oficial llevada a los cines, esa intervención suya se borró del original. Las partes en que se divide el libro son: Adolescencia socialista. Dirigente estudiantil. Juventud Peronista. Madurando como peronista. El sacrifico del general por la pacificación y la reconstrucción nacional.    

  • GUELAR, Diana, JARACH, Vera y RUIZ, Beatriz. Los chicos del exilio. Argentina (1975-1984). 2002. El País de Nomeolvides, 252 págs.

En su mayoría chicos militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Caso Tarnopolsky = Caso testigo.

  • GURUCHARRI, Eduardo. Un militar entre obreros y guerrilleros. BsAs. 2001. Colihue, 440 págs.

La vida y la obra del Mayor Bernardo Alberte y su correspondencia –hasta ahora inédita- con el General Perón. Alberte fue asesinado el mismo 24 de marzo de 1976 por un grupo de tareas del ejército que violentó su domicilio. Fue tirado por la ventana de su departamento. Edecán de Perón, participó en la defensa del orden constitucional frente a los bombardeos del 16 de junio de 1955 en Plaza de Mayo. Fue degradado por el gobierno de facto de Aramburu y Rojas y se sumó a la Resistencia Peronista. Como delegado del general Perón en el exilio, contribuyó a desmontar el participacionismo y a construir un peronismo combativo, durante los años decisivos que siguieron al golpe militar de Onganía.

  • HAGELIN, Ragnar. Mi hija Dagmar. BsAs. 1984. Sudamericana-Planeta, 244 págs.

Dagmar Ingrid Hagelin fue víctima del terrorismo de Estado argentino y su caso conmocionó a la comunidad internacional. El caso se hizo público al año del regreso de la democracia a nuestro país. Y en un principio se presentó como un lamentable equívoco de un grupo de tareas de la Marina de Guerra que se la llevó pensando en otra persona. Inclusive en este libro ni se habla de su opción política o militancia. Por lo que es menester dar a conocer la información de que dispongo. Ella tenía la doble nacionalidad argentina-sueca. Nació en Buenos Aires, el 29 de septiembre de 1959. A los 17 años fue secuestrada-desaparecida en Sargento Cabral 317, El Palomar, provincia de Buenos Aires el 27 de enero de 1977, después de que el represor, oficial de Marina, Alfredo Astiz, la hiriera de un balazo, cuando Dagmar trató de escapar a una encerrona que le habían armado. Había ido a la casa de Norma Burgos, militante montonera, secuestrada el día anterior, a quien le había fallecido una beba de nombre Victoria Eva, el 29 de diciembre de 1976. Hagelin fue vista con vida en el CCD ESMA antes de su asesinato. La misma Norma Burgos la vio “acostada en una camilla, mostrando una herida un poco más arriba del arco superciliar izquierdo y un derrame rojizo bajo sus ojos” y que por comentarios de dos oficiales supo que a Dagmar Hagelin “un disparo le había producido una lesión a consecuencia de la cual padecía una disritmia y parálisis de las piernas con incontinencia de orina”. De nada sirvió la presión del gobierno sueco y de su padre para tratar de recuperarla con vida. El crimen de Dagmar Hagelin es retomado por Jorge Camarasa en su último libro “El verdugo Astiz, un soldado del terrorismo de Estado” editado en 2009. En dicho texto, el autor afirma en base a testimonios de ex militantes montoneros que Dagmar estaba integrada como aspirante a la célula de la Columna Oeste de la Organización donde revistaba Burgos. Allí tenía una situación periférica ya que no participaba en acciones militares, pero colaboraba con la estructura y participaba en acciones sociales en barrios marginales y carenciados de Villa Insuperable, La Tablada y Tapiales, todos en el partido de La Matanza. Ratificando esta línea de investigación se da el testimonio de Oscar Arquez, “Hormiga”, cuando asegura que: “El 24 de marzo del ’76, yo tenía una cita con un compañero acá en Morón, a la noche. Yo venía con un bolso y en el bolso traía un par de ‘fierros’, o sea que tenía varias armas, y el compañero tenía que venir a recoger el bolso para llevárselo, pero el compañero no viene a la cita y yo me encuentro en Morón con el bolso, sin tener donde ir y me voy a la casa de otro compañero que vive en San Martín, Villa Bosch, cerca del Camino de Cintura, Avenida Márquez y Santos Vega. Me tomo la Costera, llegó allá, bajo, empiezo a caminar y veo un camión de milicos que pasa, justo el mismo día del golpe. Pasa el camión de milicos y yo pienso que estos por ahí vuelven, me paran… así que justo encuentro una parecita y vacié el bolso atrás de esa pared, adentro de una casa, y seguí caminando con el bolso vacío, con un par de ropas sucias que llevaba en el bolso, ropa mía de trabajo. El camión pega la vuelta a la manzana, viene y me encara: ‘Documentos. ¿Qué está haciendo?’. Respondo: ‘Lo que pasa es que vengo a ver a una piba que me la enganché ayer y tenía que encontrarla en una placita que hay aquí nomás’. Le hago todo el chamuyo y me dejan seguir. Cuando llego a la casa del compañero resulta que está allí Hagelin, la compañera sueca que nosotros llamábamos ‘Mónica’. Entonces le digo a ella lo que me pasó y volvemos los dos juntos adonde yo había dejado los ‘fierros’. Nos paramos en la casa donde los había dejado y pasa de vuelta el camión con los milicos y tuvimos que empezar a ‘apretar’ para disimular. Cuando pasan los milicos medio que quisieron parar, pero cuando vieron que era de vuelta yo, dijeron ‘No, vámosnos’ y se las tomaron. Con ‘Monica’ nos quedamos un rato ahí. Después levantamos todo y pudimos recuperar las cosas. Eso también era importantísimo: no llegar a perder nada. Todos los materiales que teníamos eran muy importantes para nosotros”. Cabe acotar, que, en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis por ordenanza Nº 1362-o, del 20 de agosto de 2002, hay una calle con su nombre.  

  • HAMMAR, Olga. Un camino de militancia. BsAs. 2009. Intermedia, 187 págs.

Adoptó el apellido de su marido Jorge, un gran militante del campo nacional y popular, tanto argentino como latinoamericano, que fue integrante de la resistencia peronista, como ella. “Aquí están los recuerdos de una mujer apasionada y comprometida que atraviesan cinco décadas de historia: de luchas obreras, de emergencia para el género femenino, de amores pasionales, de debates ardorosos, tiempos de combate, de cárceles y exilios”, se dice con propiedad en la contratapa del libro, que tiene un prólogo del Dr. Carlos Tomada.

  • HELMAN, Arturo César y CASSARINO, Carlos Alberto. El Golpe de Estado de 1976 en Corrientes. Memoria. Corrientes, 2014. Hecho en Corrientes, 70 págs.

Publicación N° 1: Carlos Enrique Pérez Rueda. Nacido en Buenos Aires el 24 de enero de 1950 en el seno de una familia conformada por Don Carlos Pérez Rueda (su padre), Joanna Hybel (su madre, dinamarquesa, profesora de inglés) y dos hermanos más. Por el trabajo de su progenitor –administrador del aserradero “Teler”- ya de chico fue a vivir a Corrientes. Sus estudios primarios los llevó a cabo en el Colegio Salesiano (desde entonces fue militante católico; tocaba la guitarra y cantaba en misas y reuniones parroquiales) y los secundarios en el Colegio Nacional “General San Martín” (Promoción 1967). Era un hombre alto, delgado, rubio y de ojos claros. Se destacó en el deporte de la pelota ovalada, siendo figura del “Aranduroga Rugby Club” de la ciudad correntina. Estudiante de Ingeniería. Fundador y militante de la Juventud Peronista local a través de su militancia en el “Frente Eva Perón” (FEP) y en las Juventudes Rurales. Prestó su colaboración provincial a la CGT de los Argentinos de Raimundo Ongaro, representada en Corrientes en la figura de Ramón Cabrera. También Pérez Rueda sumó trabajo y experiencia militante en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Memoriosos recuerdan que para los carnavales de 1970 –gobierno de facto de Onganía- Pérez Rueda y otros compañeros del FEP fueron detenidos por la policía provincial cuando protestaban y arrojaban volantes, criticando el gasto superfluo de las comparsas carnavalescas con dinero estatal, en tanto el pueblo no tenía ni sus necesidades básicas satisfechas, condenado por la política económica liberal y conservadora a vivir hambreado. Durante el gobierno de Cámpora a nivel nacional y antes cuando arreciaba el “Luche y Vuelve”, era común ver a “Charly” Pérez Rueda acompañado de su perro pastor ovejero alemán de nombre “Ratón” desplazándose en un Citröen amarillo con techo descapotable por donde se visualizaban las tacuaras grandes con los lienzos partidarios enrollados camino a alguna concentración partidaria. También fue él quien estuvo al frente de la masiva comitiva juvenil, agraria y barrial peronista que se vino desde Corrientes a Buenos Aires a recibir a Perón el 20 de junio de 1973, cuando luego todo terminó en tragedia; sobresalía por su figura espigada y un poncho rojo que tenía puesto. Corrido por la derecha y los grupos paramilitares y parapoliciales se muda a Misiones –Departamento San Ignacio- para organizar el Partido Peronista Auténtico en tanto se gana la vida como chacarero. Allí lo conocerán con el sobrenombre del “Gringo”. En ese mismo lugar, en las proximidades del cerro Moreno, cae combatiendo este oficial del Ejército Montonero conocido por sus pares como “Manuel”. Ocurrió el 25 de noviembre de 1976. Allí había un campamento que les permitía ocultarse de las fuerzas represivas; cuentan que ese día quedó tiroteándose con los militares para posibilitar el escape de otros compañeros. El Dr. Juan Carlos Romero, recuerda que: “Cuando lo matan a Charly, los familiares logran traer el cuerpo a Corrientes y se hizo un velatorio; allí fuimos sus amigos y compañeros, pese al operativo policial que rodeó y estuvo pendiente de ese funeral. Pero aún con miedo, sus amigos estuvimos dándole el último adiós”. Dejó dos hijas, Camila y Guadalupe; su mujer se llama Gladys Beatriz Claver Gallino (“Pelusa”) y fue presa política. Con la vuelta de la democracia, en un acto oficial se impuso una calle con el nombre de Pérez Rueda en los barrios Ponce y Santa Rita de Corrientes. Sus restos descansan en el cementerio de esa misma ciudad. Graciela Franzen compañera de militancia y con un hermano asesinado por la dictadura cívico- militar (Luis Arturo Franzen) dijo: “Yo siempre me pregunté por qué algunos compañeros que nunca sintieron necesidades económicas como el ‘Gringo’ se sumaban a la lucha contra las injusticias y llegaron a dar la vida por sus hermanos, como decía Jesús. Cuando me pidieron que escriba la militancia compartida con él, y me contaron, que, como yo, había militado de jovencito en la Acción Católica Argentina, lo entendí, perfectamente. Nuestra formación allí fue: ‘Ver, Juzgar y Actuar’. Y eso hizo Él”. (Reseña tomada de la página web de Roberto Baschetti).

  • KEGLER, Rolando. Marlene Kegler Krug … secuestrada… torturada… desaparecida. BsAs. 2013. Croquis, 137 págs.

