Roberto
Baschetti

Oviedo, Fabián

Nacido el 20 de enero de 1939 en Palo Santo, provincia de Formosa. Militante del Frente Revolucionario Peronista (FRP) y luego del Frente Revolucionario 17 de Octubre (FR-17). 37 años. Casado. Empleado de la Dirección General Impositiva (DGI) en Formosa. Secuestrado-desaparecido el 7 de septiembre de 1976 en Ituzaingó 291, Barrio San Miguel, ciudad de Formosa. Fue visto con vida en el CCD Regimiento de Infantería de Monte de Formosa (RIM 29) antes de su asesinato. Oscar Luis Viñas lo recuerda de este modo: “Fabián era un compañero peronista de corazón, solidario con la gente humilde, dueño de una permanente sonrisa distendida, con un carisma especial para llegar a los compañeros. Tenía un fuerte arraigo en los barrios populares, con un profundo sentimiento de pertenencia, en un marco de entrega total. Integraba la vieja Juventud Peronista, llamada de la Resistencia. Fabián conoció al General Perón en su residencia de Gaspar Campos enviado como delegado por Formosa en noviembre de 1972 (…) En los primeros años de los ’70 yo vivía, trabajaba y militaba políticamente en mi provincia, Formosa. Desde la J.P. mirábamos con cierto desdén la lucha interna del Partido Justicialista. Hasta que un día llega Héctor Cámpora, entonces delegado de Perón, con el objetivo de aquietar las aguas en el P.J. provincial. Se quedó tres días entre nosotros, lo que nos permitió conocerlo con cierta profundidad, apreciando su hombría de bien, su calma y buena disposición para el diálogo, así como su siempre visible humildad. En una de esas tardes estaba anunciado un acto político en la clásica esquina de la avenida 25 de Mayo y Moreno. El palco era objetivo de especial apetencia para no pocos compañeros, atraídos por las luces de la democracia exigida a la dictadura. Otros optamos por ocupar una mesa en la vereda del bar ‘Ser-San’, elogiado por sus sabrosas empanadas. Ya era numerosa la asistencia del pueblo peronista y había cierto retraso en el horario establecido, cuando alguien advirtió que Fabián, el viejo J.P. de la época de la Resistencia y su clásica columna del barrio San Miguel no habían llegado. Pero pocos minutos después se los ve avanzando por la calle Moreno en tren de fiesta, canticos, baile y consignas políticas ingeniosas. Todo según la clásica liturgia peronista. Pero había algo más: al frente de la columna venía un compañero con un par de cuernos vacunos simulando un toro enojado, ensayando vaivenes y embestidas, con una particularidad más: los extremos de los cuernos despedían llamas, empleando trapos embebidos en querosene; una costumbre española de los festejos rurales en Asturias, importada centenares de años atrás. Apuntando la columna hacia el palco y sin ánimo de detenerse, la multitud le abría paso en medio de un gran jolgorio. Se ubicaron cómodamente frente al palco. Luego de la sorpresa de los compañeros porteños que integraban la comitiva y del propio Cámpora, el acto pudo comenzar”.