“Me detuvieron muy cerca de la fábrica, en una de las grandes huelgas metalúrgicas luego de que cayó Perón; yo era muy flaquita y me llevaron de las trenzas a la rastra. Terminé en la comisaría que está frente al Hospital Ramos Mejía. Me hacen pasar y el comisario me dice ‘Mirá chinita, la próxima vez que te traigan voy a llamar a tus padres para que ellos te encierren… ¿Por qué te trajeron?’ Y le digo: ‘Porque voltié un milico’. Es que yo había volteado al de la Montada de un hondazo, y entonces me persiguieron hasta agarrarme”. Elsa Mura para entonces apenas pasaba los 20 años. Trabajaba en uan fábrica de radios en el barrio porteño del Once. Descendiente de comechingones, hija de padre anarquista devenido en peronista y de madre costurera y socialista, se metió de cabeza en la Resistencia Peronista, casi sin darse cuenta. Al principio el peronismo no le decía mucho, hasta que se constituyó la Juventud Peronista. Elsa tenía una compañera de fábrica, una negra catamarqueña que valía en oro lo que pesaba, gran amiga, que le decía en las corridas: “Yo te voy a hacer peronista a vos… ¿Qué mierda vas a ser sinó…? La famosa gomera que la acompañó toda su vida le fue requisada por un Consejo de Guerra en 1976. La caratularon como arma de guerra. Le preguntaron por que la tenía consigo. Contestó que para cazar vizcachas. pero se guardó de contar que más de una vez la usó las 24 horas del día para voltear uniformados, romper bombitas de luz, destrozar marquesinas de empresas multinacionales, etc. En las manifestaciones cuando los cosacos atacaban con sus caballos, ella ponía en práctica lo que había aprendido en el campo de pequeñita. Se colgaba de la boca del caballo, del freno y así el animal estaba impedido de responder al mando del jinete. Elsa Muro fue detenida el 24 de julio de 1976 en un operativo de las FF.AA. que coparon su casa del barrio de Colegiales. Sufrió interrogatorios y torturas. Por entonces ella trabajaba en talleres de confecciones y desarrollaba una intensa acción sindical y política en la “Agrupación Evita” del gremio del Vestido y en la Coordinadora de Gremios en Lucha, dos entidades afines a la Tendencia Revolucionaria del Peronismo y a Montoneros en particular. Salió de la cárcel de Devoto en 1978. Ya con sesenta y pico de años en los ’90 siguió luchando y creyendo que nada es o fue en vano “porque la lucha de los pueblos nunca muere y tampoco la esperanza, que siempre es como un sol”. Falleció en mayo de 2019.