¿Quién era ella? En mi página web tengo: Marlene Catherine Kegler Krug: “Cuñataí”. Nació el 13 de abril de 1953 en Colonia Hohenau, Departamento de Itapuá, Paraguay, en el seno de una familia alemana. Era de buen porte, delgada, cabello castaño y ojos del mismo color. La sencillez, la humildad y la espontaneidad fueron tres características pronunciadas de su corta vida, además de hacer gala de buenos sentimientos y ser solidaria y muy responsable en todos sus actos. Además del español hablaba alemán e inglés perfectamente. Decidió en 1972 ir a la ciudad de La Plata para estudiar Medicina. Así lo hizo hasta tercer año (1976) cuando se pasó a la carrera de Obstetricia. A pesar de tener sus padres una buena posición económica decidió trabajar como empleada doméstica para pagar parte de sus estudios. Alrededor de la Iglesia Evangelista de La Plata se formó un grupo de jóvenes estudiantes cristianos –de hecho, Marlene era allí catequista-  que muy pronto profundizó su compromiso político con los más necesitados e hizo pública su preferencia, sumándose a la campaña del “Luche y Vuelve”. Iban a los barrios más carenciados y ayudaban a sus habitantes en un sinfín de tareas y los organizaban así mismo para que pelearan por sus derechos y no se estancaran en la mera subsistencia. La intención fundamental de Marlene como integrante de Juventud Peronista fue alcanzar una Argentina solidaria, sin pobreza, con educación, salud y trabajo digno para todos sus habitantes. Además, Marlene sentía admiración por la vida y pasión por la obra de Evita. Cuando la derecha sanguinaria de Concentración Nacional Universitaria (CNU) secuestró y asesinó a dos de sus compañeros de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo en octubre de 1975 (los secretarios académicos Achem y Miguel), el sepelio se convirtió en una impresionante movilización de dolor y protesta de la que Marlene participó y que fue violentamente reprimida por la policía. Hay quienes afirman también que Marlene militó en el Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS) antes de su muerte; de ser así lo hizo sin renunciar a su fe peronista y revolucionaria. El 24 de septiembre de 1976 salió de su casa de Berisso (calle 125, nº 148) temprano, para ir la facultad. Esperando el colectivo en la parada fue secuestrada en la calle. Testigos ocasionales del hecho trataron de impedirlo, pero los tres sujetos que se habían abalanzado sobre ella tiraron con sus armas de fuego al aire para amedrentarlos y se fueron con su presa adentro de un automóvil Torino con un cuarto indeseable al volante. A uno de los secuestradores se le cayó en el forcejeo con su víctima una credencial policial que fue recogida por uno de los presentes y luego entregada a un militar que arribó al lugar de los hechos muy poco tiempo después. Se ve que los secuestradores se olvidaron de pedir zona liberada como tantas otras veces si lo habían hecho. Marlene Katherine Kegler Krug fue vista en varios centros clandestinos de detención antes de su asesinato que sucedió en el medio de una sesión de tortura. En alguna otra oportunidad con anterioridad, una compañera de suplicio vio también como la habían crucificado.  El 17 de noviembre de 2017, la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata inauguró un mural en su memoria, obra del ilustrador Carlos Pinto, emplazado en un muro de 15 x 3 metros que llevó tres meses de labor. La inauguración estuvo acompañada de una muestra fotográfica sobre su vida y labor, a cargo de Érica Voget.       

  • LARRAQUY, Marcelo y CABALLERO, Roberto. De Perón a Susana. De Montoneros a la CIA. BsAs., 2000. Grupo Editorial Norma, 631 págs.

Se anuncia como “biografía no autorizada” que demandó dos años y medio de trabajo diario y cuarenta horas de reportaje con el protagonista del libro. Se reconstruyen cuarenta años de historia argentina a través de la vida de un personaje irritante, provocativo y polémico dentro del peronismo. Hago referencia a Rodolfo Galimberti. Como dice en el libro “es la historia pública y privada de la Argentina leída desde la trayectoria del ex delegado de Perón que se convirtió en guerrillero, secuestró a los hermanos Born en la era del capitalismo industrial, vivió 16 años en la clandestinidad, combatió al servicio de la OLP –Organización por la Liberación de Palestina-, se recicló como socio de su ex secuestrado, vendió armas, cortejó a la oligarquía, se hizo amigo de los torturadores de sus ex compañeros, capturó a la reina de la televisión en la era del capitalismo mediático y en la actualidad, trabaja para los servicios de inteligencia de los Estados Unidos”. No es poco cosa … También hay una edición hecha en España en el año 2002, por Aguilar, de 698 págs. que lleva por título: “Galimberti. Crónica negra de la historia reciente de Argentina”. 

  • LESGART, Alicia, GIANELLONI, Lila y COZZI, Inés (coordinadoras). Por siempre jóvenes. Miriam y Roberto, una historia de amor en tiempos de lucha. Santa Fe, sin fecha. Gobierno de Santa Fe. Secretaría de Derechos Humanos. 80 págs. en papel ilustración y formato, 20 x 16 cm.

Miriam Susana Moro y Roberto Enrique Dario De Vicenzo, casados, enamorados y militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros.  Secuestrados-desaparecidos por la canalla dictatorial el 27 de septiembre de 1976. Hermoso libro en homenaje a ambos.    

  • LEVAGGI, Nahuel. El fogón de la Memoria. BsAs. 2007. El Colectivo, 223 págs.

Historias de vida y de luchas de los ’70. Testimonios de Juan Carlos Cibelli, Guillermo Cieza, Graciela Daleo, Roberto Martino, Celina Rodríguez y Manuel Suárez.

  • LEVENSON, Gregorio. De los bolcheviques a la gesta montonera. BsAs. 2000. Colihue, 227 págs.

Gregorio Levenson con 88, condensa en este libro la experiencia de 77 años de militancia revolucionaria. Partícipe y testigo comprometido de los principales acontecimientos del siglo en Argentina, rememora su trayectoria política iniciada en la infancia, cuando de la mano de su padre –obrero ruso que había participado en su país de la revolución de 1905- se aproxima a las organizaciones sindicales dirigidas por los anarquistas. Desde entonces transitó por el socialismo de Alfredo Palacios, militó activamente en el Partido Comunista y en la década del ’40 se integró al peronismo en sus sectores más combativos. Montonero en los ´70, dejó en el camino la vida de dos hijos, muertos en la lucha, y la de su esposa, Elsa “Lola Rabinovich, secuestrada y desaparecida en la ESMA. Así y todo, no es un libro doliente ni nostálgico. Si vuelve al pasado, es con una mirada crítica para enjuiciar su propia conducta y la de los hombres que tuvieron responsabilidad política en la conducción de las luchas populares. 

  • LEVENSON, Gregorio y JAURETCHE, Arturo. Héroes. Historia de la Argentina revolucionaria. 1998. Ediciones del Pensamiento Nacional, 217 págs.

Cubre numerosos casos de peronistas caídos en combate contra las dictaduras militares, entre las 150 historias: La familia Lizaso, Vallese, Abal Medina, Ramus, Liliana Raquel Gelin, Manuel Belloni y Diego Frondizi, Carlos Olmedo, Capuano Martínez, las hermanas Lesgart, “Tacuarita” Brandazza, Ortega Peña, Troxler, Arturo Lewinger, Alberte, Oesterheld, Urondo, los Bettanin, Di Pascuale, Dardo Cabo, Carri, Alberto Camps, Rodolfo Walsh, “El Nariz” Maggio, “Lolo” Guagnini, “Petete” Croatto, María Antonio Berger, Pereira Rossi y Cambiaso, etc. La obra reúne también un valioso material testimonial en documentos, poemas y cartas que permiten visualizar toda una época.

  • LÓPEZ ECHAGUE, Hernán. Memorias de la militancia estudiantil de los años 70. BsAs. 2014. Planeta, 213 págs.

Hernán (El Enano, en la “orga”) nació en Buenos Aires en 1956. Fue militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) brazo estudiantil de Montoneros. Se exilió en Brasil avanzada la dictadura. Volvió a la Argentina en 1984. Estas son sus memorias –excelentemente escritas y narradas-  donde incorpora a las mismas a sus amigos de militancia Lennon, Tony y Chiche. Las anécdotas están a la orden del día, los hechos de resistencia a la dictadura también. El rol que ocupa su madre en esta historia es singularmente extraña y sorprendente a la vez. Se peleaba por un mundo más justo e igualitario. Muchas veces se dejó la vida en el intento. 

  • LORENZ, Federico. Cenizas que te rodearon al caer. BsAs. 2017. Sudamericana, 315 págs.

De subtítulo: Vidas y muertes de Ana María González, la montonera que mató al jefe de la Policía Federal”. Sobre ella puede decirse: Conocida en la “orga” como “Anita” y “Lucía”. Comunicado: “A las 18.40 hs. del día 16 de junio de 1976, el Pelotón de Combate ‘Carlos Caride’ del Ejército Montonero, a través de uno de los integrantes de su personal, la compañera Ana María González, procedió a colocar una carga explosiva debajo de la cama del Jefe de la Policía Federal, General de Brigada Cesario (sic) Cardozo, que debía estallar a la hora 1.30 del día de la fecha. La operación en su conjunto, tanto en la fase de inteligencia e infiltración, como en la de ejecución final, se desarrolló conforme a lo planificado, lográndose el objetivo de ejecución del represor Cardozo, sin bajas en la fuerza propia. Al cumplirse el 21° aniversario de la Masacre del Pueblo en Plaza de Mayo llevada a cabo por estas FF.AA. represoras y cipayas que hoy han vuelto a adueñarse del poder para servir a los monopolios, nuestro Ejército Montonero hace efectiva con esta acción la condena a muerte con que la justicia popular ha sentenciado a los represores del Pueblo Argentino. Este es el inexorable destino de los integrantes de este Ejército que pone sus armas al servicio del imperialismo y la oligarquía y cuyo objetivo es la explotación de los trabajadores y el pueblo…”.  Ana María González tenía 18 años (nacida el 28-2-56 en San Fernando), estudiaba Magisterio en el Normal 10 de Belgrano (una alumna de notas de ocho para arriba) y le faltaban 5 meses para terminar sus estudios. Era compañera de clase de una hija del General Cesáreo Ángel Cardozo, jefe de una Policía Federal que por día “se cargaba” a más de 20 personas de las cuales luego no se tenía ni el más mínimo rastro, salvo que sus cuerpos destrozados aparecieran en algún lado como escarmiento. Ana María –que había pasado como militante por la Unidad Básica “Ramón Cesaris” de Beccar y había ayudado con apoyo escolar a los más pequeños en un barrio obrero de San Isidro llamado Monte Viejo, le pasó el dato a sus compañeros y estos a sus superiores y así se llegó a la decisión de atentar contra Cardozo. Ana María y María Graciela Cardozo, por varios días estuvieron estudiando en el departamento familiar de ésta. En el día indicado en el comunicado transcripto antes, Ana María puso debajo de la cama matrimonial de los Cardozo, 300 gramos de trotyl escondidos dentro de una caja de perfume ‘Crandall’ y después con una excusa cualquiera se ausentó del departamento. Murió sólo el General, su esposa que veía T.V. en el living se salvó y las hijas también. Ana María, como era de esperar pasó a ser la persona más buscada del país. Su padre, era médico cirujano. A su madre (Ana María Corbijin), una psicóloga que vivía en Béccar, provincia de Buenos Aires, los paramilitares le volaron la casa en represalia. En 1977, Ana María (“Anita” también la llamaban) iba con su compañero (Roberto ‘Beto’ Santi) en un automóvil cambiando de refugio cuando cayeron en una ‘pinza’ del Ejército armada frente a la UOM de San Justo, de la cual salieron ambos: (él conduciendo, ella a los tiros). Abatido por los disparos fallece el soldado conscripto Guillermo Félix Dimitri. Pero ella también quedó malherida y fue revisada por un médico montonero (“Anselmo”) que diagnosticó la necesidad de una cirugía mayor para salvarla. Ella no quiso. Con racionalidad se dio cuenta que la “cana” iba a preguntar, que iba a saltar quien era ella y que la iban a torturar y a matar lentamente, además de que su captura iba a ser presentada como un triunfo. Allí se quedó. ‘Beto’ la besó y la abrazó y lloró desconsoladamente. Ella lo dejó hacer, buscó su mano, la apretó y le dijo: ‘Decíle a los compañeros que los quiero mucho’. Al rato expiró. ‘Beto’ con el otro compañero (Anselmo) se quedó toda la noche despierto, velándola; a la mañana siguiente, rociaron el cuerpo de Ana María y las paredes con nafta y prendieron fuego al lugar. Lograron un doble objetivo: El cuerpo no tenía que caer en manos de los militares, ni estos saber que había sucedido. Quien quiera profundizar sobre la vida y militancia de Ana María González, debe hacerse de un ejemplar (para leer de un tirón, como yo lo hice), del libro del historiador Federico Lorenz aparecido en 2017, titulado “Cenizas que te rodearon al caer”. En ese mismo libro se confirma que el hijo de Cesáreo Cardozo “un joven militar cuando mataron a su padre, siguió su carrera militar. Hoy está detenido en el Penal de Chimbas, acusado por delitos de lesa humanidad cometidos cuando prestaba servicio en el Regimiento de Infantería de Montaña 22, como parte de los grupos de tareas que actuaron en la provincia de San Juan”. Para concluir esta reseña, una reflexión al respecto, del poeta popular Jorge Falcone (hermano de Claudia, asesinada en “La Noche de los Lápices”), escrita en enero de 2006: “A treinta años del genocidio mayor de nuestra historia y cuando programas televisivos de alto rating como ‘Algo habrán hecho’ conducido por la dupla Pigna-Pergolini, se han propuesto recuperar para el heroísmo figuras tan mancilladas como las de Belgrano, Moreno o Castelli, enamorando a nuevas generaciones con el retorno de la historicidad, acaso haya llegado la hora de re-significar la figura del detenido-desaparecido en general y la del represaliado por el poder en particular, para que no goce de todos los honores de la memoria solamente un grupo de estudiantes capaces de conquistar el Boleto Estudiantil Secundario, al precio del olvido sistemático de otros que, como Ana María González, a la misma edad se permitieron volar por los aires a un genocida y caer en combate anónima y silenciosamente después”.     

