Nació el 20 de octubre de 1953 en barrio Belgrano de Rosario y cursó el colegio secundario en el Nacional “Mariano Moreno” (calles Entre Ríos y La Paz). Era único hijo de una familia de trabajadores y vivió hasta el momento de su secuestro en una humilde casa del barrio antes citado. Hizo tres años de Veterinaria en Esperanza (Santa Fe) pero la enfermedad de su padre lo obligó a retornar a su hogar para colaborar en sus cuidados y a partir de esta contingencia familiar descubrió la necesidad de cuidar la salud de otros. Se recibió de enfermero en la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja Argentina de Rosario y comenzó a desempeñarse como tal en el sanatorio Plaza de esa ciudad en 1977, ubicado en la calle Dorrego 1550. Considerado un joven de gran sensibilidad social y profundas convicciones éticas, sumó su aporte individual a la lucha colectiva contra la dictadura cívico-militar, incorporándose al Movimiento Peronista Montonero. En la madrugada del 11 de mayo de 1978, siempre en Rosario y por orden del general Leopoldo Fortunato Galtieri, se ordenó un procedimiento contra militantes de la Confederación General del Trabajo en la Resistencia (CGT-R). En primer término, se detuvo a la enfermera Olga Moyano (luego sobreviviente), cuando salía de trabajar del sanatorio Plaza y dos horas más tarde, en Dorrego y Mendoza, Morandi y su novia Susana Miranda (ver su registro) fueron capturados tras su salida del mismo nosocomio. Morandi estuvo en la Jefatura de Policía donde le quemaron la cabeza con bencina. Posteriormente fue derivado al CCD de la Fábrica Militar de Armas Portátiles “Domingo Matheu”; allí lo curaron y lo volvieron a torturar. La casa de Morandi –Pasaje Sauce al 5.700- fue saqueada. En el juicio que se llevó a cabo contra sus represores, se condenó a cadena perpetua por estos hechos a Guerrieri, Amelong, Fariña, Pagano y Costanzo. Carlos Isach también participó de su “desaparición”, definiendo a Ariel como a un “judío de mierda al que había que matar”; lo consideraba judío por ser rubio y de ojos celestes. Desde el viernes 12 de marzo de 2010, el Centro de Salud del Barrio Plata (Crespo y Lamadrid; Ovidio Lagos al 5.300), sito frente al ex CCD donde encontró la muerte, lleva su nombre a instancias de los vecinos que consideran que “Las personas viven en la memoria y perduran por sus historias, muchas de ellas anónimas, pequeñas, pero que es necesario rescatar para seguir el camino (…) Su corta vida alcanzó para ponerla al servicio de los otros, siendo recordado por su solidaridad y compromiso con los más necesitados de su barrio y de los distintos espacios por los que transitó (…) Resignificamos así este lugar de vida frente al espacio de la muerte”. Dicho centro de salud está capacitado para dar cobertura sanitaria a 10 mil personas, se dijo en el acto. Así mismo la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA), el 16 de noviembre de 2010, colocó una placa con su nombre sobre la vereda del Sanatorio Plaza en colaboración con el Concejo Municipal y se plantó un árbol de la especie lapacho amarillo repleto de simbolismo.