Nació en enero de 1939 en Zagreb, Yugoslavia. “Tomi” Ribaric era hijo de una pareja de inmigrantes croatas que llegó a nuestro país luego del fin de la Segunda Guerra Mundial. “Tomi” para entonces tenía 8 años. Desde joven se sumó a las filas del nacionalismo argentino a través de Tacuara (1959). Pero esta organización también sufriría los cimbronazos que recorrieron sin excepción al conjunto de organizaciones políticas argentinas luego de la caída de Perón en 1955. La incorporación de sectores de clase media baja y la afluencia de hijos de empleados y profesionales a la organización, convocados por la lucha antiimperialista, fusionaron el destino de estos militantes a los de una segunda generación de peronistas incorporados a la Resistencia, hijos de obreros que durante el gobierno de Perón habían conocido la justicia social. El proceso de conciencia nacional iniciado, culminó con la atomización de la Tacuara elitista primigenia y la conformación de una nueva, consustanciada de nacionalismo popular y peronismo combatiente, que se denominó Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT). Allí sumó su esfuerzo militante “Tomi”. Para 1962 podía vérselo dando apoyo a la lucha de los obreros y sus huelgas como así también a la candidatura del “Negro” Framini, para gobernador de Buenos Aires por el peronismo. Desde 1964 a 1971, “Tomi” debió suspender sus estudios de Medicina (fue uno de los fundadores del sindicato universitario en esa Facultad) y varios proyectos más, al ser detenido junto a otros compañeros del MNRT acusados de efectuar una “recuperación monetaria” para el auto abastecimiento de lo organización. Pasó 7 años en “cafuga”. Profundizó su compromiso político siempre dentro del peronismo e inclusive con otros compañeros firmó documentos y solicitadas desde la cárcel en apoyo a la guerra popular y contra las dictaduras militares de turno. Al recobrar su libertad se encontró con viejos camaradas que militaban ahora, en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y el Peronismo de Base (PB). Pidió su incorporación a las mismas: fue aceptado. Aplastada la lucha popular por el terrorismo de Estado, luego del ’76, optó por el exilio interno, terminó sus estudios de Medicina y vivió dignamente de su profesión hasta que la muerte lo alcanzó, por medio de una puta enfermedad, en abril de 2001. Hasta el día de hoy, repercute en mis oídos el diálogo que tuvo con el Juez que entendía en la causa, a raíz de aquella detención en el año 1964. Este le preguntó: “Dígame Ribaric, ¿usted se bajó antes del vehículo porque se arrepintió y no quiso participar de la segunda parte del delito?”. Posiblemente “Tomi” hubiese podido mentir para obtener más rápidamente su libertad; o reducir considerablemente la pena si respondía afirmativamente. Sin embargo, “Tomi” Ribaric, entregó una respuesta que seguía otra línea, la del compromiso con sus compañeros y su “orga”: “No, señor Juez. Yo me bajé del vehículo porque ya había cumplido mi parte y porque así lo había dispuesto la organización en la cual milito”.