Farmacéutico y Bioquímico. Militante originario de grupos nacionalistas, Razzetti adhirió con todo al nuevo movimiento surgido el 17 de octubre de 1945. Hombre no, Hombrazo de la Resistencia Peronista, luego de la caída de Perón en 1955. Fue preso durante la “Revolución Fusiladora” de Aramburu y Rojas. Lo cesantearon en todos los cargos públicos que había ganado por concurso; adujeron “incapacidad científica e inmoralidad política”; una cretinada más de los “primates devenidos a libertadores”. Cuando lo soltaron a principios de los ’60, con el peronismo proscripto, Razzetti fue uno de los cofundadores de San Cristóbal Seguros, al mismo tiempo que comenzó a brindar sus servicios profesionales como bioquímico a diferentes obras sociales de los sindicatos. También fue uno de los fundadores del Instituto Antirrábico de Rosario y de la Escuela “Luis Braille” para chicos ciegos. Era un tipo auténtico, leal, insobornable, romántico e idealista por donde se lo mirara. En los instantes más duros, en plena época dictatorial, cuando muchos estaban ocultos o haciendo buena letra, o pactando ventajas personales con el enemigo, Razzetti estaba dando la cara, en la calle, con los jóvenes, con los obreros, levantando la bandera de combate por el retorno de Perón y la recuperación de la Patria Justa, Libre y Soberana. Al asumir el presidente Cámpora el 25 de mayo de 1973, al Doctor Constantino Razzetti le devolvieron todos sus cargos y le quisieron pagar lo adeudado en materia de salarios y aportes a la obra social. Se negó, lo rechazó de pleno. Le parecía inmoral hacerle pagar a la ciudadanía una deuda generada por quienes usurparon el poder desde 1955. Cuando a fines de 1973 los sectores de derecha del Movimiento –disfrazados de “ortodoxos” como Osella Muñoz y Luis Rubeo del gremio de la Carne, nazi-fascista consumado- comenzaron los ataques a la Juventud Peronista, acusando a sus integrantes de zurdos y rojos, Constantino salió a enfrentarlos (y quizás con esa acción firmó su propia sentencia de muerte) al decir públicamente, que lo único de rojo que tenían esos muchachos eran su sangre valerosa, derramada generosamente por el regreso del Líder exiliado y la construcción de una sociedad más justa. Razzetti fue asesinado por la espalda en la madrugada del 14 de octubre de 1973, luego de participar de una cena del Justicialismo de la Zona Norte de Rosario, que celebraba la vuelta de Perón a la presidencia del país. Fue la primera víctima de un grupo precursor de la Triple A en esa ciudad. Inmediatamente de conocido el incalificable atentado que terminó con su vida, los funcionarios de la Facultad de Medicina decidieron imponer el nombre de “Constantino Razzetti” al Aula Magna y lo mismo ocurrió en la Escuela de Psicología y Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía de Rosario. Una multitud se congregó para despedir sus restos. Predominaban los sectores juveniles con cartelones y pancartas de las diversas agrupaciones que abrevaban en la Tendencia Revolucionaria del Peronismo. Los tres hijos del dirigente asesinado (dos mellizos de 22 años y uno de 18, todos militantes de Juventud Peronista) portaban el féretro ayudados por otros miembros de organizaciones peronistas. Alrededor de seis oradores hicieron uso de la palabra. Un dirigente de J.P. expresó entre otros conceptos: “… te asesinaron los defensores de la falsa ortodoxia, con el cuento de la depuración ideológica, a vos, que hace 30 años luchás por la causa del Justicialismo. Te asesinaron ellos, los aliados del Imperialismo”. Luego de la dictadura militar, con la vuelta de la democracia, el 16 de octubre de 2003, el Concejo Deliberante lo declaró ciudadano ilustre de la ciudad de Rosario. Y actualmente –en 2005- su hijo Carlos se presentó como querellante en los tribunales federales rosarinos para impulsar la reapertura de la causa del asesinato de su padre y dar con los culpables.