“Pelado”. “Pelado Carlos”. Nació el 9 de julio de 1941, en la localidad agraria de Rancagua, pequeña localidad situada en el partido de Pergamino, en la provincia de Buenos Aires. Su abuelo era peronista y su padre (Pedro) dirigente agrario y radical. La madre se llamaba María Elena Lincovich y era de origen yugoslavo. Compartió su vida sentimental durante toda la vida con su compañera de vida y militancia, Amor Avelina Amatti y tuvieron una hija (Amor Victoria “Amorcito” Perdía. Ver su registro). A los 15 años empezó su accionar político que nunca abandonaría, cuando estuvo al frente del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Pergamino. Licenciado en Derecho en la Universidad Católica Argentina; en tanto estudiaba allí organizó y presidió otro centro de estudiantes. En aquellos momentos defendía los postulados de la Democracia Cristiana. Trabajador bancario (en el Banco Nación) fundó una agrupación sindical de origen social-cristiano y fue parte de una legendaria huelga de los trabajadores bancarios en 1959, en defensa de derechos adquiridos y contra el gobierno entreguista de Frondizi que pretendía sacárselos. Con posterioridad –ya doctor en derecho- se radicó en la cuña boscosa santafesina y asumió la defensa de los hacheros, jornaleros y otros gremios de la zona que eran permanentemente explotados por la patronal (en Reconquista, zona norte y pobre de la provincia de Santa Fe y también en Villa Ana, Vera, Margarita, Las Toscas). Fue el impulsor casi solitario, pero con éxito, de la creación de la Gremial de Abogados y Abogadas. A partir de 1967 se sumó a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) para combatir a la dictadura militar de Onganía que había cerrado todo vestigio de democracia. Cuando esa fuerza guerrillera entró en una crisis interna y discusión nunca saldada que la paralizó, se sumó a Montoneros. De entonces son las operaciones militares que efectúan sobre un destacamento policial de Salta, la voladura de la casa de un ejecutivo del grupo multinacional Krupp, también en Salta (en la localidad de Durán), la expropiación del dinero depositado en el Banco del Norte en Tucumán, la toma y pintada de la Casa de Tucumán en vísperas de un 9 de Julio y la quema del Departamento de Trabajo en Salta, un organismo vacío que respondía a los intereses patronales. Perdía pasa luego a ser el máximo responsable de la Regional Rosario en Montoneros estando al frente de varias reivindicaciones propagandísticas armadas, tal como la voladura de las vías del ferrocarril un 17 de Octubre de 1972, durante la dictadura del general Lanusse. En esta organización política-militar llegó a ser el tercer comandante en el orden nacional de la misma en los convulsionados ‘70 y principios de los ’80, aunque otra fuente lo da como el segundo en importancia (ver más adelante). Para 1975 hace las veces de responsable político de la Conducción Nacional (CN) en lo relativo a las políticas que impulsaban las agrupaciones Partido Peronista Auténtico (PPA) y Movimiento Peronista Auténtico (MPA). Hasta noviembre de ese mismo año (1975) estuvo asentado en Córdoba como el resto de la CN y pocos saben que mantuvo varias reuniones con políticos como Oscar Alende y Raúl Alfonsín –entre otros- en la época en que continuaban las expectativas electorales. Con el advenimiento de la dictadura militar del genocida general Videla (marzo de 1976) es el único integrante de la CN que se queda en el país hasta febrero-marzo de 1977 cuando viaja al exterior; pero nunca abandonó la lucha lo que le valió por parte de un grupo de tareas del ejército argentino sufrir un intento de secuestro y asesinato en Lima, Perú, en junio de 1980. Un año antes, en 1979, ya era Secretario Político del Partido Montonero (PM) y Secretario Ejecutivo del Movimiento Peronista Montonero (MPM). Vuelta la democracia en nuestro país fue un referente de la agrupación Peronismo Revolucionario (PR) hasta su disolución posterior. Décadas después, se puso al frente de una nueva entidad que se denominó Organizaciones Libres del Pueblo (OLP). Además, trabajó nuevamente como abogado, y fue también fundador y docente de la Universidad de los Trabajadores que funcionaba en las instalaciones del IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentinas), una de las principales empresas recuperadas del país de vuelta en manos de sus operarios. Debe recordarse así mismo que también con el retorno de la democracia, el presidente Raúl Alfonsín (teoría de los dos demonios de por medio) ordenó enjuiciar a Roberto Cirilo Perdía y otros jefes guerrilleros, pero, fueron beneficiados con el indulto presidencial de Carlos Saúl Menem en octubre de 1989. En septiembre del 2003 el hoy extinto juez Claudio Bonadío ordenó la detención de Perdía y Vaca Narvaja por considerarlos nada menos que responsables de la muerte y desaparición de unos 15 militantes de su organización (Montoneros) que regresaron