Roberto
Baschetti

Parejo, Guillermo Alberto

“Willy”. “Fairlane” por su apacible andar como el Ford publicitado en aquellos tiempos. 26 años. Nacido el 31 de julio de 1950 en San Fernando, provincia de Buenos Aires. De jovencito practicó y jugó al rugby en el Club San Fernando como fullback. Al respecto, el 24 de marzo de 2018 se empotró una placa conmemorativa en el club para este deportista secuestrado-desaparecido por la canalla dictatorial. Parejo, gustaba escuchar a la banda de rock Jethro Tull. Se recibió de maestro, pero nunca ejerció. Militante de Juventud Peronista (JP). Trabajador municipal en la misma localidad de San Fernando, donde llego a tener una alta estima por parte de sus compañeros de tareas. Cuadro de Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y Montoneros. Secuestrado-desaparecido el 1° de agosto de 1976. El compañero y amigo César Luis Nieto, conocido por todos como “El Gallego Nieto” y también militante en aquella zona norte de GBA recuerdo a Parejo como “un compañero que era de familia radical, pero que se hizo peronista, después le tuvo que explicar al padre por qué era peronista (risas). Eso pasaba mucho, cantidad de jóvenes radicales se hicieron peronistas. Es más, la abuela de los Parejo era una referente de los radicales y no entendía que había pasado, porque otro nieto, Alejandro Parejo, también se había pasado, militando en FAR y luego en Montoneros como su hermano”. Y suma otra circunstancia –trágica- donde también actuaron juntos: “Cuando lo matan a Julio Troxler en septiembre del ’74; hablamos de ese mismo Julio sobreviviente de los basurales de José León Suárez, asesinado por un gobierno que se decía peronista; ‘Willy’ me vino a ver, consternado y me dice: ‘Mirá lo que pasó con Julio’. Y entonces salimos a pintar con aerosol. Fuimos los dos. ‘Willy’ vigilaba y yo pintaba. Y lo hicimos en el Colegio Normal. Escribimos: ‘Lo que no hizo la Fusiladora lo hicieron las Tres A traidoras’”. Anécdota graciosa: ese hermano que tenía, Alejandro, se fue a vivir con la novia, y sus padres no se lo perdonaron e impidieron que el resto de la familia fuese a ver a ese hijo “descarriado”. Guillermo Alberto, contestario y rebelde al fin, un día, lo fue a ver al departamento que la parejita tenía en Capital Federal. Fueron al cine y “Después de terminada la película, charlaron un rato largo y el momento parecía muy cómico, ya que ninguno de ellos decía a qué organización revolucionaria pertenecía. Alejandro recuerda el momento: Yo le dije que era ‘R’ y él me contestó: ‘Yo soy M’. Se abrazaron bien fuerte, sin más”.