Nacido en 1918. Rosarino. Obrero. Miembro de la Mesa Coordinadora de las “62 Organizaciones Peronistas”. Secretario de la Federación Argentina de Trabajadores de la Sanidad. Fue uno de los mentores de la necesidad de conformar un “partido obrero” para enfrentar a las dictaduras de turno desde 1955 en adelante. A su insistencia en el tema, se debe la creación de la “Unión Popular” en 1962, que ganó las elecciones a gobernador en la provincia de Buenos Aires, con la figura del sindicalista textil peronista Andrés Framini. Fue un opositor al “participacionismo” vandorista que no era otra cosa que una traición a Perón. En un reportaje que le efectuó la revista “Primera Plana” en diciembre de 1967, se lo presenta así: “Un par de revoluciones –la de 1955, que derrocó a Perón y la de 1962- dejaron truncas las ambiciones políticas que Olmos jamás ocultó: la primera vez retuvo una banca de Diputado Nacional por el Partido Peronista, sólo 4 meses y 15 días; hace 5 años, electo por el Frente Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, el sanitario solo ocupó su escaño simbólicamente, el 20 de mayo de 1962, durante una apurada reivindicación del sistema parlamentario que el Gobierno de Guido ahogó con la fuerza policial. Más duraderas, por cierto, fueron las estancias de Olmos en las cárceles: como preso político, residió en Caseros, Rawson y Bahía Blanca, a lo largo de 1956; al año siguiente estuvo en la Penitenciaría Nacional; en 1959 visitaría otra vez este edificio. Por fin, Olmos fue confinado a Caseros, una vez, en 1960 –debido a su oposición a Frondizi- y nuevamente fue encarcelado en Rosario, en 1960, por haber participado en la asonada del General (peronista) Miguel Ángel Iñiguez”. Es que Olmos tenía bien en claro por donde pasaba la lucha por la liberación nacional: “Cuando Perón abandona el país, los únicos que no renuncian, los trabajadores, no tenemos con que luchar (…) El Peronismo es el vehículo revolucionario de esa Argentina que se nutre en las grandes masas laboriosas y en los ‘cabezas negras’: esa es su grandeza y su vigencia. Quienes pretenden desdibujarnos, quienes quieren complicarnos con el régimen y convertirnos en otro apéndice del mismo, esos no pueden estar a nuestro lado, esos no pueden llamarse peronistas. Las banderas de la Soberanía Política, la Justicia Social y la Independencia Económica, las salvamos nosotros, los trabajadores, cuando toda una clase de dirigentes las habían abandonado. Ese es nuestro mérito histórico (…) Aquí tenemos que dividirnos entre los entreguistas y los que no queremos entregarnos. Entre los que están con el imperialismo y los que somos antimperialistas; entre los que queremos el país y los que están contra el país”. Amado Olmos junto con John William Cooke, siempre alentó entre los activistas del peronismo del que formaba parte, un giro a la izquierda más pronunciado del Movimiento, que ofreciera naturalmente una salida insurreccional. Al respecto la escribió a Perón: “Si en España no puede usted instrumentar sus planes de retorno, viaje a Cuba”. Falleció el 27 de enero de 1968 en un accidente automovilístico en Villa María, Córdoba.