clandestinamente a nuestra patria en 1980 en el marco de una contraofensiva para acelerar la caída de la dictadura militar, pero fueron secuestrados y asesinados por miembros del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. Era una maniobra de este juez impresentable que urdió tal patraña con el fin de acusar del asesinato de aquellos Montoneros a su propia conducción. En tanto ambos dirigentes estuvieron encarcelados en el cuartel central de la Policía Montada sito en la avenida Figueroa Alcorta en Capital Federal, una cantidad importante de personas entre las que me incluyo, hicimos acto de presencia en el lugar para dar nuestra solidaridad a los dos militantes injustamente privados de su libertad y pudimos reconfortarlos en sus propias celdas. La medida de Bonadío fue apelada y un mes después la Cámara Federal anuló la decisión del magistrado, liberó a los dos dirigentes y apartó al juez Bonadío de la causa por impresentable. Roberto Cirilo Perdía escribió dos libros sobre su accionar en la militancia. En primer lugar “La otra historia. Testimonio de un jefe montonero” que vio la luz en 1997. Luego en 2013 publicó: “Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona”. Libros de imprescindible lectura si se quiere entender lo ocurrido en Argentina en aquellos años de plomo. Roberto Cirilo Perdía falleció el miércoles 20 de marzo de 2024 a la edad de 82 años. Con anterioridad estuvo internado en un hospital público del PAMI (la obra social de los jubilados) y fue cuando algunos compañeros le ofrecieron internarlo en un sanatorio carísimo y de élite, pero él se negó amablemente; jamás quiso privilegios de ninguna índole. Fallecido, recibió muestras de afecto y reconocimiento a su labor en vida a través de comunicados que se conocieron por las redes sociales (Mario Eduardo Firmenich, Movimiento Evita, el historiador Roberto Baschetti, Fernando Vaca Narvaja, Héctor Pardo, el “Polo” Martínez Agüero, Fernando Espeche, Araceli Ferreyra, Hugo “Cachorro” Godoy, María Mercedes Cabezas, la Gremial de Abogados y Abogadas de Argentina, Pablo Puebla, la Federación Anarquista Uruguaya, Organizaciones Libres del Pueblo Resistir y Luchar, Convocatoria Segunda Independencia, Estela Pereyra, entre tantos otros). Su cuerpo fue velado en la Federación Gráfica Bonaerense donde muchos compañeros de militancia se hicieron presentes para darle el último adiós. Allí pudo palpitarse un ambiente emotivo y cargado de simbolismos: se cantó la Marcha Peronista con el agregado de las estrofas montoneras y los dedos en V, después otra pieza musical incluida oportunamente en la “Cantata Montonera” de HuerqueMapu y por último una chacarera interpretada por su autor, Francisco Alvero (conocido como El Juglar de la Libertad), titulada: “Hasta siempre, Roberto, Comandante Montonero”; todo esto, teniendo como telón de fondo un lienzo blanco con letras negras de Montoneros y su escudo oval con la tacuara y el fusil, como en los ‘70. Al día siguiente los restos mortales del “Pelado” fueron cremados en el cementerio de la Chacarita, donde también se juntó mucha gente. Cierro esta reseña con algunas de las características personales que tenía Perdía según un informe confidencial que obraba en poder del Ejército, organismo que no ahorraba dinero ni infraestructura para cazarlo con vida. “Oficial Superior. Comandante. Es el número 2 de la CN y reconocido como tal en el Partido. Es el reemplazante natural de Firmenich en caso de caída de éste. Es el miembro de mayor nivel teórico y profundidad política que existe actualmente, tanto en la Conducción como en el conjunto del Partido. Es autor de muchos documentos políticos partidarios, o con una participación muy importante (…) Incorpora permanentemente a su análisis, ‘la cuestión nacional’ y es muy sensible a las ‘expresiones populares’. Por ejemplo, la política actual de reunificación peronista, la sostiene no solamente en sus aspectos coyunturales, sino que plantea que es fundamental, porque sin identidad política del pueblo no existe contraofensiva popular. Al mismo tiempo es sumamente celoso de la función del Partido y de impedir cualquier tipo de disolución (…) Es razonable y abierto para la discusión si se trata de una relación política; sabe escuchar y es autocritico. Desde un punto de vista individual es muy claro en sus convicciones (…) Irreductible, pero además se siente muy responsable de la sangre derramada en este proceso. Tiene gran capacidad de trabajo, es una ‘máquina’. Organizador nato; lleva estadísticas, gráficos, organigramas, etc. Es severamente exigente con los demás y consigo mismo. No se da respiro. No se permite el descanso o las vacaciones. En sus relaciones afectivas es estricto y riguroso. En sus hábitos de vida es muy austero. No gasta un peso más que la asignación que se le otorga”. En conocimiento de lo revelado y leído, agrego yo, qué duda cabe, un ejemplo de revolucionario.