Roberto
Baschetti

Otaño, Guillermo Enrique

Nació el 13 de febrero de 1952. Tenía un aspecto que hacía temer a su interlocutor circunstancial. Morocho, alto, bigotes espesos, cierta fiereza en su mirada, “con pinta de guerrillero palestino”, agrega su compañero de militancia Jorge Pastor Asuaje. Pero todo ese barniz era para esconder una profunda timidez que lo acompañaba desde que nació. Catamarqueño. Gran conocedor de nuestra música autóctona. “El Flaco Mito” que así era como lo reconocían a Otaño, militó en la Unidad Básica “Mariano Pujadas” de los suburbios de La Plata y se distinguió por su compromiso con la causa peronista y montonera y por su entrega sin límites, en pos de la revolución. Venía de la Universidad, pero se proletarizó. No hablaba mucho, pero actuaba siempre, nunca arrugaba. Murió combatiendo el 5 de noviembre de 1976 en una casa del Barrio La Granja, cerca de La Plata. Ese día por la tarde habían secuestrado a su compañera (Mirta Graciela Manchiola, “La Turca”, embarazada de siete meses; ver su registro) que por supuesto no regresó a la hora prevista. “Mito” decidió no “levantar” la casa y los indeseables llegaron por la noche, fuertemente armados y pertrechados y lo intimaron a la rendición. La traían a “La Turca” deformada por los golpes. Ella llorando pudo gritarle a su compañero: “No te entregués Flaco…”. Resistió con la única arma que tenía, un 38, cayó herido de muerte, luego de dos horas de combate en que puso en práctica todo lo aprendido en su instrucción militar. El hermano de Mirta, de nombre Jorge, escribió un libro sobre ella (“Más allá de sus ojos”) y con respecto a este hecho concreto que llevó a la muerte a Otaño, relata el mismo final pero en otra secuencia: “después de aquella sesión de varias horas de tortura inferidas en la comisaría 5ª, mi hermana fue llevada con las manos atadas pero con sus hermosos ojos libres y vio como su marido salía a la calle con una 38 para hacerse matar porque ese el destino que Guillermo Otaño eligió, porque pienso que él creía que con ese acto podía salvar o garantizarle a su mujer y a su hijo la vida”. Pasaron 40 años de su caída, pero se sabe, la memoria militante es como la de un elefante, todo lo registra y todo lo guarda: “el 5 de noviembre de 1976 ‘El Flaco Mito’ peleó él solo, contra decenas de milicos en la esquina de 530 y 141 en La Plata, pleno de consecuencia militante. ‘La Turca’ había sido secuestrada el día anterior, soportando la tortura durante muchas más horas de las que se pretendían, dándole al ‘Flaco’ todo el tiempo para que ‘levantara’ la casa… pero ‘El Flaco’ se quedó, porque estaban esperando un hijo y quiso estar con ella en las que, bien sabía, serían las últimas horas. Sus compañeros de la Juventud Peronista, Montoneros, vamos a recordarlo allí, en el territorio de ‘cincuentaysiete’, plantando un lapacho blanco, un árbol de su tierra natal, (porque ‘El Flaco’ era catamarqueño), para que crezca alto y florido, como él mismo lo era. Les dará sombra a los vecinos, y nos recordará a todos, que esa Patria por la que entregaron tan dignamente sus vidas, es posible. A cuarenta años de su caída. Invitamos a homenajear a un héroe y a su compañera, luchadores contra la dictadura ¡Compañeros Guillermo Enrique Otaño y Mirta Graciela Manchiola, hasta la victoria siempre!”.