Dice su hijo Alejo Ramírez, quien desde 2011 es Secretario General de la Organización Iberoamericana de Juventud, un organismo intergubernamental para fomentar en la región las políticas a favor de los jóvenes: “Mi viejo desapareció en marzo de 1978. Yo tenía cuatro años. Nunca más supimos nada de él. Con el tiempo nos enteramos un poco más de lo que había sucedido. Era médico pediatra, neonatólogo, trabajaba en varios hospitales y clínicas. En sus ratos libres tenía un centro de atención para niños en un asentamiento en el sur del conurbano, en Lomas de Zamora. Mi viejo tenía un gran compromiso social, pero no tenía una militancia efectiva. Pero aceptó colaborar como médico con Montoneros si había algún herido de la organización. Lo interesante, es que le consulta a un amigo que tenía militancia, que había estado muy perseguido en la universidad, y éste le recomienda en diciembre del ’77 que no se metiera. De esto me entero no hace mucho tiempo. Y mi viejo le responde algo muy piola: ‘Yo tengo miedo de que el día de mañana mis hijos me pregunten qué hice durante la dictadura y yo les diga que no hice nada’. Aceptó el ofrecimiento y está desaparecido hasta hoy. Jamás recuperamos su cuerpo. Con mi hermano nos sacamos sangre y nos hicimos un estudio de ADN para cotejarlo con los restos encontrados por el Cuerpo de Antropología Forense. Fue muy movilizante para nosotros, pero no coincidieron”. Norberto Julio Ramírez fue secuestrado-desaparecido por la última dictadura cívico-militar que asolara nuestro país, el 16 de marzo de 1978, en Temperley, partido de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Tenía 35 años de edad. El Colectivo Barrios por Memoria y Justicia junto al sindicato de Trabajadores Municipales de Lomas de Zamora colocaron una baldosa –en la entrada del nuevo edificio municipal- en su memoria y por los demás trabajadores municipales de la zona, secuestrados, desaparecidos y asesinados.