Roberto
Baschetti

Mugica, Carlos Francisco Sergio

Nació el 7 de octubre de 1930 en el seno de una familia de prosapia y adinerada (los Mugica Echagüe) de Barrio Norte. Frustrado estudiante de Derecho. Era de mediana estatura, delgado, hincha de Rácing. Intimo amigo de Alejandro Mayol Magnasco (“El Padre Alejandro”), juntos estudiaron en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires. Sacerdote jesuita a los 28 años. Cuando cayó el peronismo en 1955, vio una pintada anónima en un paredón que lo conmocionó: “Sin Perón, no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos” (Los “cuervos” eran los curas). Conoció la pobreza de nuestra gente en su primer destino diocesano en Reconquista-Chaco junto a Monseñor Iriarte. Y al respecto dijo: “Me di cuenta que en la Argentina los pobres son peronistas. Y que eso no es una casualidad. Y tampoco un dato más. Ellos creen en Dios, pero ellos también creen que políticamente hubo un tiempo mejor y que nuevamente vendrá un tiempo mejor, y ese recuerdo y esa esperanza se llama Peronismo”. Fue asesor espiritual de estudiantes católicos que se abrían al socialismo nacional y al peronismo como Firmenich, Abal Medina y Ramus. Fue testigo del “mayo francés”, parisino de 1968 y viajó a Cuba. Volvió en el vuelo charter que trajo a Perón en noviembre de 1972. En 1973 se editó un libro con sus charlas y reflexiones bajo el título de “Peronismo y cristianismo”. Un año más tarde Mugica terminó de escribir un texto de misa para el Tercer Mundo con el acompañamiento musical del “Grupo Vocal Argentino”; se grabó en un disco y editó la RCAVíctor, pero la obra fue destruida por orden del ministro de Interior isabelista, Rocamora. Mugica fue asesinado por la Triple A, el 11 de mayo de 1974, en Mataderos, a la salida de la Iglesia de “San Francisco Solano”. Unas 20 mil personas llevaron sus restos a pulso hasta su última morada, en el cementerio de la Recoleta. Como sacerdote bautizaba, confesaba, casaba, predicaba y celebraba misa en la pequeña capilla de “Cristo Obrero” ubicada en la villa de emergencia de Retiro, donde además organizaba socialmente a sus moradores. Fue entonces, un activo militante del peronismo y uno de los fundadores en Argentina, del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Un mes antes de las elecciones del 11 de marzo de 1973 –donde apoyará al Frente Justicialista de Liberación- en un reportaje que se le hiciera en el diario “Mayoría” expresó: “Una sociedad montada en base al lucro es anticristiana e inmoral y por lo tanto debe ser rechazada. Entonces, tenemos que buscar otro tipo de sociedad y aquí aparece la reflexión sobre la posibilidad de acceder al socialismo”. Para esas elecciones, el peronismo le ofreció una candidatura a diputado que rechazó, porque consideraba que su lugar estaba al lado de los pobres y marginados. Supo decir: “Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucrito y su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición”. En la sede de Constitución, en 2007, a 34 años de su asesinato, el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales, considerando su labor a través de la organización de las villas como un ejemplo de su compromiso social, resolvió designar el Aula 107 con su nombre e instalar, en ella, una placa en su recuerdo y homenaje. Cabe acotar también, que, en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis por ordenanza Nº 1362-o, del 20 de agosto de 2002, hay una calle con su nombre.