“El Turco”. Nació el 24 de noviembre de 1947 en Diamante, provincia de Entre Ríos, pero hizo toda su vida política en Santa Fe. Con su esposa Elba Inés Kemer tuvo cinco hijos. Estudió en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral establecimiento educativo en el que además se desempeñó como docente entre 1972 y 1976. Fue militante de la Juventud Peronista de las Regionales en lucha contra la dictadura militar lanussista y llegó a ser jefe y referente de la Regional II hasta su alejamiento en 1974 cuando se fue con la escisión denominada “Lealtad”. Decía, que uno de sus principales orgullos era haber sido acompañante de Juan Domingo Perón en el charter que lo trajo definitivamente a la Argentina en junio de 1973. Producido el golpe militar del `76 se exilió en Perú, volvió de incógnito a la Argentina y fue detenido, pero salvó su vida y lo dejaron en libertad en 1977. En aquellos años de plomo se ganó la vida ejerciendo su profesión de ingeniero en la constructora industrial Cinter. Falleció a los 66 años, el 28 de enero de 2014 producto de un cáncer. Fue concejal y presidente del concejo municipal de la ciudad de Santa Fe (1987-1991) e intendente de la capital santafesina entre 1991 y 1995. También presidente del Partido Justicialista santafesino. Fue dos veces gobernador de Santa Fe con la vuelta de la democracia, en los períodos 1995-1999 y 2003-2007. Bajó siempre línea a sus funcionarios con tres premisas que consideraba fundamentales para desempeñar con éxito un cargo público: “No mentir. No robar. No holgazanear”. En diciembre de 2013 además, asumió como diputado nacional del Frente para la Victoria (FPV), banca que ya había ocupado con anterioridad. El gobernador actual Antonio Bonfatti decretó dos días de duelo en la provincia con motivo de su deceso. La política, la lectura y su amado equipo albirrojo de Unión de Santa Fe –los Tatengues- eran sus grandes pasiones. Sobre esta última, hay una anécdota digna de ser contada. Salía de la cancha santafesina cuando vio que un policía zamarreaba sin justificación alguna, a una mujer un poco alterada por la derrota de su equipo. Sin más, se identificó, llamó al jefe del operativo policial, le ordenó detener al agente descomedido y le pidió disculpas a la señora. Cultivó amistades impensadas, como la de Fidel Castro y Omar Torrijos, presidente panameño. Inclusive de su experiencia y acercamiento con el líder cubano edito un libro de su autoría titulado: “Cuba, Fidel y el peronismo. Mis encuentros con Castro y otros textos”. Al presentarlo hizo saber que: “Este no es un libro neutro, es un libro escrito por un militante político peronista que ama el proceso revolucionario cubano y que tiene una amistad con Fidel Castro”.