“El Negro”. Su padre, militar, falleció cuando él era muy niño. Militante de Juventud Peronista en San Rafael, Mendoza. Trabajaba como empleado farmacéutico en una botica que pertenecía al ex gobernador de esa provincia, el Dr. Alberto Martínez Baca, integrante de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo. El 25 de marzo de 1976, a las 2,30 hs. de la madrugada, fue secuestrado por un grupo conjunto de militares y policías al mando del mayor Luis Faustino Suárez, jefe de la subárea 3315, en un domicilio de la calle Beltrán de aquella localidad cuyana. Nunca más apareció con vida. Ofelia Cejas de Martínez Baca escuchó que a Ozorio lo tenían medio muerto, agonizando en el Hospital Schestakow. Casado, dejó un hijo con su mismo nombre. Se lo recuerda así: “Cuando veía una persona pobre con frío era capaz de regalar su abrigo: trabajaba en una farmacia y muchas veces fiaba remedios que luego pagaba con su propio sueldo”. Roberto Rolando Flores, que militó con él y sobrevivió al genocidio, no duda en afirmar que: “El Negro nunca iba a cambiar su forma de ser, siempre fue y será un verdadero compañero peronista”.