  • MANCHIOLA, Jorge Omar. Más allá de sus ojos. La Plata, 2012. Edición del Autor,128 págs.

De ella tengo los siguientes datos: Mirta Graciela Manchiola, “La Turca”. Nacida el 8 de agosto de 1954 en General Pirán, provincia de Buenos Aires. Era dueña de unos bellísimos ojos azules grisáceos, como puede apreciarse en la portada de este libro, que, sobre ella, escribió su hermano, el periodista Jorge Manchiola. También era la compañera de Guillermo Enrique Otaño, conocido como “El Flaco Mito”. Ambos, militantes de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros. Ella, estudiante de Derecho, cursaba 3º año y antes de JUP, militó en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN) y brindaba asistencia social en los barrios más carenciados de los suburbios platenses. Trabajaba en el Ministerio de Vialidad platense, en la sede oficial de la calle 7 entre 57 y 58. Secuestrada-desaparecida, con 22 años y embarazada de siete meses, el 5 de noviembre de 1976, en la ciudad de La Plata, en la esquina de 65 y 18, a dos cuadras de la casa de sus padres; cuando dos energúmenos se bajaron de un vehículo automotor y uno de ellos le dio un puñetazo en la cara desmayándola. Fue torturada en la Comisaría 5° de La Plata ya que los represores buscaban denodadamente a su marido, con quien había contraído matrimonio el 26 de marzo de 1975. Fue cuando Mirta arrojó el tocado y el ramo de flores a un grupo de jóvenes militantes peronistas –amigos y compañeros- en aquella iglesia en tanto ellos cantaban “¡Perón, Evita, la Patria Socialista!” y ahogaban con sus cánticos a una solemne marcha nupcial que se perdió sin pena ni gloria. El hijo de Mirta Graciela Manchiola nunca apareció (parece que murió abortado en la tortura a su madre) pero lo que nunca esos cretinos pudieron, fue hacer desaparecer una carta que esta compañera tenía preparada para que leyera su hijo el día de mañana y que en sus partes más salientes dice así: “Mañana nacerás hijo (…) Amarás desde niño esta tierra compartida con otros niños (…) Tu padre dice que serás negrito y llevarás mis ojos; que no tendrás Reyes; que tendrás muchos valores; que serás el Hombre Nuevo. Que serás libre, que serás más. Así nacerás y vivirás. Hoy te esperamos con tantas ganas que, cuando nazcas y pienses, tendrás tantas cosas que hacer, que no tendrás derecho a rehusarte, porque responderás a muchos. No sólo a tus padres, sino fundamentalmente a todo un pueblo que espera que muchos ojos y los tuyos vean esto y quieran más que a su propia vida, la libertad, el amor y la vida. Negrito, te queremos, nos queremos con tu padre; los tres queremos esto: nace hijo y se valiente”. La Plata, 13-7-76”.     

  • MARCOTE, Leonardo. María Claudia Falcone. Políticas revolucionarias en bachilleratos de los años 70. Lanús Oeste, 2017. Nuestra América, 272 págs.

Minuciosa investigación sobre esta jovencita, militante peronista y montonera. De ella sabemos: María Claudia Falcone. “Nucha” nació el 16 de agosto de 1960 en La Plata. En 1973, ingresó a la Escuela Superior de Bellas Artes para comenzar su secundario. Lo de “Nucha” viene por el lado, de la locutora radial de los años ’70, Nucha Amengual, que tenían una voz aterciopelada y cautivante para su púbico radio-escucha y por el absurdo, a María Claudia de voz fuerte y estridente, la empezaron a apodar del mismo modo. Ya en ese momento fue elegida delegada de curso y su militancia estaba consustanciada con los principios de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), el brazo secundario de Montoneros, donde ella tenía el grado de “Aspirante”. María Rosa Torras, “Marocha” la recuerda de este modo: “Había algo de temerario al charlar con Claudia porque era una chica de tantos recursos que uno pensaba ‘si digo esto va a venir a decirme aquello’; era muy especial. De alguna manera te tensionaba la respuesta si se trataba de un planteo serio. Era una mina de una inteligencia tan extraordinaria que te daba vuelta todo y terminaba convenciendo por el poder argumentativo que tenía. Ella no repetía slogans o frases, era una estudiosa de verdad. Tenía un pensamiento lateral, divergente. Era admirable. Pero te repito, cuando era un planteo serio. Con sus amigas, en cambio, le gustaba cagarse de risa, hablar de chicos, de ropa, lo que hace una adolescente de su edad”. Falcone tuvo un novio que quiso mucho y que fue su primer amor, Roberto “Willie” Silva, que pasó por la UES y la Juventud Guevarista antes de abandonar definitivamente la militancia: el primer beso que se dieron fue porque Claudia lo apuró a él. Y es él, quien la recuerda de este modo: “Claudia tenía la solidaridad en la sangre, era totalmente solidaria. Y no lo hacía para fingir una postura, le salía naturalmente. Me acuerdo que una tarde estábamos en Plaza San Martín, y llovía torrencialmente y ve pasar a un chico que se estaba cagando de frío y la mina se saca la campera y se la da. Así de sencillo, lo vio, lo llamó, y le dio la campera. Después de tener esa actitud me sigue hablando como si nada hubiera ocurrido, como si esa acción no hubiera pasado, era así de solidaria. Y si alguien le preguntaba por qué hizo eso, te respondía: ‘Él no tiene, yo tengo otra en mi casa, me mojaré como mucho tres cuadras’”. Era normal verla en tareas de sanidad y apoyo escolar en villas y barrios carenciados del gran La Plata. Resultaba de lo más común también, que compañeros humildes de su colegio, merendaran o cenaran en su casa invitados por ella. También –como dije- que usaran su ropa abrigada o nueva, esa que nunca se podrían comprar por sus propios medios. En la primavera de 1975 con otros compañeros se ocupó de lleno por lograr un boleto secundario accesible para todos los pibes estudiantes. Pero está claro que ella y sus compañeros luchaban por mucho más que un boleto estudiantil. Fue privada de su libertad el 16 de septiembre de 1976 por un grupo de tareas a la edad de 16 años. Ocurrió, pasada la medianoche, en tanto se encontraba en el domicilio de una tía abuela, en calle 56 N° 586 de La Plata junto a su amiga y compañera de militancia María Clara Ciocchini (oficial montonera), a la que también se llevaron. En la casa guardaban armas cortas y granadas. Fueron dos de las víctimas de la fatídica “Noche de los Lápices”. Ante de ultimarla, a María Claudia Falcone se la retuvo en cautiverio forzado en el “Pozo de Arana” y luego en la Brigada de Investigaciones de Banfield (“Pozo de Banfield”), provincia de Buenos Aires, sitio que dependía operacionalmente del Primer Cuerpo de Ejército. Fue torturada y violada reiteradamente. Cuando Pablo Díaz un compañero y conocido suyo de La Plata, salió en libertad del Centro Clandestino de Detención, se le ocurrió decir para levantarle el ánimo a María Claudia: “Nos vemos afuera, cuando te liberen”; ella le responde: “No Pablo, nosotros no vamos a salir. Brinden por nosotros todas las navidades”. Hoy, una calle de La Plata lleva su nombre (desde el año 2003) y una escuela secundaria en Capital Federal también (Escuela Media Municipal N° 7 del Barrio de Palermo, por decisión de sus alumnos y profesores con 250 votos, en el año1998. Detrás quedaron los otros dos ternados: Xul Solar y Oliverio Girondo). El 26-11-2007 se colocó una baldosa que la recuerda y simboliza la elección. Una segunda baldosa se instaló en la sede del colegio de la calle Yatay. Cabe acotar, por último, que, en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis por ordenanza Nº 1362-o, del 20 de agosto de 2002, hay una calle con su nombre. Néstor Beroch, profesor de Literatura y ex integrante de Concentración Nacional Universitaria (CNU) en los años de plomo –un banda parapolicial y paramilitar de extrema derecha-  fue expulsado de su cargo docente en 2004: el legajo 3.675 de la CONADEP lo menciona como uno de los integrantes del grupo de tareas que secuestró a los estudiantes de “La Noche de los Lápices”. Precisamente con este título el director de cine Héctor Olivera estrenó una película en 1986 y los periodistas María Seoane y Héctor Ruíz Nuñez, un libro en ese mismo año. Actualmente, en el curso de este año 2017, apareció el libro “María Claudia Falcone. Políticas revolucionarias en bachilleratos de los años 70” escrito por Leonardo Marcote; un completo relato de la vida y la obra de esta joven peronista revolucionaria que ya ha entrado, para quedarse definitivamente, en la historia educacional secundaria de la Argentina. Su sobrino Juano Falcone escribió no hace mucho: “No creo que ningún cielo nos reúna, y por eso no espero nuestro abrazo. Pero han dicho por allí que el único cementerio es la memoria, y ahí sí que estos canallas la tienen difícil: deberán lidiar con tu eternidad. ¡Hasta la victoria siempre Tía! Te amo”. 

  • MARIANI, Ana. La vida por delante. La tragedia de los chicos del colegio Manuel Belgrano. Córdoba, 2006. Ediciones del Boulevard, 208 págs.

Incluye la vida estudiantil y militancia de los chicos de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) secuestrados- desaparecidos en esa provincia mediterránea: Claudio Román, Fernando Ávila, Raúl Castellano, Jorge Nadra, Walter Magallanes, Oscar Liñeira y Pablo Schmucler.

  • MAYOR DE PIÉROLA, Amanda. Amanda, dolor y esperanza. Resistencia, 2010. Instituto de Cultura de la Provincia del Chaco, 151 págs.

Amanda es la madre de Fernando Gabriel Piérola, militante juvenil peronista y de Montoneros, encarcelado, torturado y asesinado por la última dictadura militar. El subtítulo del libro explica el porqué y su contenido: “Masacre de Margarita Belén: la búsqueda irrenunciable de Fernando. Cartas, textos y poemas”. Una breve reseña sobre él, sería de este modo: Algunos lo conocían como “Damián”; otros como “Dani”. Nació en Paraná, Entre Ríos, el 25 de junio de 1952. Será el segundo de seis hermanos. Su padre es profesor en Letras. Fernando gustaba mucho de los deportes; creció a dos cuadras del Club Echagüe, renombrado por el básquet y sus bailes de carnaval. Su secundario lo hizo en el Colegio Nacional de esa ciudad. Entre marzo de 1974 y enero de 1975 viaja por Latinoamérica, descubriendo una realidad social que lo conmueve. Militante de Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la Facultad de Arquitectura de la UNNE. Montonero. Se gana la vida como dibujante. Vivió en Resistencia hasta 1975, cuando decidió irse a Posadas. Fue detenido en noviembre de 1976, junto a su esposa, Julia Morresi, en la capital misionera y de ahí fue devuelto encadenado a Resistencia. “Los dos guardias que recibieron la orden de ir a buscar a la celda a Fernando mostraban cierto nerviosismo y hasta cierta vergüenza. Seguramente conocían quién era ese prisionero. Y seguramente conocían su actitud frente a la tortura cuando lo detuvieron meses atrás. Fernando había sido detenido por primera vez a principios de 1975 en Resistencia y fue alojado en la misma Alcaldía. Nos conocimos en ese mismo pabellón. Lo gastábamos por su pinta de ‘hippie’ y sus aires de poeta romántico. Parecía un actor de cine, de esos que le quitan el sueño a jóvenes y veteranas. En aquella oportunidad logró zafar recuperando la libertad en un par de meses. Claro, llegó la dictadura, de nuevo a correr de aquí para allá hasta que una emboscada militar lo volvió a atrapar. Lo torturaron como al que más. Lo humillaron una y cien veces. Lo pisotearon hasta verlo caer, caer, caer, y siempre se volvía a levantar. Ese Fernando del que hablo acá, vio ese 13 de diciembre pararse a los guardias frente a su celda. Se miraron fijamente. Uno de los ‘llaveros’ susurró: ‘Salga’. Fernando tomó su atadito de ropa con la mano izquierda y con la derecha, fue palmeando uno a uno a sus compañeros de celda. No lloró, no gritó, no pidió clemencia. Se lo veía más triste que nunca, más romántico que nunca, pero estaba entero. A cada compañero le repetía un ‘Chau, compañero, hasta la victoria’. Los guardias se honraron a sí mismos por un instante y no lo apuraron. Dejaron que se despidiera y luego lo acompañaron solemnes y respetuosos hasta el pie del cadalso, es decir, hasta las rejas de entrada del pabellón. Allí esperaban, babeando de odio, quienes daban el ‘recibimiento merecido’ a los compañeros supuestamente trasladados. Lo molieron a palos, primero. Luego, como para justificar en algo la tortura, le preguntaron: ‘¿Por qué está preso?’ Y Fernando Piérola contestó dignamente: ‘Porque soy un oficial montonero’. Lo molieron nuevamente a trompadas y patadas. Mario, que escuchaba impotente todo desde su celda, se mordió hasta sangrar las manos, para no gritar a viva voz lo que su corazón gritaba: ‘¡Grande, Fernando!’”. (Tomado del libro de Jorge Giles, “Allí va la vida. La masacre de Margarita Belén”). Está dicho, su bárbaro asesinato ocurrió el 13 de diciembre de 1976, (“Masacre de Margarita Belén”) cuando de allí lo “trasladaron” a la muerte, después de cinco horas, ¡cinco horas! de torturas. Diez años más tarde, su madre Amanda Mayor de Piérola, entrerriana, muralista, católica ferviente, aceptó la invitación de la Federación Universitaria del Nordeste y reflejó esa masacre de Margarita Belén en 53 metros cuadrados de pared que el Consejo Superior de la Universidad del Noreste (UNE) le cedió en la Facultad de Arquitectura, la misma casa de altos estudios donde había ido a formarse Fernando desde su Paraná natal. Pero la censura se hizo presente: por una decisión judicial que ella tildó de “apresurada y arbitraria”, le fue borrada con pintura blanca la imagen de un cura supervisando una sesión de tortura a un joven desnudo e indefenso, sometido a la picana eléctrica; y como no se consiguió ningún artista plástico dispuesto a la amputación, finalmente se hizo con brocha gorda. La figura y actividad sacerdotal en el mural, había sido cuestionada por los obispos de Resistencia y Corrientes. Dos años más tarde, en 1988, Amanda en silencio, restituyó la imagen polémica. Pero recién en 2004 pudo ver oficialmente restaurado el mural tras el fallo del juez federal de Resistencia, Carlos Skidelsky en su favor. Ese mismo año, el 13 de diciembre, en un nuevo aniversario de la masacre, la mamá de Fernando Piérola fue declarada “Ciudadana Ilustre de la Provincia” por la Cámara de Diputados del Chaco.

