Roberto
Baschetti

Paz, Carlos

Este peronista y hombre de letras nació en Buenos Aires el 23 de marzo de 1940. Fue periodista y conferencista destacado. También historiador e investigador. (“Para hacer política de la historia y de la cultura no es necesario ocultar documentos, tener objetivos premeditados o aceptar la existencia de ‘enigmáticos meandros del subconsciente’ (…) Basta con el compromiso político-ideológico del investigador. No hace falta más. Para comprender como opera este mecanismo es preciso renunciar al fetichismo de la ‘objetividad científica’, que no es otra cosa que una postura política, y tomar en cuenta el funcionamiento del aparato cultural”). Militó en la Juventud Peronista y se sumó con entusiasmo y plena dedicación al “Luche y Vuelve” que depositó nuevamente a Perón en la Argentina en 1972. Fue en 1973 coautor del libro: “Eva Perón, peronismo para el socialismo”. Un año más tarde publica “Hernández y Fierro contra la oligarquía”. Con el retorno de la democracia en 1983 fue el editor de una publicación que para ese entonces fue muy importante como aglutinadora de mentes dispersas, pero que seguían creyendo pese a todo lo ocurrido en Argentina que el camino correcto pasaba por seguir apostado a lo nacional, popular y revolucionario; me refiero a la revista “Crear en el Pensamiento Nacional”. En el mismo sentido, es el redactor de los manifiestos “de la militancia peronista” que convocaban Avelino Fernández y Sebastián Borro (ver sus registros) durante el menemato. Fue secretario general de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) entre 1995 y 1998; para este año se presenta a elecciones y gana las mismas, pasando a desempeñarse como presidente de la SADE para el período 1998-2001, lapso en que dicha sociedad se abrió como nunca al gran público y donde fue posible, por ejemplo, homenajear a los escritores secuestrados-desaparecidos por la última dictadura militar; puedo dar fe de ello porque a mí personalmente me invitó para hablar sobre Francisco “Paco” Urondo. Claro que esta apertura democrática en un santuario de escritores que se caracterizó por mirarse su propio ombligo y estar siempre en la vereda opuesta a la del pueblo, iba a traerle problemas. Pero él no se amilanó. Un militar y escritor, Augusto Golletti Wilkinson indignado por la política que se llevaba adelante, renunció a la SADE y lo hizo a través de una carta pública que Carlos Paz contestó en el correo de lectores de un matutino porteño centenario, diciéndole entre otras cosas: “Lamento haber provocado su renuncia a la SADE, pero le agradezco su generoso ejemplo de intolerancia y dogmatismo. Porque me ha colocado fuera de su país. Y en esto tiene razón. Yo no quiero ni defiendo un país del privilegio, el autoritarismo y la muerte, con mayorías silenciadas y excluidas en beneficio de los pocos que lo aprovechan. Ese es su país. Un país de pulidores de estatuas, al que no le preocupa el hambre de sus compatriotas ni el saqueo de sus riquezas. Mi patria es otra. Y seguramente tendrá una historia diferente, que tampoco le gustará. Pero este ya es tema para otra carta”. (“La Nación”. 4-9-2000). Ana Lorenzo, su compañera de militancia y amiga, acota que “como muchísimos peronistas, militó activamente contra el menemismo y la traición a las luchas históricas populares. Convocados por Avelino Fernández y Sebastián Borro, símbolos de todas las resistencias (ver sus registros), un importante número de compañeros autodenominado ‘Militancia Peronista’ se expresa frente a cada entrega y cada acción contra los trabajadores. Carlos Paz era siempre el encargado de elaborar la redacción original de cada declaración que nunca mereció ni una coma de corrección por parte del conjunto. De su brillante pluma surgieron ciento de denuncias, análisis, advertencias y pronunciamientos”. Lamentablemente, dando un discurso con motivo del “Día del Escritor”, Paz, fallece de un ataque cardíaco el 13 de junio de 2001.