Roberto
Baschetti

Retamar, Ángel Norberto

Nació en Paraná, capital de Entre Ríos, en la fecha patria del 25 de mayo de 1936. Tenía 8 hermanos, productos del casamiento de sus padres, Luisa Burgos y Pedro Hermógenes Retamar. Luego la familia se trasladó a Pergamino (provincia de Buenos Aires) para recalar finalmente en el Partido de La Matanza, también provincia de Buenos Aires. Su casa cita en las calles Florencio Varela y Figueroa Alcorta de la ciudad de San Justo, donde creció y formó un hogar, sería también la misma vivienda donde velarían sus restos. Este compañero como toda su familia era peronista. Gracias a la política social llevada adelante desde el gobierno, por Juan Domingo Perón entre 1946 y 1955, lograron mejorar su situación económica, tener un trabajo estable y permanente, ahorrar para hacer una casita –mediante un esfuerzo descomunal- y vivir dignamente con el fruto de su trabajo. Retamar, el 7 de febrero de 1959 se casa con Herminda Roldán con quien tendrán una hijita de nombre Liliana, nacida en enero de 1960. Con anterioridad, en el año 1956, comienza a trabajar en la fábrica SIAM Electromecánica de San Justo en la sección “calderería”, allí se desempeñará laboralmente hasta su muerte. Siempre que podía se sumaba a las movilizaciones en defensa de sus derechos y acataba paros y huelgas con esa conciencia de clase que da ser parte de los trabajadores. Creía en la lucha colectiva y despreciaba a los “carneros”, sujetos que traicionaban las luchas obreras y se presentaban a trabajar cuando había paros. Tenía muy en claro que lo importante, lo esencial, eran sus compañeros “porque los jefes van y vienen, pero tus compañeros son los únicos que te van a ayudar cuando necesités algo”. En el marco de un Plan de Lucha organizado por la Confederación General del Trabajo (CGT) en octubre de 1965 (gobierno del radical Arturo Illia), los trabajadores se volcaron a las calles, reclamando el fin de la prohibición de la actividad política en los sindicatos y aumentos salariales entre otros reclamos. Ese 21 de octubre se había decretado paro y movilización hacia lugares estratégicos previamente dispuestos; en el caso que nos ocupa, el lugar de concentración era la Plaza de San Justo. Hubo una batahola generalizada donde se cruzaron gases lacrimógenos con piedras. Ante la violenta represión llevada a cabo por la policía provincial (Agrupación Guemes), un grupo de 5 manifestantes entre los que estaba Retamar comenzaron a correr para no ser apresados. Les dispararon cobardemente por la espalda con ráfagas de ametralladora. Ángel quedó herido de muerte, los disparon se alojaron en su cuerpo, entre el pulmón y el riñon. Su amigo, compañero de trabajo y delegado sindical en la SIAM, Amílcar Torres fue herido en una pierna por los mismos disparos y quedó con una discapacidad permanente de por vida; hubo un tercer herido que perdió un testículo y un cuarto herido (Alberto Rojas) que ya caído en el suelo e indefenso fue golpeado con saña en su cabeza por policías de la Guemes. El jefe de esta agrupación policial, comisario Acero, asumió personalmente la responsabilidad de la represión ante el abogado de la CGT (Rodolfo Ortega Peña). Pero ni él, ni el Jefe de la Policía bonaerense Comisario López Aguirre fueron molestados por el gobierno de Illia, en la persona de su gobernador provincial Anselmo Marini. ¡Aquí no ha pasado nada! cuando en realidad murieron tres manifestantes en diferentes episodios: Retamar, Mussy y Méndez. Ángel fue internado en la clínica de la UOM sita en la localidad de Avellaneda pero luego de ser intervenido quirúgicamente en varias oportunidades, fallece el 1° de noviembre de 1965. Cuenta su mujer, que antes de fallecer en su lecho hospitalario, le dice a su madre de visita: “Viejita quédate tranquila que cuando yo salga de acá nos vamos a ir a Puerta de Hierro a ver al General Perón”. Fallecido, la respuesta popular no se hizo esperar; como explica en su excelente trabajo de investigación, la Lic. Patricia Mónica Carballo: “Sus restos son velados en la casa paterna, la asistencia del público al mismo es multitudinaria. La conmoción que provoca su muerte es inmensa, se decreta por parte de la CGT un paro de 24 horas a nivel nacional. Los comercios de la zona cierran sus puertas y exhiben crespones en señal de luto, no se realizan casamientos y ningún tipo de actividad comercial. Su funeral es multitudinario y el repudio ante la represión se eleva sobre todo sentimiento. Cuando sus restos son trasladados al cementerio de San Justo se da una situación sorprendente: formaron un cordón en la calle y dentro de él, a pulso, llevaron el féretro hasta la Iglesia de San Justo Pastor donde el padre Marcon rezó un responso. Luego el ataúd siempre a pulso fue llevado hacia el cementerio para proceder a inhumar sus restos”. La CGT por su parte organiza un “funeral civil” a fines de noviembre y a los fallecidos se los nombra “Caídos por la Patria” y paga los gastos de sepelio. Sigue diciendo Carballo: “Es importante destacar que ante la propuesta de mantenerlas de por vida –a la madre y a la hija de Retamar- frente a esta desgracia sufrida y la posibilidad de ocupar el puesto de su marido en la fábrica SIAM, la señora Retamar elige dignamente la segunda propuesta porque era una mujer de trabajo. Cabe destacar que la UOM no solo se hizo cargo de los gastos del sepelio y del nicho del cementerio, sino también se hizo cargo de los estudios de Liliana que en ese momento comenzaba con su escolaridad. La UOM acompañó dicho trayecto hasta la culminación de su educación secundaria, como una forma de compensar la terrible pérdida del padre. Hay un hecho que se debe enfatizar en relación con la preocupación de la UOM, que trasciende los compromisos adquiridos con los deudos, ya que el primer Día de Reyes que Liliana pasó sin su papá, le regalaron la bicicleta que él le había prometido”. La señora Herminda Roldán de Retamar durante el transcurso de los acontecimientos recibió un telegrama enviado por Juan Domingo Perón, presentándole sus condolencias ante lo ocurrido. Pero no terminó ahí la tragedia para esta familia. En noviembre de 1978, en plena dictadura cívico-militar, una noche se presentan en su domicilio un grupo de militares uniformados a registrar la casa. Secuestran libros de la secundaria de Liliana de la materia ERSA (Estudio de la Realidad Social Argentina) y se llevan a madre e hija a la comisaría de San Justo. A la señora la indagan ¡sobre las actividades de su marido! fallecido 13 años antes. Ocurrió pienso, que estos tipos, se enteraron de una agrupación político-gremial de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) que llevaba el nombre de Mussy y Retamar, y de ahí el equívoco. A ambas las largaron al otro día, por la mañana temprana, vendadas en sus ojos, cerca de su domicilio. Tal fue el terror que sufrió esta mujer que lo primero que hizo cuando volvió a su hogar fue ir a buscar el telegrama de condolencia de Perón que tenía escondido, para deshacerse del mismo. Pero si la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia, como dice la canción. El Licenciado Pablo Reid ha propuesto en el éjido municipal, cambiar el nombre de las calles Ramón Falcón y Lartigau de la ciudad de Villa Luzuriaga, en toda su extensión, por los nombres de los mártires obreros Gabriel Mussy y Ángel Norberto Retamar respectivamente. Los dos primeros, fueron funcionarios policiales que en la primera década del siglo XX se caracterizaron por reprimir al movimiento obrero a través de arrestos, torturas y asesinatos. ¿Habrá justicia?