  • MAZZEO, Miguel. Alicia en el país. Apuntes sobre Alicia Eguren y su tiempo.CABA, 2022. Colihue, 520 págs.

La obra tiene un prólogo de María Pía López que lleva por título “Óleo de una mujer”.  Contenido del libro: Vigencia (y anti-vigencia) de Alicia Eguren, una “tipa” inquietante. El machismo y el sexismo del lenguaje y la escritura. Los pasos previos. Boedo, Londres, Boedo: itinerarios de una mujer insumisa. A la espera de “un mandato claro”. Sexto Continente y otras empresas literarias. Amor y militancia en tiempos de la Resistencia Peronista. Un punto de inflexión. Los años intensos de la Revolución Cubana y la fundación de Acción Revolucionaria Peronista (ARP). Alicia y John: “pareja activista”. Auge de masas: “Cordobazo” y después. Sobre primaveras, masacres y brujos. Alicia Eguren y la construcción del Cookismo: “una teoría permanente confrontada en la tormenta”. Alicia Eguren, barro de mañana. Bibliografías, obras y acervos relativos a Alicia Eguren.    

  • MENDOZA, Juan. El guerrero de la periferia. Biografía de Jorge Rulli. 2011. Del Nuevo Extremo, 456 págs.

Rulli, integrante de la Resistencia Peronista, partícipe del mítico grupo de Corrientes y Esmeralda. Militante de las Fuerzas Armadas Peronistas. Su vida, su militancia, la cárcel.

  • MENDOZA, Mónica y ESPINOZA, Eduardo. Recordando a Montoneros: los Barry de Adrogué. Buenos Aires, 2007. Imago Mundi, 64 págs.

Es un libro producto del Programa de Historia Oral de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Los Barry de Adrogué eran una típica familia de clase media acomodada: padre abogado, madre ama de casa, ambos profundamente antiperonistas y de ascendencia británica. Sus tres hijos varones militarán en el peronismo. Los dos más chicos John Alex –Juan Alejandro- y Henry –Enrique Rodolfo-  serán secuestrados y asesinados por la dictadura militar. He aquí la historia de vida de la familia y sus integrantes. 

  • MICELI, Jorge. Monte Madre. Heroica historia de compromiso y dignidad. Reconquista, Chaco, 2006. Edición del Autor, 228 págs.

En el año 1975, Irmina Kleiner y Remo Vénica, militantes de las Ligas Agrarias, debieron huir al monte chaqueño, perseguidos por efectivos de las fuerzas de seguridad. Comienza allí para ellos, un largo y duro periplo que dura cuatro años, en cuyo lapso atraviesan el monte chaqueño y se dirigen a los cañaverales del norte de Santa Fe. Durante ese largo y difícil camino, acuciados por la sed, el hambre y cercados por la policía del Chaco y el ejército, Irmina, pocos meses después de tener una hija en el monte, es herida en la espalda por una bala policial. Luego ya en el cañaveral, tiene otro hijo (…) Luis Fleitas, dirigente de la J.P. chaqueña –luego secuestrado y desaparecido- uno de los compañeros que acompañó a Irmina y a Remo en el monte, en una parte de la travesía, escribió para la hija de ellos: “El pueblo tiene un destino, que tu destino será, levantar nuestras banderas, luchar por la libertad. Duerme florcita del monte que los pájaros por ti velan, duerme tranquila cumpita, Montoneros te promete, vivirás en libertad”.

  • MIDÓN, Hugo Bernardo. Baila para vivir, baila para no morir. Resistencia, 2007. Librería de la Paz, 341 págs.

Aquí Hugo habla del peronismo, de la Tendencia Revolucionaria enfrentada a la derecha peronista, de Montoneros, donde militó, de los sueños, las identidades políticas y las prácticas de una generación de la que orgullosamente participó. Resistencia a la opresión y una historia de un amor también son parte de su relato. También habla de su prisión y de su exilio obligado.  

  • MOLER, Emilce. La larga Noche de los Lápices. Relatos de una sobreviviente. C.A.B.A. 2020. Marea, 235 págs.  

En la madrugada del 17 de septiembre de 1976, Emilce Moler, de 17 años, estudiante secundaria, fue secuestrada de la casa de sus padres, en La Plata, por hombres armados pertenecientes al Ejército Argentino. Ella militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Estuvo detenida-desaparecida durante 6 meses, más tarde presa en la cárcel de Villa Devoto y finalmente, bajo libertad vigilada, hasta los 20 años. Fue una sobreviviente de “La Noche de los Lápices”. Este es un relato de su vida y su militancia que emociona por su autenticidad.

  • NICOLINI, Fernanda y BELTRAMI, Alicia. Los Oesterheld. BsAs. 2016. Sudamericana, 409 págs.

En la contratapa del libro –que es una investigación excepcional- se preguntan: “¿Cómo fue que el creador de El Eternauta, guionista reconocido en el mundo, se convirtió en correo de Montoneros? ¿Qué llevó a sus hijas, alumnas destacadas de colegios bilingües de elite, a involucrarse en el trabajo de base y en la lucha revolucionaria”, también desde Montoneros, agrego.

  • ÑAÑEZ, Guillermo Daniel. Abraham Guillén: los remotos orígenes de la guerrilla peronista 1955-1960. En Cuadernos de la Memoria/ elortiba.org, 30 págs.

El autor es profesor de Historia en colegios nocturnos y en las cárceles de Florencio Varela (Pcia. de Bs.As.). Director de Derechos Humanos de la Municipalidad de la misma localidad. Durante la última dictadura militar fue militante del Servicio Paz y Justicia. Colabora en el Centro Cultural Enrique Santos Discépolo. La militancia revolucionaria argentina marchó de a poco, a formas de relatos que le permitiera abordar una política de la memoria vinculada a la verdad. El mismo Estado Terrorista (1976-1983) dio paso a un Estado Bidemoníaco (1983-2001), donde todo aquel militante revolucionario era sospechoso por sobrevivir y responsable, equiparándose al desaparecedor. A partir de hace muy poco, se empiezan a ver algunas piezas editoriales vinculadas al pasado inmediato. Falta mucho para poder empezar un debate que nos permita ver el fenómeno de la violencia como elemento de importancia y sobre todo asumir el cuando pasó de una etapa táctica, a una estratégica. Como esa herramienta transformó al militante en militar. Abraham Guillén Sanz (un gallego anarco-peronista del bando republicano en la guerra civil española) vuelve desde un pasado poco pensado; su influencia, sus ideas, sus manuales expresan una voluntad transformadora que lo acompañó hasta su muerte. He aquí su vida y su obra. Este trabajo se enriquece con la transcripción como anexo del “Primer Manual de Guerra de Guerrillas”. Para quien se encuentre interesado en la persona de Guillén también puede consultarse el trabajo de Hernán Reyes titulado: Abraham Guillén: teórico de la lucha armada. BsAs. Septiembre-octubre-noviembre 2005. Lucha Armada 1(4), págs. 56-67. 

  • ONRUBIA REBUELTA, Javier. Raimundo Villaflor. El peronismo alternativo. España, s/fecha. Ediciones Arcos, 109 págs.

El autor es un joven español interesado desde siempre en el fenómeno del peronismo revolucionario. Y el libro lleva un corto prólogo de José Portas, ex integrante de las FAP y el PB. El trabajo se ocupa de presentar una semblanza de Raimundo Villaflor, mítico militante y fundador del Peronismo de Base y las Fuerzas Armadas Peronistas. Su paso por la Resistencia Peronista y por la CGT de los Argentinos. También se ocupa sobre su trágico final en la ESMA. 

  • ORTIZ, Rubén Darío y ESCOBAR, Juan Carlos. Historia del Compañero Félix Escobar. Charlas con su madre Adolfina y sus compañeros. Misiones, Posadas, 2004. Memoria Viva, 96 págs.

Félix Escobar era natural de Montecarlo, Misiones. Nacido el 24 de diciembre de 1951. Desde chiquito conoció la vida sacrificada y llena de privaciones de los obreros yerbateros. Esa concientización lo llevó ya desde el secundario a desempeñar tareas sociales en villas y barrios del Municipio. Como sus padres paraguayos, se hizo peronista desde la cuna. Para ese entonces vivía en Villa Guatambú –un secadero de yerba- rodeado de una pequeña plantación de mandioca con chanchos y gallinas suficientes para sacrificar las que hicieran falta y con ello financiar sus estudios. En la biblioteca del colegio tuvo acceso a un mundo teórico nuevo, a través de los escritos de Paulo Freire, Mao Tse Tung, Jauretche, Hernández Arregui y Scalabrini Ortíz. También con la revista “Cristianismo y Revolución”. Así fue como el “Petiso” Escobar, ya no sólo se sentía peronista sino también peronista revolucionario. En la comarca que lo vio nacer ayudó a organizar el Partido Peronista Auténtico creado para enfrentar la traición adentro del Movimiento Peronista. En La Plata, a donde fue a estudiar Cooperativismo para luego aplicarlo en sus pagos, brindó un apoyo incondicional a la Juventud Universitaria Peronista (JUP) primero y luego a Montoneros. Se reveló como un estudiante trabajador y estudioso. Y hasta tuvo tiempo para ser uno de los animadores del Centro Misionero en La Plata, habitat donde se juntaban todos los estudiantes de esa provincia; allí era conocido como “Mencho”. Para ayudarse a costear sus estudios universitarios vendía café en la cancha de Gimnasia y Esgrima. Cuando de La Plata volvía a sus pagos en vacaciones, como sus padres no tenían posición financiera para pagarle un pasaje, viajaba en camiones de carga hasta llegar a destino. Su compromiso por el cambio social fue constante. Su madre recuerda una charla que tuvo con su hijo cuando éste le dijo “que no era justo que un argentino duerma en una cama de dos plazas y cinco argentinos duerman en el suelo, y para cambiar esto, él iba a luchar”. También las encomiendas con yerba que le enviaban de su pueblo las repartía por partes iguales con sus compañeros de pensión: re-li-gio-sa-men-te. Al momento de ser secuestrado-desaparecido por personal del Ejército, entre el 20 y 21 de diciembre de 1976, contaba con 27 años de edad. Y fue uno de los 51 estudiantes asesinados por la Triple A ó la dictadura militar que estudiaban en la Facultad de Ciencias Económicas de La Plata. Como bien dice Javier Gortari –Decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones- en el prólogo de este libro: “Escobar fue uno de esos miles de muchachos y muchachas honestos, alegres, entusiasmados, con el momento que les tocó vivir, que se hicieron cargo del protagonismo que les exigía la hora, para contribuir a realizar todas las cosas que había que hacer, que se podían hacer, en aras de esa promesa intuida y deslumbrante que era la Patria Justa, Libre y Soberana”. Actualmente –vale acotar- una plazoleta de Montecarlo lleva su nombre, en homenaje a su vida y a su obra. Sus restos fueron recuperados el 16 de diciembre de 2011, ya que estaban como N.N. en el cementerio de La Plata. 

