Fue militante de Juventud Peronista (JP). En 1976 fue secuestrado y torturado, sin embargo, consiguió liberarse de sus captores y tomó distancia de los mismos. Este fue el testimonio que brindó a 30 años del golpe militar a los alumnos de periodismo de TEA. “A mi me levantaron en un control automotor. Me encapucharon y me llevaron a un centro de detención clandestino. Se que me hicieron electroshock y además quedé con una bilepsia aguda. Una noche de tormenta me escapé. Caminé durante horas, hasta que llegué a una ruta. Un camionero me alcanzó hasta el cruce de Varela (en provincia de Buenos Aires) y de ahí me fui a mi casa. Cuando llegué, mi padre se emocionó muchísimo. Había estado enloquecido con mi detención. Le aclaré que debía bañarme e irme, porque iban a venir a buscarme. Pasé un tiempo escondido en los galpones de la Aduana. Luego, con un amigo, simulé un viaje a Entre Ríos y de allí crucé al Uruguay. Me quedé allá ocho meses, pero seguía siendo peligroso, así que de ahí me fui a Río de Janeiro. Soy un sobreviviente que vive con pena pensando en lo que fuimos algún día. Eramos una juventud emprendedora que creía en un futuro mejor”. Pasó el tiempo y Radiminski siguió fiel a su espíritu crítico. Ante un reportaje que le hicieron al acomodaticio diputado nacional Diego Bossio –enero 2018- donde trataba de justificar su distancia del kirchnerismo, Alejandro le escribió vía twitter: “Todos los peronistas queremos un partido único, pero los traidores como vos, no tienen lugar en mi Movimiento. Te rompías las manos aplaudiendo a Cristina, ganó Macri y nos traicionaste a todos. Andá, andáte a chuparle la pija a Mugricio…”. Clarito el hombre.