Roberto
Baschetti

Petit, Germán Alberto

Peronista. Secretario General del Sindicato Swift de La Plata por elecciones celebradas el 17 de diciembre de 1958. Como bien explica Jorge Alessandro en su excelente libro investigativo que lleva por título “Peronismo Rebelde y Plan Conintes. El caso de la CGT Regional La Plata, Berisso y Ensenada”, caído el gobierno constitucional peronista en 1955 comenzó una resistencia activa del pueblo en general y la clase obrera en particular contra el sanguinario gobierno de Aramburu y Rojas. Tal grado de resistencia que incluyó hechos de violencia contra el aparato estatal, llevó a la detención y tortura de miles de peronistas que fueron juzgados por Tribunales Militares a través de procedimientos sumarios totalmente arbitrarios y sin garantía judicial alguna para los acusados. Alessandro se explaya: “Aquella reformulación de las hipótesis de guerra, confirió a los militares el rol de guardianes internos de la seguridad y consecuentemente el de custodios del modelo económico y social vigente, haciéndole cumplir a las Fuerzas Armadas una función de policía interna contra las ‘indocilidades populares’. En el desarrollo de esta nueva doctrina, lo que resulta plenamente novedoso es precisamente la más amplia intervención de las Fuerzas Armadas locales en tareas de represión interior”. El Plan Conintes fue dado a conocer el 13 de marzo de 1960, a través del decreto 2.628, por el presidente Frondizi, un truhan que subió a presidente con los votos del peronismo proscripto y luego entregó el país al Fondo Monetario Internacional. El compañero Petit como tantos otros sufrió vejámenes y torturas, a punto tal que, por las mismas, estuvo dos días en estado de coma. Práxedes Molina (Otro resistente. Empleado del Ministerio de Asuntos Agrarios platense, secretario administrativo de ATE y delegado gremial ante la CGT local) recordó: “El ‘Vasco’ Petit, el hombre más torturado de todos, lo masacraron, lo hicieron pedazos. Yo lo ví después en el Regimiento 7, estaba todo quemado, era como un cenicero de madera viejo donde habían apagado miles de puchos…”. Salvajada gorila en estado de naturaleza puede decirse. Odio visceral al Peronismo, también. El peor de todos los esbirros y verdugos era un tal Juan Soto, ex policía vuelto a la actividad por el Conintes; había sido boxeador, tenía nariz de tal (chata) y más de un metro noventa de altura. También recuerda a Petit, Pedro Coraza, obrero en el Swift: “Yo lo conocí jugando al fútbol en ‘Estrella de Berisso’, era back central. El ‘Vasco’ era un gran peronista, humilde, obrero de la sección embarque. Me acuerdo verlo bien arropado, con ese pañuelo medio cuadrillé que usaba. Fue delegado y después dirigente del gremio. Cuando él cae preso, nosotros los muchachos y otros, que militábamos todos en el peronismo, juntamos unos pesos para la señora y los pibes… vamos a visitarlos a la casa de la calle 162 entre 77 y 12. Cuando salió, estaba muy desmejorado. Esa noche no tenía ni para la yerba, y era secretario del gremio, y sin embargo no quiso recibir ni un mango”. Al quedar en libertad volvió a la lucha. El 1° de mayo de 1959, en conmemoración del Día del Trabajador, en un acto público organizado por la CGT Regional platense dijo: “No cejaremos hasta que tengamos en el país aquella justicia social que se vislumbrara en el año 1943 y se consolidó hasta 1955”. Luego de tildar a Frondizi de agente del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo acusó directamente de buscar “la dominación de los trabajadores por medio del hambre y la desocupación. En contra de ello lucharemos sin temor a las cárceles y fusilamientos”.