Roberto
Baschetti

Onofri, Hugo Luis

“Loro”, “Lorenzo”. “Pipo” en el ámbito privado. Creció en el barrio porteño de Agronomía en una casa que su familia pudo adquirir con mucho esfuerzo.Terminó sus estudios secundarios en el Liceo Militar y empezó la carrera de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Abierto a nuevas ideas fortaleció lo inherente a la política y a lo social. Trabajó en la fábrica de chocolates “Águila Saint” y cuando fue despedido, donó íntegramente su indemnización para ayudar a personas necesitadas de la Villa de Emergencia “La Cava” donde militaba desde principios de los ‘70. La misma tarea desarrolló en Beccar, participando de la inauguración de la Unidad Básica “Ramón Cesaris” (ver su registro) donde se coordinaba el trabajo de varias organizaciones peronistas, entre otras, la de los trabajadores navales de los astilleros en el Tigre. Combatiente montonero con el grado de Oficial 1°. Fue responsable de Logística en la Columna Norte hasta fines de 1975. A partir de ese momento, vivió y militó en el Sur bonaerense donde tuvo un nivel destacado. Algunos de sus compañeros lo recuerdan como una persona seria y compenetrada completamente con su militancia: lo que podría definirse como un “duro” con un alto compromiso y capacidad militar. Por lo que se entiende entonces que haya participado en algunas de las operaciones más resonantes de la Columna Norte. Lo secuestraron en el barrio de Boedo, Avenida La Plata e Inclán, el 20 de octubre de 1976, el nefasto día de las “citas nacionales” y fue llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada. Su secuestrador y torturador fue el oficial de Marina Francis William “Duque” Whamond. El “Loro” Onofri murió en la tortura; un compañero de cautiverio sobreviviente, Lisandro Raúl Cubas, declaró: “… los oficiales de Marina decían que el ‘Loro’ era muy duro, que no quería hablar y que se les había ‘quedado’ (muerto) en la máquina…” Rosita, su compañera y sus dos hijos fueron secuestrados al año siguiente, pero sobrevivieron. Su sobrino, el historiador Federico Lorenz le dedicó un hermoso y sentido poema denominado “Arquitecto” que versa sobre la historia que se armó Onofri para no “cantar la justa” ni mandar “al frente” a nadie y que termina así: “…Porque hay que hablarle a los compañeros / de esa casa / mientras aún lo buscan / en el cielo de la Patriecita / herida por la Armada”.