“Fito”. Oscar Balestieri, amigo y compañero de militancia de Adolfo Rimedio, aporta sobre este: “Nacido en 1938, estudió el secundario en una escuela industrial e ingresó a la facultad de Arquitectura en 1959, obteniendo su título después de una década. En esa facultad lo conocí y nos sumamos en 1960 a los jóvenes peronistas de la universidad nucleados en ANDE (Agrupación Nacional de Estudiantes); eramos un pequeño grupo, no más de 40 ó 50 en toda la universidad y en Arquitectura al principio solo tres: Fito, Fermín y yo. Nos asumíamos como la cadena de transmisión de las ideas del pueblo peronista en la universidad. Ese comienzo está lleno de anécdotas y hechos muchas veces cómicos. Nuestra tarea era sumarnos a los acontecimientos de la política nacional: huelgas de la CGT, apoyos a conflictos sociales, muy poco que ver con la realidad universitaria. Estabamos muy conectados con los grupos de Juventud Peronista de entonces y actuábamos en conjunto en actos, marchas, etc. Al estar vigente el decreto ley 4161, toda mención al peronismo era ilegal, con represión, detenciones y muchas veces un poco de picana y golpes. En 1966, Fito cae preso en un acto que hacemos en el Obelisco un sábado a la noche. El mismo consistía en brindar apoyo al conflicto desatado en Tucumán con el cierre de los ingenios azucareros, con bombas de estruendo, volantes y también dejar fuego consumiéndose en la plaza del Obelisco. Fito que está a cargo, lo enciende, pero se prende las ropas y escapa todo chamuscado; lo reconoce la policía y pasa unos meses en Devoto. La CGT de los Argentinos con Ongaro, son un polo de atracción para la militancia joven peronista; allí Fito tiene una intensa participación. Paralelamente a partir de la dictadura de Onganía consideramos abierta la posibilidad de la lucha armada. Comenzamos con un pequeño grupo, a juntarnos y a buscar el camino. Taco Ralo fue un campanazo: los compañeros habían iniciado la lucha, buscamos el contacto con la FAP y al poco tiempo estábamos incorporados. Fito participa de las acciones de esos años, dejando la militancia de superficie. Pero luego, vivimos intensamente el proceso interno de las FAP con su lamentable discusión entre ‘iluminados’ y ‘oscuros’, que llevaron a la organización a su inacción y posterior dispersión. Salimos de las FAP y nos incorporamos a Montoneros, vivimos los intensos años ’72 y ’73, donde Fito es combatiente de la Columna Capital Sur. Luego de Ezeiza y con el giro político de la ‘orga’, nos parece volver a vivir la discusión de las FAP, sucede el asesinato de Rucci y las diferencias se agrandan. En marzo del ’74, rompemos con la ‘orga’, formamos la Lealtad, con numerosos compañeros, la mayoría de larga militancia peronista. Pero no había espacio político para nosotros; poco a poco se va disgregando ese grupo. La llegada del golpe militar nos encuentra aislados; sólo unidos por la amistad y la solidaridad entre compañeros. Pasamos los años duros del ‘Proceso’ en una suerte de exilio interior y a la vuelta de la democracia, volvemos a militar, sumándonos a la movilización para llevar a Luder a la presidencia. Luego de la derrota electoral, buscando el lugar donde rescatar las ideas sustantivas del peronismo, nos sumamos a la renovación. Hasta su deceso, en todos estos años, Fito, recibido de Arquitecto, trabaja con mayor o menor suerte como profesional, también para el Estado e inclusive como consejero por los graduados de la facultad”.