Cuenta Manuel Barcia que “El Bocho” era un compañero llamado Jorge Navarro, militante de Juventud Universitaria Peronista (JUP) y Montoneros en la década del ’70. Afirma que “Fue un cuadrazo. Era más grande que nosotros. A pesar de la relación de cierta distancia por el nivel de compromiso, había un intercambio muy cálido entre él y yo. A mí me habían detenido en 1975 por unas horas, salí enseguida, y me lo crucé en un acto. Se acercó a mí y me dijo ‘¡Qué hacés varón!’ con esa voz de lija, de pucho a todo trapo. La otra, una reunión de la cúpula de la JUP, en lo de mis viejos y antes de que me levantara, me dijo: ‘No te hagás problemas, pibe, yo a la parrilla no llego vivo’. Por eso, ya años después, psicoanálisis mediante, ese accidente de él mientras se bañaba, lo leo como un suicidio encubierto. No soportaba más la tensión: el tener que hacerse cargo del ‘cuando me toca caer a mí’. Un compañero brillante, afectuoso, muy querido por todos los que estuvimos cerca de él alguna vez. Inolvidable”.