Roberto
Baschetti

Parafioriti, Nicolino Carlos

“Chacho”. Peronista y Montonero. Aquí con sombrero, barba y pistola en cartuchera junto a “Roquito” Dalton (hijo del extraordinario poeta salvadoreño Roque Dalton) en los Heroicos Filos de Arcatao, cuando ambos peleaban en las filas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), enfrentado a la oligarquía local salvadoreña y al imperialismo norteamericano. También el “Chacho” fue parte del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua y también supo actuar en Bolivia en defensa de los campesinos y sus tierras ancestrales. Los datos que ahora vierto sobre su figura fueron escritos por su compañero Nicolás Doljanin bajo el título de “Chacho, el palo Peruca de Nuestra América”. Allí se afirma: “Ayer por la tarde -31 de agosto de 2017- nos dejó saludando sobre sus propios huesos el Chacho. Es lo que venía haciendo el tal Nicolino Carlos Parafioriti, como mínimo desde el día que desertó de la casa y del cine familiar donde trabajaba en Lanús, para irse a pelear, según sus propias palabras, junto a la guerrilla paraguaya contra la dictadura de Stroessner. La familia siempre lo cuidó. Lo mandaron a traer de vuelta como acomodador del cine más importante del barrio. Nosotros nos criamos allí cambiando revistas en la cuadra y no dormíamos. Nos íbamos a apoliyar con el primer cuadrito de ‘El Eternauta’ mientras nos soñabamos ‘Uturuncos’. Nuestro Chacho nunca perdió la lealtad del niño a la escena originaria de sus afectos. Donde no solía exagerar fue en los cambios de escenario (cambiar de personaje jamás…) de su pasión política, una conciencia implacable, la invencible ternura que nos ha legado. La Resistencia Peronista arraigada en el barrio donde tenía enterrado el ombligo y adonde vino a epilogar su existencia –impertérrito frente a la desafección neutrónica y amarilla en boga- acompasó pues sus tratos iniciales con el Mundo. (Estuvo) con los obreros de ENTEL (trabajadores telefónicos) en Jujuy donde Blaquier hacía estragos en tiempos de Lanusse. La primera célula local montonera, la primera transversalidad de su militancia, el primer intendente yrigoyenista, democrático (ver más adelante) y de la mano de ‘La Gloriosa’, en poder mojar esa oreja oligárquica, criminal e impune de Lesa Humanidad. (También forjador) del primer abrazo cristianuchi y retobado –gloria eterna al ‘Tucho’ Valenzuela su primer ‘respo’- para organizar en la política a los últimos orejones del tarro social de la época, en un barrio perdido de San Salvador (de Jujuy) nombre premonitorio de su praxis. Para lo cual se calzaba los hijos, empezaba a caminar y las mujeres le abrían las puertas de sus casas, y salían a las calles detrás del militante montonero. Las reuniones clandestinas con el candidato del ‘Luche y Vuelve’ local Luis Ramón Arédez y las cargadas estrepitosas del ‘Tala” Ventura cuando se les ocurría volver en plena revolución ‘peruca’ a los métodos y tiempos del Cartismo inglés, dejando al oligarca sin máquinas antes que este dejara al Pueblo sin trabajo. Tampoco se permitía contarlo en primera persona. Nunca he conocido a otro de nuestra clase que se manejara tan intensamente con la naturalidad de la primera persona del plural en estas cuestiones (…) Así pues el título de ‘El Último Montonero’ te pertenece por propia praxis, mi querido Chacho. Y no hace falta que pongas tu cara de Brancaleone porque lo labraste, mientras los demás caían en ‘Hace la Tuya’ y ‘mejor lo dejamos ahí’, pues nunca supe bien qué era mayor: si tu pudor o tu íntimo desdén por las pasiones tristes. Por eso los versos de la Guantanamera de José Martí alumbran tu despedida desde el ‘jonca’, la ausencia de la Cruz y el canto de Cafrune. Tal como corresponde a las generaciones diezmadas que, desde el fondo de los tiempos humanos, jamás quisieron entender a Jesús sin Espartaco y viceversa. Simplemente para darnos a entender y ‘a quien quiera ori que oiga’, que alguna vez pasaron Gustavo Rearte y John William Cooke por estas, nuestras vidas. Y tal como aprendimos junto al ‘Negro Hugo’ (Domingo Eduardo Vargas) desde el palo ‘Peruca’ de Nuestra América, el Enemigo siempre va a ser el mismo. Tampoco importa que lo voten. ‘La Gran Masa del Pueblo’ con sólo no creérsela y sacar las cuentas al final de la jornada, entrará a ‘junar’ caminos del Porvenir. Gracias Chacho….”.