  • PAILEMAN, Guillermo. Sargento viejo. La militancia revolucionaria y el exilio de Ernesto Jauretche. La Plata, septiembre 2020. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Trabajo Integrador Final – Memoria del Proceso de Producción. 33 págs. 

 

Este trabajo toma las herramientas del periodismo narrativo para contar la persecución política desarrollada en Argentina durante la década de 1970. A partir de la historia particular de Ernesto Jauretche, un militante político revolucionario peronista, se puede conocer cómo se organizaba la respuesta a ese hostigamiento, las divisiones que eso provocaba y las decisiones que debían tomar. “Sargento viejo”, pone especial énfasis en el exilio, como consecuencia de la violencia sistemática impuesta por los militares en ese periodo.

  • PAINCEIRA, Lalo. Dar la vida. La resistencia de la calle 30. La Plata, 2006. Ediciones de la Campana, 127 págs.

Narra el último día de vida de 5 jóvenes platenses montoneros en lucha contra la dictadura militar, un 24 de noviembre de 1976. Llevaron adelante una heroica defensa de la casa de la calle 30 donde había una base operativa e imprenta de la organización. En el momento exacto del ataque, se encontraban en la casa una muchacha estudiante de Letras, su hija de 3 meses y 12 días que fue robada como botín de guerra, un profesor de literatura, un estudiante de arquitectura y un antenista. De acuerdo a testimonios recogidos “imposible imaginarlos con un arma en la mano”. Sin embargo, cayeron después de defenderse y combatir empuñando pistolas 9 milímetros y fusiles FAL durante más de tres horas. ¿Les dejaron otra opción?

  • PALERMO, Vicente. La vida breve de Dardo Cabo. Pasión y tragedia del peronismo plebeyo. A.B.A. 2021. siglo veintiuno editores, 358 págs.

Tomado de la solapa de la contratapa. Dice Gerardo Aboy Carlés: “Vicente Palermo nos entrega un inigualable fresco del entramado de vida política, compromiso, pasiones y violencia que caracterizó a buena parte del activismo y la sociedad argentina entre las décadas de los cincuenta y los setenta. Esta pieza centrada en el mundo de Cabo y escrita con singular pluma, transcurre entre dos ámbitos: uno, la cotidianidad del protagonista; otro, los diálogos que distintos personajes sostienen con un Dardo Cabo que responde, discute y reflexiona sobre su vida, sus experiencias y el papel del peronismo plebeyo. Este logrado desdoblamiento permite al autor construir un conjunto de aproximaciones reflexivas sobre el pasado y el presente que tiene el mérito y la valentía de librarse de los variados anacronismos moralizantes que suelen poblar la mirada retrospectiva sobre un tiempo y sus consecuencias”. Dardo Cabo, como se recuerda fue miembro de la Juventud Peronista y de Montoneros y fue parte del Operativo Cóndor que en 1966 plantó la enseña patria en las Malvinas.

  • PASTOR ASUAJE, Jorge. Por algo habrá sido. El fútbol, el amor y la guerra. 2004. Nuestra América, 547 págs.

Jorge, nacido en 1954, cuenta aquí su vida. Recorre lugares comunes a toda una generación: el barrio, la infancia futbolera, los bailes, la música de la época y la iniciación en la política. A partir de allí relata sus primeras experiencias en los grupos independientes de izquierda, su proceso de acercamiento al peronismo y la aceptación de la lucha armada, la militancia barrial en la Juventud Peronista y en la organización Montoneros. La “proletarización” y la experiencia de trabajo en la fábrica y todas las vicisitudes vividas por sus compañeros y por el mismo en la etapa de lucha interna del peronismo y en los primeros años de dictadura, en un relato en el que la tragedia se mezcla permanentemente con el humor.

  • PASTORINO, Héctor Oscar. Carlos Alberto “Cacho” Carranza. Militante, cristiano, maestro desaparecido. BsAs. 2012. Deldragón, 150 págs.

Pastorino es Doctor en Ciencias de la Educación. Tomado de la página web de Roberto Baschetti, sobre el compañero Carranza: “Cacho” Carranza nació el 4 de diciembre de 1949 en Buenos Aires. Recibe el título de maestro normal nacional en el colegio “Mariano Acosta” a fines de 1966. Participó de la Comisión Docente de la C.G.T. de los Argentinos, (1968), y de la Agrupación Peronista Docente (1969), participando de su fundación. El 18 de noviembre de 1970 (dictadura militar de Onganía) se produce una huelga masiva de la docencia de todo el país en contra de la reforma educativa. Cacho tiene activa participación en el movimiento de fuerza que se corona con éxito, al dejar tambaleante y herida de muerte a dicha reforma. En el mismo año Carranza fue uno de los iniciadores de AUDEC (Asociación Unificadora de Educadores de Capital) integrando siempre su comisión directiva. Esta entidad fue fundamental para la posterior constitución de la combativa Central Unificadora de Trabajadores de la Educación (CUTE), de nivel nacional, que luego confluyó en la constitución de la CTERA, en julio de 1973, en Huerta Grande, Córdoba. En Filosofía y Letras sigue la carrera de Ciencias de la Educación. Creyente cabal, adhiere a la Teología de la Liberación. Milita en Juventud Peronista y Montoneros. Al conformarse la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), un grupo de la antes citada Agrupación Peronista Docente se suma a ella, encabezada por “Cacho”. En la noche del 19 de agosto de 1976, es secuestrado-desaparecido junto a su esposa Marcela Cristina Goeytes (embarazada de 2 meses). Para entonces “Cacho” ejercía la docencia como maestro de grado en una escuela de Lugano y estaba afiliado a la Unión de Maestros Primarios militando, como se dijo antes, en AUDEC (Asociación Unificadora de Educadores de Capital). Trabajó en tareas de alfabetización de obreros e hijos de obreros (fábrica de pinturas “Alba” en Perito Moreno y Cruz) con los padres Mugica y Vernazza. Sabía los riesgos que corría, pero decidió con su esposa quedarse a resistir y lo pagaron con sus vidas. Honor eterno para ellos. Hoy en día, una escuela primaria de la ciudad de Buenos Aires, en Villa Lugano, lleva su nombre. Muchos de los datos vertidos en la presente reseña en su memoria han sido aportados por la compañera Ana Lorenzo quien no duda en definir a Cacho “como un joven hiperactivo, incansable, excelente maestro, amante de la verdadera historia, profundamente peronista –lo que le originaba no pocos problemas con sus ‘colegas’ de escuela, que todavía se resistían a ser llamados ‘compañeros’-, que dedicó su vida a enseñar y a lograr que la docencia abandonara sus posiciones políticas gorilas tradicionales”. 

  • PERDIA, Roberto Cirilo. La otra historia. Testimonios de un jefe montonero. BsAs. 1997. Agora, 430 págs.

Este libro permite dilucidar –desde la perspectiva de uno de sus apasionados protagonistas- la legendaria década del ’70. No se trata de una arqueología del saber, sino de las ideas fuerza que una generación enarboló para cambiar el mundo. En un país donde los responsables de esta tragedia histórica callan sistemáticamente, Roberto Perdía, miembro de la dirección nacional de Montoneros desde su fundación, encara el tribunal de la historia con la responsabilidad inherente a su cargo y su testimonio constituye un nuevo punto de partida para un debate nacional, tan doloroso como inevitable e inconcluso.  

  • PEREA, Jorge Alberto. Fantasmas en el Pueblo Chico. El Chango Macor y la J.P. Regionales (1973-1975). San Fernando del Valle de Catamarca, 2013. Editorial Sarquis, 190 págs.

Perea es profesor de Historia y activista en Derechos Humanos. Luis Alberto Macor, “El Chango”. Catamarqueño, nacido el 21 de enero de 1953. Estudiante de Periodismo en la Facultad de La Plata. Militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros. En 1972 estuvo detenido en DIPA, organismo dependiente de la Policía Federal por su militancia estudiantil. Al asumir el Gobernador Oscar Bidegain en 1973 comienza a trabajar en la Secretaría de Prensa de la Gobernación. Una semana antes de su asesinato, 15 hombres de la Superintendencia de Seguridad allanaron el departamento que compartía con otros dos compañeros. Asesinado por la Triple A -bajo la acción de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), actuantes: Aníbal Gordon, Carlos Ernesto Castillo y tres energúmenos más- a los 21 años de edad, el 7 de agosto de 1974. Lo sacaron de su casa a las 2.30 horas de la madrugada en pijama, lo metieron en un Ford Falcon, que dobló por la diagonal 74 hasta el arroyo del Gato, lugar donde lo masacraron.    

  • PEREIRA, Justo. Sabino Navarro: pasión revolucionaria. BsAs. 2012. Mates de barrio, 263 págs. con numerosas fotografías y en formato apaisado 20 x 15 cm.

El autor, Justo Pereira, recrea con acierto, la vida de uno de los “bronces” de Montoneros y el peronismo revolucionario. José Sabino Navarro. Sobre este obrero peronista se sabe: Nacido el 11 de diciembre de 1942. Correntino de nacimiento. Peronista desde chiquito como su padre, que era analfabeto. Cuenta Rafael Bielsa que ambos “en la amanecida del 10 de junio de 1956 hurgan en los basurales humeantes de José León Suárez a la búsqueda de un fusilado peronista que viva”. Su madre, gravemente enferma con anterioridad, pudo recuperarse gracias a los cuidados brindados por Evita a través de la Fundación que llevaba su nombre. Con doce años se traslada con su familia a Buenos Aires y debido a la situación económica paupérrima que atraviesen debe salir a trabajar, por lo que no puede terminar el secundario. En 1959 conoce a su mujer en la “Algodonera Textil” en el ámbito de trabajo compartido, con la que luego tiene dos hijos. En 1962 cumple con el servicio militar obligatorio y recibe instrucción militar. Al año siguiente, con la baja en su poder, ingresa a trabajar en la fábrica de tractores Deutz Cantábrica (DECA) siendo integrante de su comisión interna. En un principio hace causa común con la lista del secretario general del sindicato de mecánicos (SMATA), “el gordo” José Rodríguez, pero luego visualiza la traición de este tipo de dirigentes con las bases que representan y pasa a ser su adversario. Rodríguez no para hasta hacerlo echar de la fábrica y del gremio, pero quienes conocen el entramado de esta historia, dicen que el burócrata sindical no se la llevó de arriba, y aseguran que el propio Sabino le pegó una paliza de aquellas. Navarro visualiza muy claramente, las limitaciones de la lucha sindical para un cambio de estructuras, como él plantea y busca nuevos horizontes. Por un lado, se relaciona con la “Agrupación Peronista Lealtad y Lucha” de Córdoba y por otro con la gente porteña de la revista “Cristianismo y Revolución”. Fue dirigente de la Juventud Obrera Católica (JOC). Para ese entonces vivía en una casilla prefabricada en San Miguel, provincia de Buenos Aires y trabajaba en un taller metalúrgico de Colegiales lo que lo obligaba prácticamente a vivir viajando. En agosto de 1968 participa del 1º Congreso del Peronismo Revolucionario y en enero del año siguiente, concurre al plenario peronista de Pajas Blancas, Córdoba. Está entre los fundadores de la organización Montoneros y será su jefe luego de la muerte de Abal Medina y Ramus (Septiembre de 1970. Pizzería “La Rueda”. Sabino Navarro zafa atravesando limpita una gran ventana de vidrio que da a la calle). De ese período de clandestinidad y persecuciones, su mujer María recuerda haber entrado con su pequeño hijo a un bar a tomar algo fresco. Allí había un televisor prendido para esparcimiento de los parroquianos y de pronto aparece la figura de Sabino en la pantalla, buscado por la Policía Federal. El niño conmocionado le dice a María a los gritos: “Mamá ahí está Papá”. La madre no sabía a dónde meterse y huyó despavorida con su pequeño hijo del bar. En julio de 1971 Navarro es sancionado con una despromoción y enviado a Córdoba. Dicha decisión tiene que ver con su labia y su pinta, aunque parezca mentira. Es que a las mujeres no les resultaba indiferente ese rudo trabajador metalúrgico con ciertos aires a Emiliano Zapata. Por lo que el “Negro Sabino” tenía una amante llamada Mirta Silvia Silecki de 25 años de edad, ajena a la militancia y el ámbito político. Una fría noche de junio de 1971 estaban los dos en el interior de su Peugeot 404 rojo (¡bien semáforo! ¡bien botonazo! ese auto), en la puerta de la casa de ella, Bermejo 560, en Villa Ballester, San Martín, provincia de Buenos Aires. De la nada salen un par de policías –un cabo y un agente-  con el ánimo de identificarlos. Él estaba buscado. Dijo que tenía sus documentos en un maletín guardado en el baúl del auto y hacia allí se dirigió. Sacó el maletín pero también un 38 largo con el que apuntó a los canas. Estos se resistieron y uno se abalanzó sobre él, lo esquivó, y ultimó a ambos. Los desarmó, les sacó inclusive una metralleta que había en el patrullero, subió a su coche y se fue. Este hecho, luego apareció contado en una revista montonera de la Juventud Peronista, pero nada se dijo en el relato de la mujer que lo acompañaba; según el mismo, todo lo acontecido, le había ocurrido a él sólo. Es que resultaba muy difícil de explicar para la moral montonera y “cristianuchi” de la época, que el “Hombre Nuevo”, el “Guerrillero Heroico”, se encamara con otra mujer que no era su esposa. Por esa razón apareció en Córdoba como dije antes y se hace cargo de dicha Regional. La muerte, también femenina, lo atrapa y no lo deja ir en esa provincia, por las sierras de Alta Gracia, en la localidad de Agua Negra. El 22 de julio de 1971 lo sorprenden tratando de “hacerse” de un par de automóviles en Río Cuarto, con tres compañeros más. Los necesitaban para un operativo. Comienza una persecución implacable de la policía provincial que lo hiere en el hombro, en una pierna y lo acorrala mal herido, en la zona serrana. Antes de morir desangrado, tiene tiempo para ordenar a un compañero suyo (Jorge Alberto Cottone) que se escabulla, como éste no quiere dejarlo solo, le ordena: “Yo soy el Jefe y ordeno que usted se salva”. Ya antes de Sabino, en un cerco en la ruta, muere un compañero que iba con él, “El Negro” Díaz, delegado ferroviario de esa ciudad riocuartense y cae detenido luego, Cecilio Manuel Salguero.  Los “cumpas” montoneros de la provincia, están al tanto de lo que ocurre, porque tienen infiltrado en la policía a un compañero de ellos, que era chofer del comando radioeléctrico y les pasaba entonces los datos paso a paso de lo que iba sucediendo.  Pero la zona estaba cercada y no pueden hacer nada para rescatarlo, sin poner en peligro la vida de otros militantes.  Navarro fallece el 28 de julio de 1971 a la edad de 29 años. Las batidas en la zona, primero policiales y luego militares, con la ayuda de un baqueano, al fin encuentran su cadáver en una cueva, recostado en unas piedras y sosteniendo una pistola amartillada. Era para entonces el 27 de agosto. El jefe del operativo policial ordena que se le corten sus manos para que pueda ser identificado. Numerosas Unidades Básicas peronistas en todo el país llevarán su nombre como homenaje, entre esa fecha y 1975. Inclusive el conjunto folclórico “Huerque Mapu”, le brinda un tema en la cantata montonera estrenada el 28 de diciembre de 1973 en el Luna Park, que en una de sus coplas –letra de Alberto Molinas Benuzzi-  dice: “Los engañamos hermano, ellos creen que te tienen y sólo guardan tu cuerpo, sin las manos, que siguen armadas en los brazos de tu pueblo montonero”. Sus restos enterrados como “N.N.” en el cementerio de San Vicente, fueron recuperados por la organización guerrillera peronista –por gestión de Arnaldo Lizaso- y llevados al de Olivos, el domingo 11 de agosto de 1974 en el marco de una multitudinaria manifestación popular.

