Nació el 16 de septiembre de 1954 en el seno de una familia de clase media. Fue uno de los fundadores de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) en Lomas de Zamora; y pasó por el colegio Manuel Belgrano de Temperley, perteneciente a la Congregación de Hermanos del Sagrado Corazón. Era estudiante de 3er. año en la Facultad de Derecho de la UBA. Militante de Juventud Peronista, vivía en la calle Soler 902 de la localidad de Temperley, detrás (en esa época) del supermercado Canguro (actual Coto). Jorge Amarilla, su compañero de militancia lo define como “Un joven maravilloso, comprometido, que sentía un gran amor por el prójimo y lo demostraba. Por un tiempo breve, juntos participamos políticamente, hablando con la gente, en la capilla de San José, en Campoamor y Quesada (…) Junto a Alfredo compartimos anécdotas graciosas, otras terribles y dramáticas, porque todo respondía a un tiempo mágico. Para joderlo le decíamos el Füher, porque era flaquito, menudito, blanco, rubio (…) Era un pibe alegre, humilde, lleno de amor por la gente. En una oportunidad debíamos hacer un festival en una canchita para los chicos y no teníamos recursos y como aquella era una época de expropiación para repartir entre los más necesitados, decidimos hacer un trabajo en una juguetería. Teníamos que conseguir un vehículo, luego rescatar los juguetes de algún comercio y llevárselos a los pibes, sin lastimar a nadie. Salimos Freju, Alfredito y yo rumbo a Remedios de Escalada, vimos a un hombre que lavaba su auto, el cual nos pareció apropiado para llevar a cabo nuestros propósitos, pero el hombre comenzó a gritar. Nosotros no teníamos intención de hacerle daño, por lo tanto, nos replegamos. Como habíamos fracasado en la intentona, Alfredito rescató las joyas de su abuela, quien estaba en muy buena posición económica y yo tomé una amoladora y herramientas de mi taller… En ese entonces yo era mecánico de heladeras, porque nosotros vivíamos de nuestro trabajo y las operaciones que encarábamos eran políticas, de presencia en el territorio, o bien para beneficiar a un grupo de gente, nunca para satisfacer un interés personal. A esta altura, nosotros estábamos compenetrados en el proyecto Montonero de construir una patria socialista. Nosotros habíamos dejado de pertenecer a lo que era la J.P. para pasar a ser milicianos montoneros”. Una vez cuando las cosas se pusieron fuleras, pudieron zafar, según cuenta el mismo Jorge Amarilla: “Ocurrido el golpe en marzo del ’76, se llevaban a cabo operativos de rastrillajes en los barrios. Un anochecer del mes de abril, mientras dormíamos con un ojo abierto y otro cerrado, escucho ruidos, salgo a mirar que pasaba y veo a mitad de cuadra soldados avanzando con los fusiles en el pecho y tomando posición. Cercaron la casa donde estábamos Alfredito. El Flaco Felipe y yo. Entonces decidimos envolver las granadas, los libros y arrojarlos al pozo ciego, Agarramos una botella de Coca Cola, una de vino y un sifón de soda, dispuestos a cruzar el cerco. Los milicos nos pararon y nos preguntaron a donde íbamos. Nosotros nos hicimos los borrachos, y ahí nomás cruzamos un alambrado y salimos. Esa casa dejó de ser segura porque fue allanada y nos mudamos más al fondo de Budge…”. El 10 de marzo de 1977, a la una de la mañana, Pasquinelli fue secuestrado en un operativo realizado en la casa de su abuela, sita en el barrio de San Cristóbal (calle Urquiza 1183, 3ª C). Sabía los datos personales de Jorge Amarilla y otros compañeros, pero no habló en la tortura. Un árbol en su memoria está plantado en Avenida San Juan 1648. Obituario en su memoria en “Pagina 12” en 2012: “A 35 años de tu desaparición, Memoria, Verdad y Justicia. Tu familia, tus amigos y compañeros”. Por otro lado, “Fiorito tiene Memoria” es un baldosón vertical en homenaje a los “desaparecidos” de ese barrio proletario de Lomas de Zamora y fue ubicado en noviembre de 2015 entre los bustos de Perón y Evita ya existentes, en la estación del ferrocarril Belgrano Sur del lugar. Allí está su nombre para siempre en la memoria de su pueblo, gracias a los impulsores del homenaje: Antonio Jorge “Cubito” Amarilla y Domingo López sus compañeros de militancia en aquella época.