Roberto
Baschetti

Rey, Rodolfo Raúl

“Caña”, por su físico esmirriado, era el apelativo cariñoso para el montonero Rodolfo Raúl Rey, que, a pocos metros de la Iglesia de Lourdes, en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires, murió el 22 de noviembre de 1974, alrededor de la una y media de la tarde. Rey, de tan sólo 21 años, fue interceptado por cuatro policías que lo quisieron detener. Los enfrentó. Se encontraba de espaldas a un local de verdulería, semicubierto, ya que le disparaban tupido y él respondía como podía, con su pistola. De esa verdulería sale subrepticiamente empuñando un arma, un agente penitenciario franco de servicio, Carlos Rodríguez, vecino del lugar, quien a quemarropa dispara sobre la espalda de Rey, quien cae herido de muerte y luego es rematado en el suelo. El 11 de diciembre del mismo año, un pelotón de combate montonero dio muerte al agente penitenciario antes mencionado. Sus compañeros cuentan que el “Caña” estuvo en el “Operativo Dorrego” en la provincia de Buenos Aires (operativo conjunto de las FF.AA. y Juventud Peronista a favor de los inundados) y que era el responsable de unos compañeros que estaban descargando caños de fibrocemento de un camión. Y que en eso llega un oficial del Ejército y preguntó precisamente, quien era el responsable; y el “Caña” dijo: ‘Yo’. Entonces el oficial le preguntó porqué, si tenía esa jerarquía, estaba trabajando a la par del resto. El pibe le explicó que en la Juventud Peronista eran todos compañeros y que había un concepto distinto de lo que es la jerarquía, aunque a alguien se le diera mayores responsabilidades. Y al oficial no le quedó otra que ponerse a laburar para no ser menos, porque también estaban presentes en la conversación los soldados conscriptos, que ya habían empezado a comentar lo sucedido. En una carta que dejó a sus padres por si alguna vez le pasaba algo, como lamentablemente ocurrió, afirmaba: “…todo lo aprendí y lo mamé de ustedes dos, en la mesa de todos los días supe que era el peronismo, que era la injusticia y sobre todo que era la lucha y noté en las manos y en las puteadas del Viejo, que era la impotencia de un pueblo y una clase oprimida que necesita responder. De todo esto sinteticé que sólo había un camino, la lucha, y que sólo había un método; la lucha armada. A pesar de que los fierros nunca me gustaron y prefiero la guitarra o un lápiz para escribir algunas cosas; pero no había otra salida, y lo hicimos”. Rodolfo Raúl Rey militó siempre en el mismo barrio y era muy querido por la gente, una especie de referente obligado para solucionar los problemas de todos los días. Muy nacionalista, estaba sumamente orgulloso de mostrar la Estrella Federal que permanentemente lucía en la solapa del saco o en el cuello del gamulán. Su organización, post mortem, le entregó la condecoración “Al Héroe en Combate”. A principios del 2014, el Doctor en Historia Esteban Campos, presentó un trabajo académico, lo dio a conocer, titulado “Rodolfo Rey, peronista y montonero. La construcción de un héroe popular en los primeros números de la revista Evita Montonera”.