  • PEREIRA ROSSI, Eduardo. Historia de un montonero. BsAs. 1986. Secretaría de Prensa del Peronismo Revolucionario, 31 págs.

En la contratapa puede leerse: “A cuatro años del asesinato del dirigente peronista y montonero a manos de la dictadura oligárquico-militar”. Se transcribe en su totalidad el reportaje que le hicieron en mayo de 1982 sobre su vida y su obra en la militancia.  

  • PÉREZ, Adrián. “Hasta la victoria, always”. Un itinerario político de Diego Muniz Barreto. CABA, 2021. Autores de Argentina, 200 págs.

 

La apasionante historia de un militante estudiantil antiperonista acérrimo, que en los ’50 trató de asesinar al Presidente Juan Domingo Perón y que en los ’70 abrevó con pasión y valentía en la Tendencia Revolucionaria del Peronismo lo que le valió ser asesinado por la última dictadura cívico militar, el 5 de marzo de 1977, luego de ser secuestrado con anterioridad. Se pasa revista a su vida en este libro, lo que permite de alguna manera entender “el camino de Damasco” que Diego hizo en su vida, dejando de lado placeres y riquezas para consagrarse a la revolución.  

  • PÉREZ, Jorge. Textos pendencieros. Avellaneda, 2006. Manuel Suárez Editor, 218 pág.

Sus textos refieren a intervenciones militantes y despliegan la política de lo poético y la poética de lo político. Aquí hay vida y aquí hay lucha. Jorge Pérez militó en el Grupo Praxis, en las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) y en el Movimiento Revolucionario 17 de Octubre (MR 17).

  • PETRUSCHANSKY, Jorge. Caminando fui lo que fui. S/lugar. 2016. Edición del Autor, 310 págs.

El autor, nació en Buenos Aires, barrio de Almagro. Estudió en el Colegio Nacional Mariano Moreno y en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Fue detenido por el régimen dictatorial de Onganía, debido a su militancia en la Juventud Revolucionaria Peronista (JRP) junto a Gustavo Rearte. Durante la dictadura de Videla se exilió en España; retornó a la Argentina en 1994. Nos cuenta aquí, avatares de su vida, sus relaciones con referentes y líderes de aquellas épocas, sus amores y su incorporación contemporánea al Movimiento Evita.

  • PIZÁ, Pablo. ¿Liliana dónde estás? 1984. Rafael Cedeño Editor, 136 págs.

El papá de Liliana Pizá, militante peronista y montonera secuestrada desaparecida junto a su marido Alberto Paira, por la última dictadura militar, es el autor de este libro de memoria. Liliana (La Negra) era natural de Río Negro. Estudiante en la Universidad del Sur. Dirigente de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Tenía una beba de cinco meses, de nombre Julia. El 26 de abril de 1977 fue con su marido de visita a la casa de otra pareja de militantes peronistas montoneros como ellos: Arturo Baibiene y su esposa Elba Ramírez Abella de Baibiene, que vivían en la localidad de Berisso, provincia de Buenos Aires. La casa estaba tomada por las fuerzas represivas. Alberto fue asesinado en un enfrentamiento junto a Arturo y las dos mujeres fueron secuestradas con vida y luego asesinadas. Julia fue recuperada por su familia como así también los dos hijos del matrimonio Baibiene. Liliana Pizá tenía al momento de su secuestro 26 años y fue vista con vida en el campo clandestino de detención “La Cacha” antes de su asesinato; había sido muy dañada por la tortura y le habían fracturado dos costillas. Antes de su secuestro, su hermana Diana y su padre Pablo habían sido detenidos y puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) en represalia por no encontrar a Liliana; al papá le preguntaron por el paradero de su hija prófuga asegurándole que si se lo decían lo dejaban en libertad. No habló, no entregó a su hija y estuvo en la cárcel de Rawson sin motivo alguno por un año y medio.

  • PRON, Ruben Adalberto. Carlitos y Mary. Santa Fe. 2013. Edición del Autor. 73 págs.

Recordando a Carlos Alberto Bosso y María Isabel Salinas, militantes peronistas y montoneros secuestrados-desaparecidos en Rosario, un 17 de septiembre de 1977. Tomado del prólogo: “Fueron hombres y mujeres que acudieron al llamado de su conciencia y que afrontaron la circunstancia que les tocó vivir como mejor pudieron, sin especulaciones mezquinas, entregados al deber que le imponía el ideal que los guiaba”.  

  • PRON, Ruben Adalberto. Luis Tealdi. Santa Fe. 2015. Edición del Autor. 118 págs.  

Luis Alberto Tealdi. “El Viejo” (por patriarca y consejero de sus compañeros de trabajo). “Pasto Seco” (por el color de su pelo). Oriundo de Santa Fe. En sus comienzos laborales allá en la ciudad santafesina de El Trébol supo ser fundador -6 de junio de 1944-  y secretario general del Sindicato de Obreros Lácteos y Afines (hoy ATILRA) por dos períodos, en tanto trabajaba en la fábrica De Lorenzi. Como bien dice en su libro Rubén A. Pron sobre Tealdi: “En ejercicio de su militancia sindical, Luis conoció a Perón, a quien visitó en Buenos Aires con otros dirigentes. Ese contacto breve pero intenso con el fundador del Movimiento Peronista lo impactó de forma que marcaría para siempre su vocación por la justicia social y su dedicación a la lucha a favor de las reivindicaciones de la clase trabajadora”. Obrero de Cometarsa desde 1965 (empresa del grupo Techint); por lo que se mudó con su familia a vivir a Campana, provincia de Buenos Aires. Afiliado Nº 384.716 en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Desencantado con el rumbo que tomó el tercer gobierno peronista a partir del intinerato de Lastiri, buscó quizás nuevos rumbos, pero sin renegar de sus orígenes y principios. “El Tío Luis era un tipazo y medio. En Cometarsa era capo. Peronista a muerte. Movía un dedo y se paraba la fábrica”, relata uno de sus sobrinos. No le esquivó el bulto al enfrentamiento contra la dictadura y la patronal luego del golpe del ’76. La familia le sugirió mudarse a Paraguay donde había parientes. Les dijo: “ya estamos en el baile y hay que seguir bailando. Si me llega a pasar algo no me busquen”. Hay indicios ciertos que don Luis Alberto Tealdi estuvo ligado a la CGT en la Resistencia, organismo creado por el peronismo revolucionario, para enfrentar a nivel laboral a la dictadura cívico-militar. Fue secuestrado-desaparecido el 28-9-77 en esa ciudad con 55 años de edad, por la madrugada, cercano a su casa cuando iba tomar lugar en su puesto en la fábrica. No se descarta complicidad patronal de Techint en ese secuestro y en otro medio centenar de obreros del complejo, “desaparecidos”. A 48 horas del secuestro lo intimaron a presentarse al trabajo, y luego lo despidieron.  

  • QUIROGA, Edilio “Didi”. El hombre de la bicicleta. Rosario, 2016. Remanso, 159 págs.

Nació en Sastre, provincia de Santa Fe. Su padre era obrero ferroviario. De familia peronista comenzó su militancia muy temprano hasta recalar en el cordón industrial de San Lorenzo. Testimonio de un militante que dio todo por la Causa.

  • RAGENDORFER, Ricardo. De la lucha armada a la seguridad. C.A.B.A 2019. Planeta, 270 págs.

Ragendorfer con esa habilidad narrativa que lo caracteriza para buscar antecedentes y escribir excelentes notas policiales, aquí se ocupa de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón aquella jovencita de Juventud Peronista y Montoneros en los ‘70, renegada de clase, que luego de un largo periplo volvió al seno de su casta oligárquica para ser lo peor de un gobierno de derecha del 2016 en adelante; es decir, nuevamente renegada.  

  • RAGGIOTTI, Letizia. Bitácora. Retazos de memorias. Villa Allende, Córdoba, 2022. Los Ríos editorial, 160 págs.

Ella pasa de una serenidad apacible, al ser una niña criada por sus abuelos en el norte cordobés, a ser una mujer militante en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la Universidad Nacional de Córdoba en los ’70, lo que le vale persecuciones, celdas y cárceles en la UP1, Villa Devoto y el Buen Pastor. Ella escribe sus memorias de bitácora. Todo está en este libro que lleva prólogo de Roberto Baschetti.  

  • RAMUS, Susana Jorgelina. Sueños sobrevivientes de una montonera a pesar de la E.S.M.A. 2000. Colihue, 113 págs.

Susana Jorgelina Ramus, sobreviviente del genocidio perpetrado por la última dictadura militar, pasó por la Escuela de Mecánica de la Armada –ESMA- en calidad de secuestrada y cautiva. Es la hermana de Gustavo Ramus, ícono y referente obligado de la Juventud Peronista y Montoneros en los ’70. Dirá en el prólogo del libro, el sociólogo Horacio González, director de la Biblioteca Nacional y también él, ex militante político en aquella época: “A veces, escenas insoportables se muestran con el leve desconcierto de una conciencia siempre bisoña y fresco lenguaje de juvenilia. A veces, escenas del grato parnaso estudiantil se muestran como anuncios de una madura catástrofe. La sorprendente escritura de Susana Ramus enlaza estas reflexiones con trozos llanos de coloquialidad, extraídos del museo íntimo de la educación sentimental y política argentina. Hemos leído con admiración estas páginas reivindicativas de toda una generación, y por cierto de ella misma”. 

