Roberto
Baschetti

Olmos, Juan de la Cruz

Nació en noviembre de 1917 en Los Pocitos, departamento de Tafí Viejo, Tucumán. Algunos años después se mudó con su padre y hermanos a Montegrande, en Famaillá. Su madre Estella Maris Bordón había fallecido después de su nacimiento. En Montegrande trabajó junto a su padre –Juan Agustín Olmos- para el Ingenio Mercedes en el transporte de la caña de azúcar con carros y mulas. Quienes hacían ese trabajo se conocían como obreristas. Olmos desde joven se preocupó por la explotación que sufrían los trabajadores rurales. En 1943, pre-nacimiento de la época peronista, junto a otros trabajadores organiza el gremio de los obreristas afiliándolo a la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA). Él fue el primer secretario general de ese gremio. Ganaron en organización, participación gremial y experiencia, en el tiempo que va desde 1946 a 1955, cualidades que debieron poner luego en práctica para luchar contra los gorilas de la “Revolución Fusiladora” que proscriben al peronismo siendo el sindicato intervenido. En el marco de la Resistencia Peronista que se gesta, en territorio tucumano se conforma el “Comando 17 de Octubre” del cual Juan de la Cruz forma parte. A nivel nacional establecen contacto con John William Cooke. Cuando se levanta un poco la prohibición al peronismo (pero no mucho), Olmos con muchos de sus compañeros participa del Partido Justicia Social. En 1965, Olmos comienza a trabajar como empleado de la Municipalidad de Famaillá en el cementerio del pueblo. Al tomar contacto de la explotación del obrero municipal por parte del gobierno provincial (no pagaban horas extras, no había vacaciones, ni aguinaldo, etc.) crea con otros compañeros el Sindicato Municipal de Obreros y Empleados de Famaillá siendo su presidente el mismo Olmos. Junto con el sindicato hacen funcionar la Coordinadora de la Juventud, por lo que eso se convierte en un ámbito territorial, político, gremial y social a la vez. Es así que trabajan con los estudiantes universitarios para que estos comprueben con sus propios ojos como se lo explota al obrero y serán dichos estudiantes los que aportan sus conocimientos para mejorar la situación del asalariado. Por ejemplo, los estudiantes de Medicina crean una sala de primeros auxilios para que sean atendidos los trabajadores, los habitantes de los barrios marginales que no tienen acceso al hospital y los compañeros que son heridos en las manifestaciones. Todo este movimiento de solidaridad y aprendizaje mutuo llama la atención de los oligarcas de la zona que tratan de evitar a toda costa que la gente salga de su ignorancia y se organice. El sindicato, además, estrecha lazos con los sectores del peronismo e izquierda revolucionarios. El 31 de octubre de 1974 la muy activa Triple A tucumana (bah… militares), colocan dos bombas de alto poder en su casa. Luego de las explosiones y el desconcierto inicial, sus compañeros y vecinos lo rescatan de los escombros. Lo meten en una ambulancia y lo trasladan a la ciudad capital. Un testigo de lo ocurrido por entonces, relata que él iba con toda lucidez y se lamentaba diciendo: “Mi General, por ser fiel a vos, mirá como me encuentro ahora”. Estaba tan destruido físicamente que cuando llegan al nosocomio y lo bajan, el médico de guardia al verlo se desmaya. El 1º de noviembre de 1974, Juan de la Cruz Olmos muere en el Hospital Padilla producto de las graves heridas recibidas. El velatorio fue en su misma casa y vino muchísima gente de todos lados, eran cuadras y cuadras de cola. Le reconocían su honestidad y su fidelidad a la causa del pueblo. Nunca aceptó honores ni sobornos; acomodos o bonificaciones espúreas. Murió en la pobreza que puede tener cualquier obrero. No tenía ni heladera para tomarse un vino fresco en el verano. Y lo poco que tenía lo compartía con todos. Estos son los compañeros trabajadores peronistas que el sistema se cuida muy bien de dar a conocer y que permanecen invisibles para el resto, solo hay lugar para mostrar a los corruptos y mafiosos, haciéndonos creer que todos eran así de iguales.