Nacido el 6 de octubre de 1933 en la ciudad de Tucumán. El “Pelado” Osatinsky, fue parte del grupo que gestaba la creación de una guerrilla en apoyo del “Che” Guevara en Bolivia. Tucumano, había sido secretario general del Partido Comunista en dicha provincia, pero se apartó del mismo en 1966, precisamente al ver la conducta de reticencia que este partido de izquierda tenía con la Revolución Cubana y la urgente necesidad de implantar la lucha armada en Argentina. Tenía para entonces 30 años. Participa en la creación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y actúa en las operaciones más importantes que lleva a cabo la misma. A fines de diciembre de 1970 cae detenido en Córdoba luego de un enfrentamiento con las fuerzas policiales al asaltar un banco. Antes de caer preso, durante la retirada, él y su grupo guerrillero dejaron fuera de combate, en un par de emboscadas, a 3 patrulleros que los seguían, pero luego fueron rodeados por efectivos muy superiores en número y armamento; solo así lo pudieron agarrarlo. Herido y torturado, es luego alojado en la cárcel de máxima seguridad de Rawson en el sur de nuestro país. De allí escapará con otros compañeros en agosto de 1972, para recalar en el Chile socialista del Salvador Allende, que le brinda asilo político. Va a Cuba y luego vuelve a la Argentina para sumarse nuevamente a la lucha armada contra el gobierno militar del general Lanusse. Marcos era uno de los más entusiastas propiciadores de que las FAR asumieran una identidad peronista revolucionaria. En tal sentido se entrevista con Perón en su exilio madrileño con el fin de llegar a acuerdos políticos futuros. De la reunión se fue más contento que niñito con juguete nuevo, a todos les mostraba la foto del General, autografiada de puño y letra por J.D.P. y con fecha 7 de abril de 1973: “Al Compañero D. Marcos Osatinsky con todo afecto. Juan Perón”. Luego de la salida de Cámpora como presidente y de la destitución por la fuerza de las armas del gobierno constitucional cordobés de Don Ricardo Obregón Cano, es nuevamente detenido en Córdoba el 7 de agosto de 1975 (en una casa clandestina de Maestro Vidal y Santa Ana que luego será volada con explosivos) y torturado hasta su muerte en los lúgubres sótanos de la jefatura de la policía provincial por una banda criminal de la División Informaciones que responde al “gorila” interventor Raúl Lacabanne. Esto ocurrió como represalia ante un ataque del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) a ese lugar el 21 de agosto de 1975. Ese mismo día fue su asesinato. Inclusive el cuerpo de Osatinsky, aún con vida, fue atado con una cadena al paragolpes trasero de un auto y arrastrado por rutas de ripio y pavimentadas, alternativamente. Cuando le devolvieron el cuerpo a los familiares (constataron varios tiros en el corazón de Marcos y uno en la sien), estos intentaron trasladar los restos mortales a Tucumán, pero el ataúd fue nuevamente secuestrado por los paramilitares y parapoliciales al mando del capitán del Ejército HéctorVergés y dinamitado junto al monolito de Facundo Quiroga en Barranca Yaco. La policía cordobesa fiel a su infamia en ese período, mintió y declaró públicamente que Osatinsky murió al tratar de ser liberado por sus compañeros “subversivos”, que atacaron el vehículo que lo transportaba. (“El Cronista Comercial”. 22-8-75). La Comisión Peronista de Solidaridad con los Presos Políticos, dio a publicidad un comunicado denunciado la “burda maniobra para justificar lo que no es sino el fusilamiento de un preso político” y terminó recordando que “ninguno de nuestros hijos habrá muerto inútilmente, porque la sangre derramada no será negociada. Los asesinos de Marcos Osatinsky pasarán a la historia negra de la Nación”. Sus compañeros montoneros lo condecoraron con la orden “Al Mártir de la Resistencia Popular” en su máximo grado el de la “Compañera Eva Perón”, en agosto de 1978. Teresa Celia “Tina” Meschiati, sobreviviente de la ESMA, recordó que el agente civil de la dictadura militar, Ricardo Luján ó Luján Yañez se jactaba de tener una pistola 9 mm. robada a Osatinsky luego de su detención. Y con el tiempo se han conocido nuevas precisiones sobre este caso: basta hojear el libro “La búsqueda. Una entrevista con Charlie Moore”, editado en Córdoba en el 2010. Allí el protagonista del relato acusa del “traslado” de Osatinsky (léase asesinato) al siguiente personal policial, que califica de éste modo: Américo Romano –a cargo de la Brigada de Investigaciones; antiperonista fanático que no tenía problemas en matar a quien fuera- , “Boxer” Antón –un salvaje- , “La Cuca” Antón –una desalmada, sin principios, ni sentimientos, ni nada- , “Sérpico” Bucetta –siempre dispuesto al secuestro y a la violencia-, Calixto Flores –un bruto, un animal de lo peor- , el “Turco” Yabour –que torturaba y mataba sin problemas- y otros. Además, acusa a este grupo de mafiosos de la muerte de otro policía, el chofer de apellido Vaquinzay, que se negó a participar del “traslado” antes citado, porque no quería involucrarse en un asesinato. Cuando lo asesinaron, luego le echaron la culpa a “Montoneros” a través de un comunicado “trucho”.