  • ROJO LUQUE, Julio César. Desde el exilio. Recuerdos de militancia. Palma de Mallorca, noviembre de 2018. Edición del Autor, 318 págs. (Anillado. Archivo de Roberto Baschetti).

Rojo Luque, “El Gordo Carlos” escribe sus memorias militantes en Córdoba. Su paso por la Parroquia del Pilar, la Agrupación de Estudios Sociales (AES), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Montoneros. La Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Su distanciamiento de Montoneros. El exilio. El Frente para la Victoria. 

  • RULE, Fernando. Un allegro muy largo. De la vida social y cultural en las cárceles de la dictadura argentina (1976-1983). 2006. Acercándonos, 263 págs.

Fernando Rule militaba en el peronismo revolucionario de Mendoza al momento de ser apresado. En un relato íntimo, llano y directo, el autor nos ofrece una reflexión aguda acerca de los idilios, las utopías, los sufrimientos, las traiciones, las miserias, los represores, las presencias y las ausencias que signaron los días, de quien sobrevivió desde 1976 a 1982 en distintas casas de tormentos y cárceles de la última dictadura militar argentina. En la oscuridad del horror, el lector encontrará, como hilo conductor de este libro, la solidaridad, la resistencia, la dignidad, e incluso, la creatividad, de aquellos jóvenes compañeros que, aún en esas condiciones, se animaron a vivir el eterno presente del encierro (es que) se debe seguir luchando por los sueños colectivos postergados. 

  • RULLI, Jorge. Cuentas pendientes. Apuntes sobre la resistencia, vigencia y proyecciones. BsAs. 2013. Milena Cacerola, 187 págs.

Militante de la primera Juventud Peronista y de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Hombre de fuste y fiel a sus convicciones sufrió persecuciones, torturas y cárcel. También exilio más adelante en el tiempo. Aquí desgrana conceptos y apreciaciones que lo llevan hasta el presente. El libro se divide en tres partes: Los orígenes. Los extravíos. El alba de la felicidad colectiva.    

  • SADI, Marisa. El caso Lanuscou. Columna Norte. La otra historia. 2009. Nuevos Tiempos, 465 págs.

Aquí se trata el caso de Roberto Francisco Lanuscou, su esposa Amelia Bárbara Miranda y sus tres hijitos, todos asesinados por las fuerzas armadas represivas, aunque con el más chiquito se instala una duda. Los progenitores eran miembros de la organización político-militar Montoneros y militaban en la columna Norte del Gran Buenos Aires. El prólogo del libro es de Omar Basabe, de Saint Thomas University, New Brunswick, Canadá. Otro comentario sobre la obra lo vierte Pablo Llonto, un activo y capaz abogado de Derechos Humanos que ha logrado querellar con éxito a ex asesinos y torturadores del ‘proceso militar’ que hemos padecido. Dirá: “cada página consigue transportarnos a los momentos tensos de una investigación que busca aquello que tanto anhelamos algunos periodistas y algunos abogados: pruebas, pruebas, pruebas. Este es un libro que ha ido tras las huellas de los militantes, pero también tras las felonías de los asesinos”. Marisa Sadi por su parte integró la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la Facultad de Psicología de la UBA hasta mediados del ’78 y en octubre de 1979 fue secuestrada junto a su marido por un grupo de tareas de la ESMA. Su libro atrapa del principio al fin: las más de 450 págs. que posee la edición se leen de un tirón; es imposible dejarlo una vez empezado. Doy fe de ello. Cada capítulo es una vuelta de tuerca en la investigación que lleva a cabo y que depara más de una sorpresa al atento lector.         

  • SAIDÓN, Gabriela. La montonera. Biografía de Norma Arrostito. BsAs. 2005. Sudamericana, 192 págs.

Como se sabe Norma Arrostito es parte del grupo fundador de Montoneros –fue pareja de Fernando Abal Medina- y participó del secuestro de Pedro Eugenio Aramburu en 1970. Este libro no colma las expectativas que había despertado oportunamente –parece responder más a un pedido de la editorial por encargo a alguien, con el fin de satisfacer una demanda previamente instalada – y además tiene gruesos errores. Por ejemplo en la pág. 84 a pie de página, da como fecha de la muerte de Eva Perón el 26 de junio de 1952, cuando en realidad ocurrió exactamente un mes más tarde y en la página 106, hablando de una sección de la revista, equivoca a ‘Militancia’ con ‘El Descamisado’. En la 109, hablando de los guerrilleros evadidos en el Sur, dice que estos se fugaron de la cárcel de Trelew para llegar a Chile, cuando en realidad lo hicieron del penal de Rawson. El colmo se da a pie de página, de la 120, cuando afirma que a Roberto Quieto lo secuestró la Triple A y ‘fue asesinado por los mismos montoneros’. Y del ‘Negro’ Sabino Navarro –página 60- asegura que ‘fue acorralado y ametrallado por la policía en las sierras cordobesas’, cuando en realidad estas lo encontraron ya muerto –no se entregó con vida- y con un arma en la mano.      

  • SECRETARÍA DE COMUNICACIÓN PÚBLICA. Mario Galli. Compañero Camarada.A.B.A. 2015. Presidencia de la Nación, Ministerio de Defensa, 155 págs. y anexo documental y fotográfico.

Su vida y su obra en una edición de lujo. Sobre Mario Guillermo Enrique Galli, puedo decir en base a mi página web: “Su abuelo materno Wilhelm Wagner era natural de Münich, Alemania y su abuelo paterno, italiano. Galli nació en Rosario, el 13 de junio de 1952. Buen intérprete, memorizaba y entonaba canciones de tango y folklore, también de los Beatles y los Rolling Stones. Así mismo escribió numerosas poesías que fueron recopiladas y editadas bajo el nombre de “Compañero Camarada” en el año 2015 (el presente libro). Entró a la Escuela Naval Militar de Río Santiago en febrero de 1968 y egresó como Guardiamarina en 1971. Para sus compañeros del Liceo Naval era “El Dexo”. Tomó parte del sublevamiento en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el 17 de noviembre de 1972, con el fin de proteger con el uso de las armas si fuera necesario, el regreso de Perón a la Argentina de su injusto exilio; esas mismas armas que bajo ningún concepto ellos iban a disparar contra el pueblo, aunque lo ordenasen sus superiores. Fue detenido ese mismo día junto a otros brillantes oficiales comprometidos con la causa nacional y popular y alojado en la siniestra ESMA y luego en el Penal Militar de Magdalena. Fue amnistiado por el gobierno peronista de Héctor J. Cámpora el 25 de mayo de 1973. Empieza a estudiar Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Acentuó su compromiso, militando en el peronismo revolucionario. Instructor militar de Montoneros con el nombre de “José”.  Secuestrado por el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) el 12 de junio de 1977 en el edificio Libertad, acusado también de pasar información al jefe de inteligencia montonero, Rodolfo Jorge Walsh, de las atrocidades que se cometían en la ESMA y que éste hacía públicas en forma de denuncia a través de la agencia de noticias clandestinas (ANCLA), organismo de prensa del que Galli formaba parte. Luego de haber sido torturado y exhibido desnudo y con mordeduras de perros a sus antiguos compañeros de promoción –como ejemplo y escarmiento- fue asesinado junto a su mujer que estaba embarazada (Patricia Teresa Flynn, militante de Juventud Peronista; maestra de adultos) y su madre (Felisa Violeta María Wagner de Galli. Secretaria ejecutiva en la firma Ferrostaal). Culpable de esta degradante acción de la condición humana, jefe del “operativo”, fue el capitán de corbeta Luis D’Imperio (a) Abdala. Galli, con su esposa fueron padres de una niña llamada Marianella, nacida en febrero de 1976. Su amigo y compañero y camarada de armas, Julio César Urien, deja bien en claro que objetivos perseguían aquellos jóvenes militares, partes ellos, también, de una “juventud maravillosa” que dio todo sin pedir nada a cambio: “Planteábamos unas fuerzas armadas sanmartinianas imbuidas de su espíritu surgido en la Guerra de la Independencia. No aceptábamos, como militares, la subordinación al Pentágono que nos involucraba en la Guerra Fría y que nos enfrentaba hacia nuestro propio pueblo (…) Fuimos conscientes de que los dos proyectos de país se daban en su seno, Liberación o Dependencia, y dimos como militantes la lucha dentro de la Armada conjuntamente con los suboficiales jóvenes y los soldados conscriptos en el marco de la resistencia popular. Planteábamos una escuela única para suboficiales y oficiales y que los ascensos sean por capacidad y eliminar las diferencias de clase que se manifestaban en los comedores y barrios diferenciados. Vimos resistir contra la dictadura a los trabajadores y a jóvenes como nosotros. Los veíamos reivindicando la lucha de Evita, Perón, del Che, de Camilo Torres y Sandino. Hablábamos de la construcción de la Patria Grande de San Martín, Bolívar y Artigas. (Vos siempre fuiste) el más entusiasta, optimista, alegre, amabas la vida, te indignabas contra la injusticia (…) Querido Mario, amigo y compañero, presente, ahora y siempre. ¡Hasta la Victoria!”.

  • SEISDEDOS, Gabriel. El honor de Dios. BsAs. 1996. Editorial San Pablo, 253 págs.

Mártires palotinos: la historia silenciada de un crimen impune. Sacerdotes y seminaristas, algunos de ellos peronistas y montoneros. 

  • SEOANE, María. Bravas. Alicia Eguren de Cooke y Susana Pirí Lugones. Dos mujeres para una pasión argentina. BsAs. 2014. Sudamericana, 399 págs.

“Ambas fueron escritoras, periodistas, editoras, traductoras y conspiradoras. Protagonistas de una violencia que consideraron una fatalidad, se involucraron de lleno en la construcción de un destino colectivo de justicia y solidaridad, y participaron de todos los debates sobre el destino de la Argentina, América latina y el Tercer Mundo”. Ambas también, fueron perseguidas y asesinadas por la dictadura militar por ser integrantes del Peronismo Revolucionario en diferentes organizaciones. Maria Seoane lleva adelante un excelente trabajo de historia e investigación sobre ellas.

  • SEOANE, María y RUIZ NUÑEZ, Héctor. La noche de los lápices. BsAs. 1986. Contrapunto, 282 págs. (Edición definitiva: BsAs. 1992. Planeta, 284 págs.).

Este libro vendió seis ediciones en dos meses. Relata de manera excelente el secuestro y posterior desaparición de jóvenes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) –rama estudiantil montonera- por la última dictadura militar. Ocurrió el 16 de septiembre de 1976. Los asesinados fueron: Francisco López Muntaner (16 años); María Claudia Falcone (16 años); Claudio de Acha (17 años); Horacio Ángel Ungaro (17 años); Daniel Alberto Racero (18 años) y María Clara Ciocchini (18 años).

  • SLUTZKY, Alejandra. Ana alumbrada. Militancia, amor y locura en los 60.A.BA. 2018. Punto de Encuentro, 326 págs.

La autora “echa luz sobre el pasado de su madre, cuya vida y muerte fueron ensombrecidas por el pesado silencio asociado a la palabra ‘locura’ durante la década del ’60. Al alumbrar, Alejandra despeja las sospechas que rodean el estigma de la locura puesto sobre una mujer de pensamiento emancipado. El libro sigue las pistas de la vida afectiva de Ana Svensson, de su entrenamiento militar en Cuba, su internación en el hospital Moyano, su amistad con Julio Cortázar y su relación epistolar con él (…) El hallazgo de la historia personal se generaliza con el descubrimiento de tantos otros militantes que, como Ana, fueron internados en hospicios neuropsiquiátricos durante la última dictadura y han sido, hasta hoy, ignorados como víctimas del horror de aquellos años” (Cristina Feijóo). El padre de la autora –Samuel Leonardo Sltuzky- fue médico de la guerrilla peronista FAP cuando fueron apresados en Taco Ralo, Tucumán, en 1968.

  • SZULANSKY, Gustavo. Franca, 18 años, desaparecida. BsAs.2006. Juvenilia Ediciones, 128 págs.

Dice el periodista Nelson Castro en la contratapa: “La historia de Franca sintetiza la de muchos jóvenes argentinos que tuvieron un ideal: cambiar el mundo. Ese ideal romántico fue salvajemente aplastado por una brutal forma de terrorismo: el Terrorismo de Estado. Éste es de una inmoralidad infinitamente superior a cualquier otra forma de violencia, debido a que, al utilizar el poder del Estado, deja a los ciudadanos inermes y en total situación de indefensión”, hasta aquí el concepto. Resta saber quien fue Franca Jarach. Ella nació el 19 de diciembre de 1957. Estudiante en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Abanderada en 1975, por sus mejores notas. Poeta. Militante peronista en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), primero y en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), después. Secuestrada-desaparecida el 25 de junio de 1976. Escribió: “A la mañana paso cerca de un sitio rodeado de muros altos grises tristes sucios de carteles, de vote lista azul. Un día miro adentro es una villa miseria. Gente, más gente. Vestida de tela barata desnuda de felicidad. Una chica me ofrece limones ‘cien la docena, cómpreme’. Tiene trece años, más o menos mi edad. Un almacén ruinoso, con ratas, con suciedad con microbios funestos. Es un sitio rodeado de muros sucios de crímenes humanos que son sólo los nuestros”. ¿Puedo decir algo más? Su sensibilidad y su compromiso social que van de la mano, me eximen de algún comentario.

  • TARNOPOLSKY, Daniel. Betina sin aparecer. BsAs. 2012. Grupo Editorial Norma/Página 12, 352 págs.

Como subtítulo: “Historia íntima del caso Tarnopolsky, una familia diezmada por la dictadura militar”. Daniel es el único que ha quedado vivo del círculo íntimo de su familia. Fueron asesinados por la Marina de Guerra, en la ESMA: sus hermanos Betina, militante de la UES y Sergio de la UES-JUP-Montoneros. También los padres de todos ellos: Hugo Tarnopolsky. 52 años. Físico; y Blanca Edelberg. 49 años. Psicopedagoga. Y así mismo la esposa de Sergio: Laura del Duca, militante de JUP en Filosofía y Letras.

  • TARRUELLA, Alejandro. Envar “Cacho” El Kadri. El guerrillero que dejó las armas. 2015. Sudamericana, 350 págs.

El Kadri como se sabe, fue miembro del primigenia Juventud Peronista y fundador de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Aquí se pasa revista a su vida personal y a su accionar político. Contenido del libro según sus capítulos: De Río Cuarto –Córdoba- a la Resistencia Peronista. La teoría: la guerrilla paraguaya del general Toranzo Montero. Lucha armada, una obsesión. Organización de las Fuerzas Armadas Peronistas. París: la generación perdida. La palabra y el regreso. 

  • TORRES, Pablo Agustín y WIERNES, Luis Alberto. Policía y montonero. Roque Sáenz Peña, Chaco, 2010. Tutchei Tansec, 284 págs.

Cuenta un hecho real, con el recurso literario de la ficción y del análisis político, en un momento de la historia argentina contemporánea signada por la violencia y las oposiciones. José María “Pepe” Salgado, policía y montonero, el 2 de julio de 1976 coloca un artefacto explosivo en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal un organismo represivo de la fuerza. ¿Quién era Salgado y como estaba conformada su familia y sus relaciones más directas? ¿Cómo abordó la militancia política? ¿Qué lo llevo a cumplir con su objetivo? Uno de los autores de este meritorio trabajo –Torres- es primo de Salgado y aporta desde una visión familiar elementos para ser tenidos muy en cuenta a la hora de dar un veredicto. Prólogo de Roberto Baschetti.    

  • UBERTALLI, Jorge Luis. Descabalgando el tiempo. Me/moría de vida. 2013. Ediciones Compañera, 416 págs.

Gran tipo el “Pampa” Ubertalli. Sano, puro e incorruptible. Toda una vida ligada a los sueños de un mundo mejor, socialista y digno de ser vivido. Aquí narra su existencia y su paso por el peronismo revolucionario en los ’70 y luego su compromiso y adhesión a las luchas de los revolucionarios salvadoreños y nicaraguenses en lucha contra el imperio norteamericano y sus oligarquías nativas.

  • ULRICH, Germán. Crónicas de dolor, rebeldía y lucha. Vicente López, 2018. SADOP-Editores Ignorantes, 101 págs.

Otilia Acuña madre de Nilda Elías, militante peronista y montonera en el barrio santafesino y sabalero de Santa Rosa de Lima, asesinada el 11 de abril de 1977 por la dictadura militar. El yerno de Otilia, (Luis Silva) militante del Movimiento Villero Peronista, desde 1976 también sigue “desaparecido”.

  • VACA NARVAJA, Gustavo y FRUGONI, Fernando. Fernando Vaca Narvaja. Con igual ánimo. BsAs. 2002. Colihue. 286 págs.

Pensamiento político y biografía autorizada. Hijo de una familia cordobesa tan numerosa como politizada, Fernando Vaca Narvaja fue parte de esa “juventud maravillosa” alentada por Juan Domingo Perón. Su participación en la lucha popular, tuvo varios episodios importantes que se desarrollan en el presente libro, presentado en forma de entrevista. Aquí se recogen y se narran, además, segmentos importantes de su trayectoria de militante y jefe revolucionario montonero.

  • VALVERDE, Ernesto. LOMJE. Libres o muertos jamás esclavos. Historia de la resistencia de tres casas montoneras. La Plata, 2012. De la Campana, 320 págs.

Los ataques a tres casas logísticas de Montoneros en La Plata. Y el aniquilamiento de sus integrantes por parte de las fuerzas represivas. Se pasa revista a la vida, obra y militancia de cada uno de los montoneros caídos en combate desigual. Los lugares: Calle 63 número 1043. Calle 139 número 801. Calle 30 número 1134. Epílogo.

  • VIÑAS, Oscar Luis. Memorias menudas de Oscar Luis Viñas. Los colores del andar.A.B.A. 2017. Mario de Mendoza Figueroa, 138 págs.

Viñas fue un hombre de gran corazón, noble y generoso, que me pidió un prólogo para su libro y que acepté con gran placer. Este fue él: Director de un periódico escolar. Especialista en armas submarinas. Piloto civil. Procurador. Escribano. Director de la Escuela Sindical de la CGT en su terruño. Abogado especializado en Derecho Agrario y Derecho Laboral. Colaborador de las Ligas Agrarias. Militante peronista y montonero. Exiliado político. Profesor universitario, además de llevar adelante varios cargos ejecutivos en México, relativos al ámbito rural. En África, en Mozambique, interviene en un proyecto de ayuda alimentaria para los trabajadores madereros. También a nivel internacional, redactor en la Comisión que se ocupa del Proyecto de Ley de Bosques y Ley de Aguas nada menos, dos de los elementos vitales para la subsistencia del hombre en el siglo XXI. Cooperativista agrario. Consuetudinario colaborador del periódico “Campo Nuevo” dedicado a recuperar las enseñanzas y la historia del agro en el Noroeste argentino, lo que a su vez le permite desempeñarse como Delegado de la Unión de Pequeños Productores Agropecuarios en la provincia de Salta.  Asimismo, en el ámbito de las publicaciones periódicas se muestra como avezado coordinador de la revista “Opinión Económica” ligada precisamente a la CGE, organismo donde ostenta diversos cargos de importancia. Asesor en la Jefatura de Gabinete en la Provincia de Formosa, la misma ciudad que lo vio nacer, cerrando así un periplo que abarca su vida en 84 años, intensamente vividos, como se desprende de la presente narrativa y de este texto  –memorioso y anecdótico- que ahora Usted tiene entre sus manos (…) Lo conocí a Oscar Luis Viñas hace poco tiempo atrás en el marco de una investigación que llevaba adelante sobre los años sombríos que vivimos los argentinos a partir del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976. Hombre parco en un principio, a medida que ganamos en confianza mutua, se fue abriendo y contando aspectos y hechos de su existencia que bien pueden exceder el marco biográfico para adentrarse en lo fantástico. La intensidad de su quehacer diario y la convicción de sus ideales, se mantienen, en el tiempo. Al respecto traigo a colación aquella conocida frase del dramaturgo y poeta Eugen Berthold Friedrich Brecht –que por conocida no deja de ser muy cierta- cuando asevera que: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay quienes luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Y Viñas es de esta clase de hombres: lo fue y lo es. Su compromiso político que lo acompañará toda su vida es claro y preciso: él siempre está posicionado en el campo nacional y popular, del lado de las mayorías y enfrentando al colonialismo rapaz, al capitalismo salvaje y al imperialismo insaciable. Con la instrucción recibida y la profesión alcanzada, bien podría haberse hecho a un lado en lo social y pensar solamente en su satisfacción personal, en el goce de lo material a nivel individual, en el logro mezquino que sabiamente intuye, no lo hace crecer como persona. Hay que volver a citar al dramaturgo alemán, para entender su posición en las convulsionadas décadas de los ’60 y ’70, cuando Oscar Luis Viñas enfrentó poniendo su vida en juego, a quienes venían a conculcar todas las libertades individuales y los valores democráticos colectivos, a punto tal de impedir el voto del pueblo para elegir sus representantes y proscribiendo así a las mayorías. Dirá Brecht: “El analfabeto político es tan ‘burro’ que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que precisamente de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas multinacionales (…) Ante los hechos cotidianos, por favor, no digan: ‘Es natural’. En una época de confusión organizada, de desorden decretado, de arbitrariedad planificada y de humanidad deshumanizada… Nunca digan: ‘Es natural’, para que así todo pueda ser cambiado”. Oscar Luis Viñas estuvo convencido de que eso no era natural. Fue fiel a esos principios y merece nuestro reconocimiento. Falló en el intento de hacer una sociedad más justa e igualitaria y su compromiso como el de tanto otros, fue ahogado a sangre y fuego por los dueños de las armas, de los bancos, de las tierras y de las empresas que nunca estuvieron dispuestos a repartir sus mal habidas ganancias para que nuestro sufrido pueblo pudiera tener salud, trabajo, educación y un futuro digno de ser vivido. Pero este libro que tengo el honor de prologar solo demuestra que la única lucha que se pierde definitivamente es la que no se da. Lamento decir, que Oscar Luis Viñas falleció luego de severos problemas de salud que lo tuvieron postrado, en la madrugada del domingo 3 de enero de 2021. 

  • VISO, Raúl Abelardo Ramón. Uesos. La memoria dibujada. Santa Fe, 2021. Edición del Autor, 109 págs. 

Chiqui González, ex Ministra de Innovación y Cultura de la provincia de Santa Fe, comenta: “Esta obra de Raúl Viso es tan suya como colectiva y prismática: no solo narra la detención, tortura, muerte y desaparición de adolescente militantes de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios, rama estudiantil de Montoneros) durante la dictadura militar, sino que la cuenta desde la experiencia de varios jóvenes que sobrevivieron, desde el testimonio escrito y dibujado de Raúl Viso, desde su preparación, después de un ACV, para declarar en los juicios de Lesa Humanidad con su producción artística como dibujante”.

  • YOFRE, Francisco Felipe. Vivir en los ’70. Un tiempo para recordar. Córdoba, 2016. Ediciones del Boulevard, 607 págs.

Abogado. Nació en Paraná en 1948. En 1967 se radicó en Córdoba para estudiar en la Universidad Católica donde fue dirigente estudiantil. En 1973 integró el secretariado ejecutivo de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) hasta 1975 donde tomó distancia por razones disidentes. Se exilió en México con el golpe militar y formó parte del equipo asesor del Dr. Héctor José Cámpora en suelo mexicano. Volvio a la patria en 1984 y ocupó cargos en el Partido Justicialista de Córdoba ya entregado de lleno nuevamente a la militancia. Tuvo varios cargos ejecutivos. He aquí su historia de vida.   

  • ZAPATA, Alberto. 30 años después… Neuquén, 2005. Universidad Nacional del Comahue – Educo, 183 págs.

Con prólogo del poeta Vicente Zito Lema, Alberto Zapata, trabajador petrolero en Plaza Huincul, militante de Juventud Peronista y Montoneros, pasa revista a su militancia y posterior secuestro y encarcelación por parte de la dictadura militar.  

  • ZUKER, Cristina. El tren de la victoria. Una saga familiar. 2003. Sudamericana, 283 págs.

El libro lleva un prólogo de Horacio Verbitsky. Es la vida del “Patito” Zuker, militante peronista de UES, JUP y Montoneros, caído en la contraofensiva partidaria en febrero de 1980. Cristina Zuker nos dice: “Mi hermano Ricardo fue uno de los miles de desaparecidos por las fuerzas militares ocupantes de la Casa Rosada durante la larga noche de la última dictadura argentina. En su caso está probado que existió una asociación ilícita entre el Primer Cuerpo de Ejército y el Batallón 601, que cometieron los siguientes crímenes de lesa humanidad para terminar con su vida: privación ilegítima de la libertad, tormentos, reducción a la servidumbre y homicidio agravado por ensañamiento (…) A través de este libro creo haber obtenido una pequeña victoria sobre el enemigo genocida. Aunque no me devuelvan su cuerpo, sus sueños de justicia estarán vivos para siempre en el inviolable cementerio de la memoria”. Así sea.